002| ¡Un error!

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[...]

Llegamos al colegio, Dayon estaba exhausto por todo el esfuerzo que hizo de camino pues ya íbamos un poco tarde, y los maestros eran muy estrictos con la puntualidad en sus clases.

Me bajé primero de la bicicleta, y mientras aproveché y caminé hasta la entrada para esperarlo allí, me quedaba embobada observando cómo se bajaba de la bicicleta. Esperándolo ya en la entrada del colegio, se acercó a mí y notó como yo lo seguía con la mirada en cada paso que él hacía,

—Vamos TN, sé que soy guapo, pero no es para tanto.dijo con un tono algo burlesco.

—Sigue soñando.—le respondí sarcástica, y ambos reímos.

Obvio que eres guapo Dayon.

(He aquí una foto de Dayon para que se lo imaginen mejor.)

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[...]

TN no era de muchos amigos, tenía compañeras de clase con las cuales se llevaba bien pero eran solo eso, compañeras de clase.

Ella se había mudado a Seúl a los once años, porque sus padres pudieron abrir un reconocido restaurante, algo que le favoreció mucho a la economía de la familia, haciendo que ella y sus padres se mudasen a Corea del Sur.

Dejando a sus amigos, costumbres, comida y todo que la caracterizaba en T/P a su corta edad.

Actualmente ella tiene 19 años, está por terminar la preparatoria y por graduarse para por fin cumplir sus sueños desde que se mudó y veía por televisión a todas esas chicas tan lindas cantar y bailar, ser una estrella del mundo del K-Pop.

Su colegio cuenta con clases de danza y de música para aquellos que les gustaría dedicarse a ese mundo, o si solamente lo disfrutan y ya.

[...]

Ambos íbamos de camino a nuestra clase de danza.

Fue en ese entonces cuando volví a ver al chico de antes, iba muy concentrado en su celular, se notaba que iba con prisa, así que solo lo observé unos segundos, él no fijó ni un segundo la vista en mí, pero no me importó y así como él, seguí caminando con cierta dificultad a mi respectiva clase.

[...]

Nuestro profesor siempre nos pedía a todos que al menos nos cambiáramos cinco minutos antes de que comience la clase por una ropa más cómoda y apta para poder bailar, ya estaba por sacar mi ropa de mi mochila cuando veo que llevo apuntes de música dentro de esta. Después de unos segundos, logré unir todo y mi mente explotó al saber que el chico pálido había tomado mi mochila.

Me levanté del piso del salón, y con algo de dificultad por el dolor en mi rodilla izquierda, caminé lentamente hacia la salida, no sin antes avisarle a Dayon que iría a arreglar un pequeño asunto rápido.

Y así me encaminé a cualquier salón de música en donde podría encontrarse el pálido.

[...]

Estaba ya llegando a mi clase de música, era lo único que me gustaba del colegio. Además de la clase de danza, que sólo me gustaba porque se relacionaba con la música, supongo.

Había llegado antes que todos al salón así que dejé mi mochila y fui al baño.

Al regresar, ya habían llegado tres personas de la clase que dedicaban su vida a hacerle difícil la existencia a los demás.

Noté que también había llegado el profesor, era algo viejo, agradable, el único que me caía bien en la clase.

Estaba por sacar mi folder en donde tenía un proyecto para la clase pero no veo la mochila, me giro para ver si me equivoqué de asiento y puedo ver a lo lejos a los  tres chicos husmeando lo que había dentro. Me levanté de mi asiento ya algo molesto, pues de verdad odio que tomen mis cosas sin permiso alguno.

—¿No les enseñaron en casita que lo ajeno no se toca?—les arrebaté mi mochila.

Llegando a mi asiento uno de ellos se levanta de su asiento y escuchó que camina hacia mi,

—¿Esto es tuyo?preguntó de manera burlona poniendo sobre mi mesa un par de toallas femeninas.

—No sabía que los hombres menstruaban.—cada palabra que salía de su boca sólo tenía el fin de burlarse de mí.

Después de hacer ese comentario, el par de sus amigos se rieron desde sus asientos.

En ese momento la sangre me comenzaba a hervir, y a la vez me desconcerté porque eso no era mío y no sabía de dónde lo habían sacado, así que lo tiré rápidamente a la basura, con algo de incomodidad, para evitar más problemas.

—¿No sabías que los hombres menstrúan también, o a caso eso tampoco te lo enseñaron en casa?—sabía que no entendería el nivel de sarcasmo y que lo haría entrar en duda.

—Los hombre no menstrúan. No me quieras hacer por imbécil.—se cruzó de brazos y arqueó su ceja izquierda.

—Bueno, entonces no me creas, pero cuando salga sangre de tu pito y manches tu pantalón, me reiré tan fuerte de ti que jamás olvidaras ese día.—

Se quedó sin palabras, sus amigos parecían empezar a preocuparse también, los imbéciles también se lo creyeron que se taparon su zona como si se les fuese a caer.

El profesor ni siquiera escuchó nuestra "discusión", estaba concentrado con un audífono puesto en el ordenador mientras esperaba al resto de la clase, hasta que dejó llevar su atención a los golpes de la puerta en la entrada del salón.

No me interesó quién era, así que continué y abrí mi mochila... había ropa de chica, y no tardé en darme cuenta que había tomado la mochila equivocada sin darme cuenta.

[...]

Estaba un poco ¿nerviosa?, tal vez porque sería la primera vez que iba a hablarle a otro chico que no fuera Dayon. No soy de esas personas que pueden hablar con total confianza a un desconocido.

Al tocar la puerta no tardó mucho en que la abrieran, el profesor de música me recibió con una bonita sonrisa, me dejó pasar, y antes que nada, obviamente, hice una pequeña reverencia,  entré algo nerviosa al salón devolviéndole la sonrisa al que parecía ser un agradable maestro.

[...]

Fin del Episodio 02

—m

Recuéstate sobre mi hombro || 𝒀𝒐𝒐𝒏𝒈𝒊 𝒚 𝑻𝑵  [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now