Haciendo arder el cielo

4.8K 340 61
                                    

Que rápido estaba pasando todo

Ουπς! Αυτή η εικόνα δεν ακολουθεί τους κανόνες περιεχομένου. Για να συνεχίσεις με την δημοσίευση, παρακαλώ αφαίρεσε την ή ανέβασε διαφορετική εικόνα.

Que rápido estaba pasando todo.

Desde el día en el que Lionel y yo solucionamos las cosas, el tiempo se esfumaba entre nuestros dedos. Habíamos tomado la decisión de ser simplemente nosotros mismos, confiar el uno en el otro y que ya se vería si algo tenía que pasar o no. Básicamente nos íbamos a dejar llevar. Pero con una pequeña condición que aun seguíamos negociando.

—Me gusta esto —dije señalándonos a los dos. Nos encontrábamos tumbados en su cama, con el portátil sobre su barriga mientras los créditos de la película aparecían en la pantalla.

—Y a mí. Todo parece más fácil cuando estamos en este cuarto. En cuanto salimos de aquí, cada uno por su lado, parece que somos dos completos desconocidos.

—Entonces ¿me estás diciendo que aceptas que nuestro ''algo'' tan solo pase en esta habitación? —pregunté emocionada por sentir como Lionel cedía por primera vez en lo que viene siendo este de semanas.

—No tan rápido, señorita, esas palabras no han salido de mi boca.

—Pero lo has dado a entender. No te hagas el difícil ahora.

—No me gusta ocultar las cosas y sobre todo las que me nacen de aquí dentro —se llevó mi mano a su pecho haciendo que pudiera sentir los lentos latidos de su corazón.

—Eso es lo que tú dices, porque bien que te llevo preguntando lo del tatuaje de tu brazo y aun no me has dicho ni mu —traté de pincharlo pero lo que conseguí es que la mueca de su rostro cambiase completamente. No es que no pudiera vivir sin saber de lo que se trataba pero si la curiosidad picaba cada vez más. —Está bien, ¡eh! mírame —le dije llevando mi mano a su barbilla haciendo que sus ojos se posasen en los míos, —tan solo quería molestarte.

—En sí ya eres una gran molestia —me contestó esbozando una pequeña sonrisa, —pero creo que podría acostumbrarme —prosiguió cerrando el ordenador y dejándolo en el suelo. En cuanto lo logró, pude ver el brillo travieso en sus ojos y supe que vendría a continuación. En cuestión de unos segundos se cuerpo se encontraba sobre el mío, aplastándome pero haciéndome sentir reconfortada por su contacto. Sus ojos seguían puestos en los míos y a pesar de la distancia que había entre nuestros rostros, no le fue difícil sellar su boca con la mía casi sin que me diera cuenta. Una de sus rodillas consiguió abrir mis piernas sin la menor resistencia de mi parte y mientras, su mano libre comenzó a acariciar mi cintura haciendo que la temperatura subiera de inmediato. Le permití el acceso a mi boca, dejando que nuestras lenguas se den la bienvenida por enésima vez en lo que va de día. Mis manos no pensaban quedarse atrás y rodee su cuello con mis brazos para impedirle huir de mí. Sabía que no era necesario apresarle con mis manos ya que ninguno de los dos pretendía escapar.

—Así que soy una molestia ¿no? —pregunté susurrándole en la boca en cuanto sentí la necesidad de aire en mis pulmones —Quizás debería levantarme e irme para no seguir molestándote —seguí jugando con él lamiéndole con lentitud el labio inferior y separándome justo antes de que consiguiese besarme. Un gruñido de su parte era todo lo que necesitaba.

Juegos salvajesΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα