Una Navidad entre Confesiones.

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24 de Diciembre, 1984, 19:41 pm.

—Niños, con cuidado.

Tanto Harry como Draco ignoraron por completo a Narcissa mientras corrían alrededor del salón con pequeñas figuras de personajes que a Severus no le interesaban demasiado, siempre y cuando no volaran hacia su cara. Narcissa negó con la cabeza con una pequeña sonrisa y se dirigió a sentarse a un lado de Lucius en el sofá, con un pequeño suspiro. En ese momento, Remus apareció cargando unas tazas de té para los cuatro adultos.

Severus cortó su charla con Lucius mientras tomaba la taza que Lupin le pasaba, asintiendo con la cabeza en agradecimiento.

—Narcissa, quisiera hacerte una consulta sobre los niños.— Remus sonrió tímidamente, aún sin saber a ciencia cierta si su presencia era bienvenida con los amigos de Severus. Narcissa lo miró atento.—Hay veces que realmente creo que está sobre-actuando, como con la comida o con ciertos juegos que puedan a llegar a invocar la magia accidental, y también sufre mucho con los cambios que suceden que marcan un antes y un después. Veo al tuyo bastante tranquilo y relajado, y quería saber cómo lo haces.

—¿Harry no se adecua al cambio?— La voz de Narcissa sonó preocupada mientras Severus miraba casi con odio a Remus, pues él nunca lo dijo eso nada a él, el maldito tutor del mocoso.

—Oh, no, él está perfecto.— Remus sonrió grande, viendo al niño correr cerca de ellos, seguido de Draco.— Hablaba de Severus.— Lucius escupió un poco de su té dentro su taza, mientras Severus ya no sabía qué hacer con su rostro. Narcissa rió libremente.

—Oh, Remus, créeme: no hay nada que calme la paranoia de Lucius.— Narcissa se acercó hacia Remus, casi confidencialmente, aunque pudo escucharse claramente por la habitación.— Él tardó casi cinco meses en entender que no iba a tirar a Draco si lo cargaba, y otros cinco en lograr cambiar él sólo los pañales sin colocarlos mal.

Lucius miraba a Narcissa totalmente avergonzando y sonrojándose levemente, escuchando las risas del lobo y su amada esposa, mientras Severus le dirigía una mirada totalmente divertida. Lucius lo miró, frunciendo los labios y el ceño.

—¿De qué te ríes? Por si no te acuerdas, tú fuiste el dramático que llegó a mi casa diciendo que Lupin te quitaría al niño por un tonto abrazo de cinco segundos.

Severus se vio altamente ofendido, aunque ahora quienes reían eran Lucius y Narcissa, mientras Lupin lo miraba con sorpresa y diversión.

—¿Por eso no fuiste a buscarlo cuando salió de la escuela?— Remus preguntó, con una sonrisa estupefacta.—¡Me estaba pidiendo que te cuide! ¡Severus!

Ahora quienes reían eran sus invitados adultos y su próximo ex-inquilino, mientras Severus decidió que observar el juguete de Merlín en miniatura era extremadamente interesante.

En la cena.

Mientras Severus terminaba de cortar la carne de Harry, el niño miró hacia su tío Lulu y sonrió grande, sonrisa que fue devuelta por el hombre.

—Y dime, Harry, ¿qué tal la escuela?

—¡Bien!— Narcissa rió bajo cuando el niño no dijo nada más y seguía mirando a su esposo. Lucius asintió, cortando su carne con fineza.— Sev se va a casar con tío Luni.

El cuchillo de Lucius resbaló, logrando que parte de su carne terminara sobre la mesa, mientras el hombre miraba a Severus como quien mira la cosa más rara del universo. Remus se sonrojó fuertemente mientras seguía concentrándose en su comida y Narcissa lo miraba a él y a Severus con sorpresa. Draco sonrió hacia Harry, y Severus sólo miraba a Lucius.

Draco habló entonces.

—Entonces Luni ser papá Luni.

El vaso frente a Lucius se rompió en muchos pedacitos, mientras él apretaba fuertemente su mandíbula. Severus carraspeó lentamente.

—¿Alguien quiere más ensalada?

Una Historia Diferente [Severitus]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ