38. Me debes un striptease

3.1K 180 2
                                    

Ladeo un poco la cabeza admirando el cuadro que tengo delante. Me llevo el final del pincel a la boca mientras lo observo con detenimiento. Llevo ya un par de horas desde que lo empecé y no puedo dejar de añadir detalles insignificantes, pero que le dan un toque muy especial. Me muevo por la habitación mirando las diferentes perspectivas y sonrió. Estoy bastante orgullosa de mi obra.

El sol ya se está escondiendo cuando me obligo a parar. Mi bata de trabajo está llena de colores por todas partes, alguna mancha de pintura está seca de trabajos anteriores. Me pongo un jersey y unos vaqueros limpios antes de cubrir el cuadro con una lona con cuidado de que no roce para que la pintura se seque sin imperfecciones. Cuando vuelva del viaje, lo echaré otro vistazo por si se me ocurren ideas nuevas.

- Hey - Saludo a María que está tumbada en el sofá viendo una serie que no reconozco en la televisión.

- Hey.

No hemos interactuado mucho más en los últimos días. Nuestra relación se ha enfriado bastante y eso me parte el corazón, pero sé que dentro de no mucho tiempo volveremos a estar como antes.

- ¿Tienes algún plan para esta noche?

- No, ¿y tú?

- Tampoco.

Silencio.

Varios mensajes de Natalia iluminan la pantalla de mi móvil. "En media hora vamos para allá, baby". Carraspeo intentando ocultar mi nerviosismo. Como esto no salga bien, voy a matar a Natalia.

- No me apetece nada cocinar... ¿Te parece que pidamos algo para cenar? - La rubia se encoge de hombros.

- Me da igual.

- ¿Chino?

- Vale.

- Invito yo. - Digo antes de coger mi móvil.

Finjo una llamada al restaurante lo mejor que puedo y agradezco que María no me esté prestando mucha atención. Al principio, cuando Natalia propuso todo este plan, me pareció una locura. Hacer una emboscada a María y Pablo justo en este momento no es para nada una buena idea. Pero no puedo evitar pensar en el día en que el María y Marta nos hicieron lo mismo a Natalia y a mí. Al final, arreglamos nuestras diferencias e incluso acabamos enrollándonos en el sofá. Es cierto que Pablo y la Mari tienen un temperamento mucho mayor que Natalia y yo, pero si el chico ha accedido a todo esto, es porque ve una mínima oportunidad. Tengo miedo por la reacción de María, pero espero que todo salga bien.

Ya sentada en el sillón, miro la puerta de reojo esperando a que suene el timbre, pero nada. Golpeo sin parar la pantalla del móvil con las uñas, nerviosa.

- Alba, para con el ruidito. - Asiento un par de veces y cuando siento que ya no puedo más con los nervios, me incorporo bruscamente del sillón asustando a mi amiga en el proceso.

- María, ¿tú me quieres? - La cara de mi compañera de piso es un cuadro.

- ¿Qué dices, tía?

- A ver, yo sé que ahora estamos enfadadas, pero yo te sigo queriendo un montón. Eres mi mejor amiga, enserio y yo... - Las palabras salen disparadas de mi boca a una velocidad abrumadora cuando me interrumpe.

- Reche, frena. - Cojo aire. - ¿Qué te pasa?

- ¿Tú me quieres?

- Claro que te quiero, pero no entiendo... - La corto.

- ¿Del 1 al 10, cuánto? - María suelta una risilla.

- Normalmente un 10, pero ahora que no te estoy entendiendo una mierda, un 3 y bajando... - Suelto una carcajada que es interrumpida por el sonido del timbre. Miro la puerta con terror y este se incrementa cuando compruebo que Natalia y Pablo están abajo.

Secretos InconfesablesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant