Catástrofe.

21.5K 3.1K 772
                                    

05 de Junio, 1986, 21:31 pm.

Severus sabía perfectamente que todo había comenzando cuando la escoba de práctica por parte de Black había llegado, pero no creía que el problema se extendiera de no querer entrar para almorzar sólo para seguir volando fuera. Ahora, sin embargo, todo había pasado de ser la pequeña discusión diaria a ser un verdadero problema, frente a Narcissa y Lucius, quienes parecían asombrados e incómodos, y Sirius, que no sabía realmente qué hacer consigo mismo.

Harry gritaba, con las lágrimas bajando por su rostro rojo y con una mueca de desagrado, ignorando las pequeñas súplicas de Draco y las miradas que recibía por parte de los invitados. Severus estaba frente a él, con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho, con Remus a un lado mirándolo un poco preocupado y enojado.

—Dejarás ahora mismo este berrinche, niño.— La voz de Severus había sonado baja y peligrosa.— Tú sabes perfectamente...

—¡Cállate!— Gritó Harry, adelantándose y empujando a Severus hacia atrás por el estómago.—¡No quiero oírte! ¡Tú eres malo!

—Harry, deberías calmarte ahora mismo si no quie...

—¡Tú también cállate!— Harry giró su rostro a Remus, aunque volvió a mirar a Severus rápidamente.—¡Los dos son malos! ¡No los quiero! ¡Son horribles!

Un colectivo "¡Harry!" se escuchó en la habitación, pero el único que no lo dijo fue Severus. El pocionista dio un paso hacia al frente antes de agacharse a la altura del lloroso y nervioso niño, que dio un paso hacia atrás creyendo que recibiría algún golpe, mas las manos del hombre se encontraban unidas fuertemente detrás de su espalda. El rostro de Severus estaba tenso mientras miraba fríamente a los ojos acuosos del niño.

—Te irás a tu habitación ahora mismo, y no saldrás a menos que yo así lo quiera. Muévete.

El rostro de Harry se arrugó en una mueca antes de gritar fuertemente, pisoteando. Se fue hacia el pasillo, con los puños cerrados a cada lado de su cuerpo y las lágrimas cayendo. Antes de desaparecer tras la puerta de su habitación, se volvió hacia Severus.

—¡Eres la peor persona del mundo! ¡Te odio!— Y luego cerró su puerta de un fuerte golpe, mientras Severus simplemente miraba sin demostrar nada.

Tanto Remus como sus invitados simplemente siguieron con la cena, hablando tensamente y enviando preocupadas miradas al silencioso pocionista, que no parecía querer terminar su comida.

00:41 am.

Severus observaba el techo de su habitación a oscuras desde su posición en la cama, con la mirada en blanco y su mente sin querer utilizar el merecido descanso.

¿A él qué demonios le importaba si ese chiquillo ingrato lo odiaba? Le gustase a ese mocoso o no, él era el idiota que lo cuidaría hasta su mayoría de edad. ¿Y qué si lo odiaba? Era quien lo alimentaba y cuidaba, y si el niño no apreciaba eso, pues que se joda.

Como si cuidar a ese niñato fuera algo que a Severus le gustara hacer. Por Merlín, simplemente lo hacía porque había prometido cuidar al niño, nada más. ¿Era el peor ser humano del universo? Posiblemente, pero era uno de palabra. Cuidaría al niño, le gustara o no, a él o a Harry.

De todas formas, su mente no podía dejar de preguntarse constantemente qué fue lo que hizo mal para lograr que el niño lo odiara. Él nunca lo golpeó, nunca le negó ninguna necesidad y tampoco lo ignoraba por completo. Él creía que le daba lo suficiente como para ser un niño feliz pero no mimado. ¿Hizo algo mal? Recuerda que jugaba con el niño cuando él lo pedía, o lo ayudaba en sus tareas, y hasta le permitía entrar en su laboratorio y ayudarlo a preparar pociones. ¿Había algo que no había visto o algo que haya decidido ignorar? No lo cree, pero todo era una posibilidad. Tal vez lo habría hecho sin ser consciente, pero definitivamente logró que el niño lo odiara por ello. Suspiró, colocando su brazo sobre sus ojos, sintiéndolos picar levemente.

La puerta de su habitación se abrió ligeramente, y antes de que lograra alcanzar su varita, algo chocó contra su costado derecho. Severus enfocó su vista hacia el revoltoso cabello de Harry, que lo abrazaba fuertemente por la cintura, mientras hablaba ahogadamente contra su camisa.

—¿Niño? ¿Qué estás diciendo?—Exigió, un poco confundido y con el ceño fruncido. Levantó con una mano el rostro de Harry, observando las lágrimas y los mocos que ensuciaban la cara del niño. Hizo una mueca de asco mientras invocaba un pañuelo y lo pasaba gentilmente por el rostro del niño.—¿Qué sucedió?

—Lo si-siento, Se-Sev.— La voz entrecortada y totalmente entristecida del niño lo desequilibró unos segundos.—N-no qui-quise decir lo-lo que dije.

Harry se subió a la cama comenzando a llorar nuevamente, y se metió bajo las sábanas, apoyando su rostro sobre el pecho de Sev. El pocionista suspiró, mientras con un brazo abrazaba al lloroso niño y con el otro se aseguraba que las sábanas cubrieran por completo el cuerpo del niño para que no pescara un resfriado. Acarició el cabello del mocoso, intentando calmarlo.

—Está bien, Harry. Todos decimos cosas cuando estamos enojados que realmente no queríamos decir.

Harry, ya más calmado, apoyó su mejilla izquierda sobre el pecho del pocionista y lo miró con duda.

—Yo no te odio Sev, yo te quiero mucho.— Harry frotó un puño sobre su ojo, tratando de secar las lágrimas. Severus le dio una suave sonrisa.

—Está bien, mocoso. Yo también te quiero.

—¿Mucho?

—Mucho.

—¿A pesar de que haya sido malo?— La baja y dudosa voz de Harry hizo que Severus apretara su brazo sobre él, en un gesto confortable.

—A pesar de que te hayas portado mal.— El pocionista observó la vergüenza en el rostro calmado del niño.—No has sido malo, mocoso, sólo has tenido un comportamiento para nada aceptable.

—Lo siento.

—Deberías disculparte con Luni también. A él también lo has desobedecido y gritado.

—Mañana, Sev.— Harry se movió ligeramente, abrazando el cuello de Severus con uno de su brazos mientras el otro se mantenía alrededor del abdomen del hombre. Suspiró mucho más calmado, sonriendo suavemente mientras escuchaba el suave golpeteo del corazón de su Sev contra su oído, adormeciéndolo.

—Ahora que lo recuerdo, no te he dado permiso para salir de tu habitación.— Escuchó la suave risa del niño y levantó una ceja.— No es una broma.

—Buenas noches, pa.

Por supuesto que no fue una noche de agradable sueño para el asustado pocionista.

Una Historia Diferente [Severitus]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ