Tentación constante

4.7K 300 47
                                    

Capítulo dedicado a Alexmar_Rojas4

—Podría acostumbrarme a este despertar —hablé con voz rasposa cuando vi a Cleo caminar desnuda y de puntillas por la habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Podría acostumbrarme a este despertar —hablé con voz rasposa cuando vi a Cleo caminar desnuda y de puntillas por la habitación.

—Que más quisieras —me contestó fiel a su manía de llevarme la contraria mientras cogía mi camiseta del suelo para ponérsela. — ¿Te importa?

—Claro que sí —contesté viendo casi a cámara lenta como se la ponía. —Te prefiero completamente desnuda durante todo el día —Una pequeña sonrisa asomó por la comisura de sus labios e ignorando lo que le había dicho se la terminó de poner.

—Sé muy bien que lo prefieres pero no quiero ser una tentación constante, eso tiene que ser terrible para los nervios.

—Eres una tentación constante estés vestida o no. El problema de la ropa es que me impide disfrutar de las vistas.

No supe muy bien si no me había escuchado o me estaba ignorando, pero la mueca de su rostro cambió nada más mirar la pantalla de su teléfono. En cuanto terminó de ver lo que fuera, lo bloqueó y lo lanzó a su cama.

— ¿Todo bien? —pregunté sin estar muy seguro de si esto se podía preguntar en nuestra extraña relación más bien no relación.

—Claro que sí, todo perfecto —me regaló una sonrisa sin embargo eso no consiguió convencerme —Tengo que ducharme e irme a clase.

—Vale.

Tras un par de minutos echado en la cama dándole vueltas a lo fría que se volvió la conversación de ambos, decidí prenderle fuego. Para ello me levanté con algo de prisa al oír como Cleo encendía el agua de la ducha y avancé con rapidez hacia el baño. Entré en el segundo exacto en el que se estaba quitando mi camiseta y la dejaba caer al suelo.

Avancé hacia ella con paso decidido y en cuanto estuve a pocos centímetros de ella la abracé por la cintura dejando pequeños besos en su cuello. El pequeño jadeo que escapó de su boca fue como fuego corriendo por mis venas.

— ¿Qué estás haciendo? —me preguntó siendo que eran más que obvias mis intenciones.

—Agradecerte el buen despertar que me has dado antes —deslicé una de mis manos a su sexo pasando las yemas de mis dedos por él. De nuevo, un jadeo de su parte hizo que me resultase imposible parar, o siquiera querer hacerlo.

Su piel sabía deliciosa, no me corté a la hora de besar, morder y lamer su cuello mientras que sus manos se enredaban en mi pelo tirando ligeramente de él. Entonces la hice girar entre mis brazos, deseaba ver sus ojos, el deseo que había en ellos y sobre todo esa expresión de placer que la hacía sentir. En cuanto estuvo cara a mí, mis dedos se adentraron un poquito más en su zona íntima, deteniéndose justo en la entrada de su sexo. Quería que me pidiera que la follase ahí mismo.

Juegos salvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora