Sueño y realidad

6.6K 405 74
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Esta ha sido sin duda, la noche más larga de mi vida.

Era incapaz de dormirme por más vueltas que diera en la cama y por más ovejitas que contase. ¿El motivo? Como no podía ser de otro modo, el hombre de la cama de al lado.

Por una parte estaba el hecho de que nunca había dormido fuera de mi casa, cuando digo nunca es nunca y para empeorarlo debía tocarme el arrogante de turno. Nunca se me dieron bien los desconocidos ni mucho menos confiar en alguien sin conocerle y ahora tenía que dormir en el mismo cuarto que un chico que no hacía más que tirarme indirectas muy directas para que acabase en su cama.

Además, esta no era la situación que esperaba al llegar a la universidad. Mi idea era la típica que puedes ver en una película o leer en un buen libro; compartir cuarto con una simpática y lista con la que encajaría a la perfección y nos volveríamos grandes amigas en lo que nos quedaba de vida. Que ingenua.

Mi cruda realidad era compartir habitación con un chico que estaba buenísimo y con el que era incapaz de pronunciar dos palabras sin que me hiciera mojar las bragas con una sonrisa. Y eso que solo había pasado el primer día.

Con ese pensamiento logré dormirme a las tantas de la noche.



La habitación se encontraba completamente a oscuras y tan sólo podía distinguir la figura de un hombre alumbrada por la luz de la luna. Él se encontraba de espaldas y aproveché ese momento para observar con detalle los músculos que componían su hermosa anatomía. De pronto se giró hacia mi y comenzó a avanzar en mi dirección casi como si fuera a cámara lenta. La sonrisa traviesa, juguetona y coqueta se dibujó en sus labios cuando llegó a mi cama.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté cuando lo vi cual animal salvaje arrastrándose por mi cama. No tuvo ninguna resistencia de mi parte cuando abrió mis piernas y se coló entre ellas y después colocó sus manos a cada lado de mi cabeza atrapándome de aquella manera. Parecía un león cazando a su presa.

No obtuve respuesta de su parte pero no fue necesario cuando de pronto estrelló su boca en la mía. De pronto la temperatura del lugar aumentó exponencial mente y sentí como el fuego invadía mi cuerpo. Su beso era duro, caliente y sensual, casi como si estuviera necesitando de mí, al igual que yo lo hacía de él, por lo que se lo seguí encantada. Su lengua se adentró en mi boca buscando hacer aun más íntima nuestra unión y entonces dejó caer sus caderas sobre mí. Fue ese instante en el que sentí como explotaba en mil pedazos al sentir la dureza entre sus piernas amoldarse entre las mías. No fui capaz de evitar gemir en ese momento y mi cuerpo trató de rozarse aun más con el suyo pero como este era el juego del cazador, él no dejó que sucediera. Quería que lo desease hasta no aguantar más y ambos sabíamos que iba a lograrlo.

Juegos salvajesWhere stories live. Discover now