Capitulo 14

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Los ojos del chico se abrieron enormes a la vez que se separaba de golpe del pecho de Hector y un grito escapaba de sus labios. El mayor lo miro sorprendido por aquella reacción, no era lo que esperaba, pero...¡el niño, Miguel lo veía! sin mas tomo al chamaco del brazo halándolo hacia su pecho en un abrazo fuerte, completamente lleno de emociones. Noto como el cuerpo del pequeño se tensaba en el abrazo, mas no le dio tanta importancia. Lo que venia añorando hace varios días e incluso semanas por fin sucedía. Lo que mas deseaba estaba entre sus brazos. Miguel, su chamaco estaba ahí, entre sus brazos y lo mas importante, lo veía.

No podía pedir nada mas. Por poco y lo pierde, pero el destino no tenia preparado que la luz de Miguel se extinga por completo. Y aun si era necesario, iba a luchar por aquel niño que sostenía en sus brazos sin intenciones de querer dejarle ir. Temía que todo fuera una simple ilusión, una jugarreta de su cabeza y que cuando menos se lo esperase Miguel ya no estuviera.

No podía permitir que su niño corriera mas peligro. Una vez mas Hector había experimentado el terror de pensar que perdía a Miguel sin poder hacer nada. Las lágrimas cayeron de sus ojos, tomando de la nuca a Miguel y atrayéndolo mas, de forma que el chamaco colocara su mentón en el hombro del esqueleto.

—¿H...hector...?—El niño había comenzado a temblar ligeramente.

Lo que extraño esa dulce voz diciendo su nombre de aquella forma tan especial. Por mas que las lágrimas cayeran de los ojos de Hector, una sonrisa se formo en sus labios. Una alegría invadía cada centímetro de su cuerpo, que hasta podía jurar que le daría un beso en los labios a Miguel en forma de expresar su felicidad. ¿Hace cuanto tiempo no se sentía así?

Apretó con mas fuerza el pequeño cuerpo del menor, consiguiendo un quejido de dolor. Se lamento enseguida por eso, olvidaba que el chamaco necesitaba descansar y se encontraba muy débil. Se sentó sobre la cama, haciendo que Miguel se sentara en su regazo, con las piernas rodeándolo. Hector miro a los ojos a su pequeño, su expresión reflejaba un montón de sentimientos.

—¿Hector?—Los ojos de Miguel se humedecieron. Y sin esperarselo, abrazo por el cuello al mayor, sollozando.—¡P...papa he...hector!—El mayor sonrió tristemente, sin soltar a Miguel, recibiendo con gusto aquel abrazo.

—Sssh, tranquilo...—Susurro cerca de su oído, acariciando el cabello del menor.

—T...te...¡te extrañe ta...tanto!—Exclamó aferrándose del cuello de Hector. Este simplemente sonrió sin decir nada, también lo extrañaba.

Oh, dios...

Extrañaba tanto sentirlo pegado a el como un pequeño asustado, temblando y sollozando por estar con el, otra vez. Se sentía mal por saber que Miguel sufría por querer estar con el. Ahora se daba cuenta todo lo que significaba el menor para el. Era su familia. Su mundo entero giraba entorno al chamaco que se negaba a separarse. Una pequeña risa broto de los labios del esqueleto, y es que...¡espero tanto por ese día!

Por primera vez en mucho Hector reía con autentica alegría sin prestar atención a la mirada confundida y llorosa de Miguel. Y como si recordara algo, la expresión de Hector se volvió seria. Tomo sin mucha delicadeza a Miguel de la barbilla, obligándole a verle a los ojos. El pequeño musico se sentía intimidado por la mirada que estaba recibiendo de su tatarabuelo.

—Miguel...¡¿como carajos se te ocurre saltar a un puto pozo?!

El menor ante tal grito enfadado del mayor se sobresalto, y escondió su rostro en el cuello de Hector sin dejar de temblar asustado.

Al darse cuenta de que asusto al pequeño chamaco pronto se sintió arrepentido, pero, el chamaco tenia que entender que lo que hizo estaba mal, muy mal. ¿No pensó en como se sentirían si algo le llegara a ocurrir? ¿tan egoísta era para saltar sin mas, dispuesto a terminar con su vida?

El tenia que hacer entrar en razón a Miguel, sino...¿quien lo haría si el no lo hacia?

La respuesta era mas que clara.

Nadie.

—¿No responderás, Miguel?—Su voz sonó seria. Podía sentir en su nuca las lágrimas del niño.

Luego de unos minutos el menor se separo un poco para así ver mejor a Hector, Era obvio que el chico estaba avergonzado por su comportamiento. Miguel no se atrevía a mirar a los ojos de su tatarabuelo. ¿Y hector?

Hector estaba serio, soportando las ganas de tomar a Miguel y gritarle en la cara un montón de cosas de las cuales mas tarde se arrepentiría de verdad. Tomo lo que mas pensó que seria lo correcto.

Se levanto de la cama con el niño en brazos hasta sentarse al borde de esta y sin quitar sus ojos de los asustados del menor, fruncio el ceño.

—Quitate los pantalones y colocate sobre mis rodillas.

Mas que una petición sonó a una orden que hizo temblar a Miguel. El mas chico miro con temor a Hector y nego con la cabeza mientras intentaba pararse, fue tomado del brazo con algo de fuerza. Si pensaba que se iba a librar tan fácil, estaba muy equivocado. La expresión de Hector nunca la había visto, era seria y sus ojos estaban oscurecidos.

—No seas testaduro, y haz caso, chamaco.—Murmuro molesto, forcejeando con el menor.

—N...no.—Se quejo removiéndose incómodo.—M...me las...lástimas, papa he...hector.

En un rápido movimiento, hector dejo a Miguel en la cama, y comenzó a forcejar con las manos del pequeño para quitarle los pantalones.

—Miguel, mientras mas tardes, mas duro sera el castigo.—Gruño entre dientes, al fin pudiendo sacarle los pantalones al menos.

—¿Cas...castigo?—Pregunto con miedo. No le hacia gracia escuchar aquello y al mayor menos.

No quería tener que aplicar aquel castigo sobre el pequeño músico. Pero así aprendería. Tomo en brazos a Miguel, ignorando las quejas que emitía el pequeño y lo dejo sobre sus piernas. En un rápido movimiento le saco la ropa interior, dejando expuesto su trasero. Coloco una mano sobre la cabeza de Miguel obligándole a que se quedara quieto, y con la otra mano acaricio el trasero del menor causándole un escalofrío por el tacto frío de la mano de Hector.

—¿Q...que haces...?—Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Hector. Pobre, Miguel...—¿Hector?

Un pequeño grito escapo de los labios de Miguel a la vez que la mano de hector impactaba contra su sensible trasero, causándole un cosquilleo. Sin embargo eso no terminaba ahí. Los ojos del chamaco se pusieron llorosos con las mejillas sonrojadas, esta vez no era por la fiebre. Otra nalgada mas fuerte que la anterior resonó en la habitación haciendo gritar a Miguel y causando que pequeñas lágrimas se deslicen por sus mejillas. Y a esa nalgada, le siguió otra mas fuerte. causando pequeños jadeos y gritos en el menor. Algo que aunque Hector no admitiera en voz alta le gustaba oír.

—D...Duele mu...mucho.—Jadeo, sintiendo otra nalgada, y aferrándose con fuerzas a las sabanas de la cama.

Una fuerte nalgada incluso mas fuerte que las anteriores impacto contra el culo de Miguel causando que un grito acompañado de un gemido escapara de sus labios y haciendo que Hector se detuviera.

¿Le había parecido oír un...gemido?

—¿Papa hector?—Pregunto en un susurro con la respiración acelerada, los ojos semi cerrados y su frente y mejillas acompañados con algo de sudor.

—Creo...creo que ya aprendiste la lección...

Fue todo lo que dijo Hector, mirando a otro lado que no fuera el pequeño que llevaba sobre sus rodillas. Tal vez no fue del todo bueno darle ese castigo al chico.

¿Por que su cabeza comenzaba a darle tantas vueltas a diferentes tipos de situaciones?

Quizás, al final el que estaba por caer verdaderamente enfermo seria...

Hector...

Holaaa, si se preguntan que hay con este capitulo tan raro, es porque bueno, queria darles algo no tan tristes a mis lectores :3

¿Lo disfrutaron?

Pd: Cosas peores vendrán 7w7

Pd2: Preparen sus pañuelitos y el clorox :'0

Recuérdame [Riveracest]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon