53. 60 días sin ti II

1K 105 4
                                    

Natalia

Día 3.

La vuelta al trabajo no es tan dura como esperaba. Tampoco hay mucho movimiento con el final del verano, pero sí mucho papeleo. Me río con mis compañeros de trabajo mientras charlamos de cosas banales. Es la primera semana que no sé nada de ti, pero no te pienso más de lo necesario.

Sé que necesitas tiempo y no tardaremos mucho en buscarnos porque siempre lo hacemos. Quiero que pienses y quieras estar conmigo porque no podemos estar la una sin la otra. Eso ya lo sabes. Estamos destinadas y en el fondo de mi corazón sé que volveremos a estar juntas. Eso es lo único que me da esperanzas para seguir.

Día 11.

Hoy estaba en el taller ayudando a mi tío y sin querer me he golpeado la cabeza con los bajos de un coche. Como cuando nos conocimos. El golpe no ha dolido tanto cuando te has cruzado por mi mente.

Espero que ya hayas encontrado mi camiseta en tu maleta. Te encanta dormir con esa camiseta y yo adoro que lo hagas. Era un pequeño regalo para que te acordases de mí.

Sonrío cuando pienso en ti. En nuestra historia. No me he permitido pensar mucho en ti estos días porque siento que cuando yo pienso en ti, tú también lo haces. Suena a locura. Lo sé. Pero quiero hacer las cosas bien. Sé que lo acabaremos solucionando. Quiero llamarte cada día. Preguntarte como estás, pero no es el momento.

Quiero hacer las cosas bien. Por ti. Por mí. Por nosotras.

Día 18.

Te he escrito una canción. Pero no una canción triste de esas que se escriben cuando sabes que lo has perdido todo. Me niego a pensar que te he perdido. Es una canción que habla de nosotras, de nuestro futuro. Habla de todas esas cosas que nos quedan por hacer. Estoy feliz con el resultado.

Pensar en ti me da pone contenta y solo de imaginar el momento en el que nos volvamos a ver, me pone más feliz aún.

Cuando la termino, lo primero que hago es coger el móvil para llamarte pero me contengo. Solo tengo que aguantar un poco más. Necesitas espacio. Quiero hacer las cosas bien.

Te echo de menos. No puedo evitarlo.

Día 24.

Ayer quedé con nuestros amigos y no estabas. Esperaba verte allí. Tenía planeado apartarte a un sitio alejado y que hablasemos. Aunque ambas sabemos que hubiéramos acabado discutiendo como siempre hacemos. Pero terminaríamos comiéndonos la boca en algún callejón oscuro. Con tus manos alrededor de mi cuello y las mías en tu cintura. Pero no estabas. Creo que ese fue el momento en el que supe que esta vez todo sería diferente. Por primera vez, tuve miedo de que lo nuestro se hubiese terminado de verdad.

Tengo que llamarte, pero no aún. Necesitas tiempo y yo te lo voy a dar.

Día 30.

Es uno de los primeros días que logro dormir más de 2 horas. Han vuelto a aparecer de nuevo las pesadillas que no me dejaban dormir. Esas que me perseguían todas las noches y tú lograste alejar con el simple hecho de dormir a mi lado.

Sin embargo, una música martillea mi cabeza mientras intento descansar. Al principio pienso que es otra pesadilla. Que esa música vendrá acompañada de imágenes de Alicia desangrándose en mi habitación adolescente. Así que me levanto sobresaltada y mi móvil sale disparado hacia la puerta. La música automáticamente se detiene y es ahí cuando entiendo que me estaban llamando.

¿Y si eras tú, Albi? La posibilidad de que fueses tú hace que me bombee el corazón con fuerza.

Como alma que lleva al diablo, me levanto de un salto de la cama. La pantalla está completamente rota y varias piezas del móvil están esparcidas por el suelo. Intento encenderlo, pero es imposible. Está roto. Tendré que comprarme otro.

Intento autoconvencerme de que no eras tú. Tú no me llamarías jamás. Las dos sabemos que eres demasiado orgullosa para hacerlo. Seguro que sería Iciar o Pablo.

No vuelvo a pegar ojo en toda la noche.

¿Y si eras tú, Albi?

Día 39.

Hoy he recibido mi nuevo móvil, después de estampar el antiguo contra la pared sin querer. Estos 9 días he estado preguntando a nuestros amigos si fueron ellos lo que me llamaron aquella noche, pero todos lo han negado. ¿Fuiste tú, Albi? ¿Me echas de menos tanto como yo a ti?

Sin más tiempo que perder, marco tu número de teléfono y aprieto el botón verde. Llevo tanto tiempo queriendo escuchar tu voz que la impaciencia me mata. Por fin se acabó la espera. Hablaremos, nos perdonaremos, nos besaremos y todo volverá a ser como antes.

Unos cuantos tonos más tarde, la llamada se corta. No me pienso dar por vencida tan pronto. Vuelvo a intentarlo, de nuevo, sin éxito. La tercera vez que vuelvo a llamarte el contestador de voz me indica que has apagado el móvil y comienzo a preocuparme.

Una llamada tras otra mi esperanza se va apagando cada vez más.

Alba, ¿me has olvidado?

Día 52.

Los días sin ti se están haciendo cuesta arriba. Antes tenía la certeza de que volveríamos a estar juntas y me aferraba a ese pensamiento para sobrellevar el día. Pero después de que no me devolvieses las llamadas, ya no lo tengo tan claro.

¿Y si es el final? ¿Y si no volvemos a vernos? ¿Y si no volvemos a querernos? ¿Y si no volvemos a estar juntas?

Estos días están siendo muy difíciles para mí. La esperanza de solucionar lo nuestro se está desvaneciendo a medida que pasan las horas. Noto como me voy hundiendo poco a poco en un pozo sin fondo. Ya no estoy feliz como días anteriores porque solo de pensar que te he perdido me duele en el alma.

¿Por qué no vienes? ¿Por qué no vuelves?

Día 60.

Supongo que es el fin. Ya no vas a volver y me mata solo de pensarlo. Me culpo. Me culpo por no haber luchado por ti cuando aún estaba a tiempo. Todas las noches, encerrada en mi habitación, miro nuestras fotos y recuerdo lo felices que fuimos.

Me duele.

Esto que siento me araña en el pecho luchando por salir. Imagino un millón de escenarios en los que el desenlace era salir contigo de la mano. Pude haber hecho más, pero soy experta en joderlo todo. Tuve mucha suerte encontrándote después de lo que pasó y en lo más profundo de mi ser sabía que la vida me iba a castigar por lo que hice. Me lo merezco.

Te echo tanto de menos que duele.

Sin embargo, estoy feliz por ti. Haberme olvidado es lo mejor que te podía pasar. He llegado a la conclusión de que he sido una persona muy egoísta cuando se ha tratado de ti. Te he querido tanto que era incapaz de ver el daño que te hacía. Supongo que es mejor así. Tú lejos de mí, aunque yo sufra por ti. Te deseo lo mejor.

Espero verte feliz, aunque sea sin mí.

Secretos InconfesablesWhere stories live. Discover now