Capítulo 29

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Ya no había marcha atrás...

Con cuidado aparto unos pequeños mechones de cabello que cubrían los párpados del menor, mientras sus ojos se detenían en el rostro relajado del chico. Ya ni se acordaba que no debería estar en ese lugar. Lo único que cruzaba su cabeza, era la necesidad de volver a unir sus labios con los de Miguel.

Todo cobraba sentido. Su deseo de hacer hasta lo imposible para ver al niño, incluso si eso incluía pasar el puente de flores, o enfrentarse a su propia família.

Aunque eso significará...

Enfrentarse a Imelda.

"Tenía razón, ella lo sabía..."

Sin darse cuenta había aceptado lo que estaba sintiendo. Se había rendido ante lo que sentía. Se rindió ante aquél chamaco que dormía en aquélla cama sin siquiera ser consciente de que estaba siendo nuevamente besado por su tatarabuelo. 

Era sólo un simple contacto de labios. Un sencillo e inocente beso.

Un pequeño beso que lograba que el control y la poca moral que poseía Héctor se desvaneciera con los pocos segundos que sus labios permanecían unidos.

La mano del esqueleto acariciaba con dulzura la mejilla del pequeño músico, sintiendo cómo se movía ligeramente con el ceño levemente fruncido. En un pequeño descuido de Héctor, éste se acercó demasiado a Miguel, causando que el menor entre sueños le tomará de la mano que permanecía en su mejilla.

Héctor se quedó en su misma posición, con el pecho a centímetros de tocar el de Miguel. Con sumo cuidado de no despertarle se comenzó alejar de su rostro, sintiendo el calor en sus labios.

—Mira lo que me has echo, Miguelito.—Susurró en un tono suave con una pequeña sonrisa, observando el rostro del chamaco.

Para su mayor sorpresa y preocupación fue cuando el menor comenzó abrir lentamente los ojos, y qué aquéllos ojos se quedarán sobre los suyos, mirándole confundido.

-

¿Estaba soñando otra vez?

Tenía que ser un sueño...otra vez el mismo suelo que venía teniendo ya hace un año. Siempre se preguntaba lo mismo, ¿Cuándo superaría que el mayor no sentía lo mismo que el?

No se iba a morir por un amor no correspondido. Sólo era un niño que no sabía nada del amor, al menos eso era lo que el pensaba. Una pequeña sonrisa triste se deslizó por sus labios extrañamente calentitos.

Entonces...

"Fue todo un sueño."

Y sí era un sueño...¿Entonces por qué no...?

Estiró su pequeña mano a la 'mejilla' del esqueleto quién aún no salía de su sorpresa inicial. Sus rostros seguían igual de cerca que antes, que incluso podían sentir la respiración del otro.

—Papá Héctor...—Río, acariciando la mejilla de su tatarabuelo. La mano del pequeño estaba tibia.—Te quiero mucho...

Pequeñas lágrimas caían de sus ojos, sin atreverse a desviar la mirada del rostro sorprendido del mayor. Un sonrojo se apodo de las mejillas del menor a la vez que su mano se iba a alejando del esqueleto.

Sin embargo para sorpresa de Miguel su muñeca fue tomada rápidamente por aquél hombre que está vez le sonreía, y en sus ojos mostraba algo que nunca había visto. Su mano fue nuevamente puesta en la mejilla de su tatarabuelo.

Estaba sorprendido. En sus sueños nunca podía tocar a Héctor. Siempre era el mismo sueño con la diferencia que Héctor nunca sonreía y más bien le miraba con desprecio.

Recuérdame [Riveracest]Where stories live. Discover now