Intenciones

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Los días fueron volando y con ellos las horas, los minutos y los segundos en los que me sentía más que incómoda con Lionel.

Desde aquella conversación no hemos vuelto a hablar, pero ya no del tema sentimientos, química y blablá, sino completamente. No nos hemos dirigido la palabra desde entonces. He de reconocer que puede que en parte sea culpa mía, ya que las veces que el parecía dispuesto a simplemente saludarme, con mi carácter vengativo y rencoroso le dedicaba la mirada de la muerte, una que dice ''Muérete, ya'', o esa era la intención.

Tras el cambio brusco hacia mi de Lionel esa noche, he tratado de no pensar demasiado en todas las palabras que me confesó y que descubrí que yo también sentía, aunque me resultó imposible dejarlo estar del todo. Aunque esto parezca de loca de manicomio, algunas veces he pasado tan cerca de su lado para hacer como que no rozamos por accidente y tratar de sentir esa chispa de nuevo, casi como si una pequeña parte de mi temiera que desaparezca. Y he de reconocer que todas las veces que nuestras pieles se han tocado, he sentido esa química.

Para mi desgracia, creo que mi compañero de cuarto se ha dado cuenta de mis intenciones, y aunque trata de evitarlo, lo he visto sonreír ligeramente alguna vez cuando he atacado con mi ''operación roce''.

El resto de la semana era de esperar; clases y estudio ¿Qué si no? Para eso se supone que había venido a la universidad. Sinceramente me costaba concentrarme, al tener la cabeza a mil por hora todo se me hacía cuesta arriba, pero nada que no pudiera solucionar con un poco más de presión.

Por suerte podía descansar de todo por un momento y tomarme un respiro, ya que había llegado el fin de semana y eso significaba que habría alguna fiesta interesante a la que ir, en la que divertirme y olvidarme de lo que sea que esté pasando en estos veinte metros cuadrados.

Fue entonces cuando caí en la cuenta de que había quedado con Pablo, para nuestra cita no cita, y recordé como lo estuve ignorando durante la semana ya que con tanta presión sobre mi misma, no encontraba el momento de hablar con él.


Yo:

Hola Pablo ¿Qué tal?

Siento no haberte hablado esta semana, he estado liada.

¿Sigue en pie nuestro plan de hoy?

Tecleé casi sin mirar el teclado cruzando los dedos para que así fuera. Realmente necesitaba desconectar y Pablo era increíble logrando eso.

Miré la pantalla de mi móvil y esta vez decidí no apartar los ojos hasta que me llegase su respuesta. Y en cuanto el mensaje apareció en mi pantalla no pude evitar esbozar una gran sonrisa.

Pablo:

Hola Cleo. Claro que sí, ¿Te paso a ver en una hora?

La fiesta que te dije está cerca de tu cuarto,

Juegos salvajesWhere stories live. Discover now