Una Historia Diferente [Severitus]

El fatídico día.

Desde que se levantó esa mañana, Severus tenía una sensación incómoda recorriéndolo, y ni siquiera Remus habría podido calmarlo demasiado antes de que las responsabilidades de cada uno los separan. Había estado preocupado por Tom, había estado nervioso por las sospechas que los niños habían comenzando a tener con Moody, está incómodo porque siente que Sirius está demasiado alejado de la realidad como para entender que están sucediendo verdaderos problemas, está estresado porque Harry está entrenando cada vez más con Dumbledore.

En resumen, Severus podría morir en cualquier momento por la cantidad de emociones que está sintiendo últimamente.

Cuando la prueba comenzó, Severus había pensando que tal vez estaba demasiado paranoico, y tampoco sería la primera vez.

Viendo cómo Tom desaparecía dentro del laberinto, respiró hondo y se apoyó levemente en Remus, sentado a su lado. Remus lo miró y le sonrió levemente, juntando sus manos sobre el regazo de Severus.

—Ya termina— le dice, pero Severus no puede contestar antes que Lucius, sentado detrás de él, se levanta y le le llama la atención.

—Bagman me está llamando— dice, inclinándose entre él y Remus—. Cuida a Draco por mí.

Severus frunce el ceño.

—¿Sucede algo?

Lucius se encoge de hombros, su rostro en blanco a excepción de una leve sonrisa irónica que a Severus no le gusta. Se inquieta y aprieta la mano de Remus.

—No lo creo, pero prefiero aguantar a Bagman que— Lucius mira brevemente frente a ellos, donde Albus se sienta un par de asientos más adelante que ellos, comentándole a Minerva la vez que se perdió en el mundo mágico estadounidense—... a otros.

—¿Pero por qué dices lo de Draco?— insiste Severus, y los ojos de Lucius vuelven hacia él—. ¿Él está bien?

—Creo que Harry quiere intentar algo esta noche, Severus— Lucius lo mira significativamente, y gira la cabeza tan rápido que puede sentir que algo que no debería cruje.

Mira hacia donde los alumnos de Gryffindor se encuentran, no tan lejos de donde él mismo se encuentra, buscando a su hijo, sintiendo el pánico crecer cada vez que centra su atención y no encuentra a Harry, hasta que ve a Draco y, a su lado, sano y salvo, Harry. Harry parece aburrido mientras casi se acuesta sobre Draco, algo que Severus hubiera corregido en otro momento, pero ambos adolescentes parecen tranquilos mientras hablan, y Draco no parece nervioso en absoluto, lo que es en gran medida una señal para que se dé cuenta que, si Harry tenía algún movimiento suicida para esa noche, no lo sabía. Por lo tanto, Lucius no habría podido saberlo. Frunce el ceño, y aunque le cueste, desvía su vista de su hijo para volver a ver a Lucius.

Ya no está. Se encuentra con la mirada de Remus, que está serio. Parece que comienza a darse cuenta de algo, y Severus no quiere pensar en eso.

—Remus— llama suavemente. Remus le aprieta la mano, antes de desviar su vista por sobre el hombro de Severus, y sabe que está viendo a Harry. Se lo agradece. Severus no aparta la vista de Remus, no puede: si mira al resto de las personas, entrará en pánico, y si mira a Harry, lo tomaría y se irían del continente si fuera necesario—. Remus— repite—. Lucius...

—Creo que simplemente estamos todos preocupados— Remus parece querer sonar esperanzado, pero sus ojos están oscuros—. Y el hecho de que no podamos ver a Tom está haciendo que sintamos todo peor de lo que realmente es.

Tom. Severus respira hondo. Tom está en ese laberinto enfrentando peligros misteriosos, solo, y nadie puede verlo.

—¿Ves a Teddy?— pregunta suavemente. Sigue sin poder dejar de ver a Remus. Es lo único que lo está manteniendo a tierra.