Capitulo 28

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Se estaba impacientando al no ver reaccionar a su querido nieto, por un segundo pensó que se le había muerto del espanto. Ni que fuera tan feo. Hector se regaño mentalmente por comenzar con sus bromas en esos momentos donde mas necesitaba pensar con seriedad. Sin esfuerzo alguno tomo en brazos el cuerpo inconsciente de su tataranieto, para llevarlo y depositarlo con extraña delicadeza en la cama. Una sonrisa amenazaba con abandonar los labios del esqueleto al observar el rostro dormido del menor.

No tenia ni la mas pálida idea de que rayos hacia en el cuarto del pequeño, pues lo ultimo que recordaba era un horrible dolor recorrerle todos los huesos junto aquel resplandor dorado envolverlo. Debía admitir que por un segundo tuvo terror, temía que estuviese siendo olvidado una vez mas. Por suerte ese no fue el problema. Mas bien había otro problema.

¿Que hacia ahí el?

Por ahora lo que más le importaba a Hector era el pequeño musico. Se acerco un poco más a la cama hasta sentarse a su lado con cuidado de no despertarlo. Prefería verle descansar en silencio a tener que soportar las preguntas del menor. Además se veía muy tierno dormido.

Intento reprimir la sonrisa que quiso sacar, pero no pudo resistirlo. Llevó una mano al rostro del niño, acariciando la mejilla de este con mucha delicadeza y cuidado de no despertarle. Pronto aparto su mano de la suave piel de Miguel al recordar las palabras de su amada esposa.

Era el momento de dejar de ser un cobarde y decirlo, aprovechando que el chico estaba dormido. Tomó una profunda respiración antes de volver a mirar a Miguel con seriedad.

—Miguel, tu...

Lo iba a decir, le iba a demostrar a Imelda que se equivocaba. Que el nunca amaría a un niño, y mucho menos a Miguel. No estaba tan mal de la cabeza para gustarle un chamaco y que para peor era su familia. A la cuenta de diez lo haría, le diría a un niño dormido que no tenia sentimientos hacia el. Estaba confiado.

Sus ojos recorrieron el rostro del menor, siguiendo de sus ojos cerrados, hasta por debajo de su nariz y deteniéndose en los labios de este.

Aún recordaba la suavidad y los dulces que sabían a pesar de no haber sido un verdadero beso.

1...

Le gustaba la personalidad del pequeño, siempre dispuesto a todo, a perseguir sus sueños.

2...

Nunca olvidaría cuando lo salvo del olvido y todas las cosas hermosas que hizo por el.

3...

Sus ojos eran preciosos. Le agradaba cuando aquellos ojos marrones adquirían aquél brillo especial.

4...

Su voz, sin duda alguna era la más hermosa que había escuchado alguna vez en su vida y en muerte.

5...

Le gustaba oír su vocecita gritando 'papá hector', lo encontraba muy tierno, y algo más que no podía definir.

6...

Amaba tocar y cantar a su lado. Era un momento especial cuando sus voces se mezclaban.

7...

Había sentido la furia recorrer cada uno de sus huesos al ver a Ernesto tocar el cuerpo de Miguel. Ver con sus ojos como otra persona tocaba a su antojo al pequeño.

8...

Le gustaba cada abrazo y sonrisa que el menor le daba.

9...

Sentía una necesidad abrumadora de querer estar con el chamaco a cada minuto, segundo o hora.

10...

El...el amaba todo de ese chamaco...

Un suspiro brusco abandono la boca del esqueleto, mientras sus ojos se abrían grandes y se queda viendo al dormido menor en un estado de shock.

No...

No le podía estar pasando eso...

El tenia que decirlo, creer en sus propias palabras con seguridad y ¡listo!

Era fácil, solo debía tener confianza en si mismo.

Su mirada volvió a recorrer el cuerpo completo del niño, sin pensar trago saliva.

—Tu...Miguel, no...escucha yo...—Sus nervios no le permitían hablar sin la necesidad de comenzar a tartamudear.

No debía ser tan difícil.

"Vamos, hector. solo dile; no me gustas"

Intentaba darse confianza el mismo forzando una pequeña sonrisa arrogante. El podía, era bueno en esas cosas. ¿A cuantas había rechazado en vida?

¡Bien, a nadie! lo admitía. El que fue rechazado muchas veces fue el pobre hector.

—Bien, escucha. Que bien que estés dormido y no puedas escuchar lo que te voy a decir. Esto ya es demasiado difícil para mi, chamaco.

Sus palabras fueron susurradas con un deje de tristeza en cada palabra que salia de su boca. Solo debía decir aquello y problema solucionado, y tal vez luego se fijaría como regresar a casa.

Sin miedo...

Volvió a juntar aire para luego dejarlo escapar con un largo suspiro frustrado. Ya sabia la verdad, al menos eso es lo que pensaba.

Observo al menor removerse en la cama asustando al mayor. Para suerte de hector, Miguel seguía bien dormido sin saber lo que estaba ocurriendo. El chamaco estaba dormido y el seguía dudando de si mismo. ¿Por que no podía? ¿por que al ver el rostro de Miguel no podía decirle aquellas palabras que sabia debía decir?

Ya ni sabia como mirar a su nieto. Tal vez no se podía engañar a el mismo. Pero...

Si al corazón. Claro un corazón que ni tenia. Y que tampoco le hacia falta. El destino no debería importarle a Hector. No sabia como ser el mismo sin el pequeño a su lado sonriendole. Tal vez se estaba equivocando con su decisión o tal vez no, no lo sabia. Se armo de valor antes de acariciar la mjilla del menor con una mirada que reflejaba todo el cariño que guardaba para el menor. Le hubiera querido abrazar, pero no quería despertar al niño.

Observo sin quitar aquella expresión de tristeza de su rostro a Miguel sin saber como explicar lo que le hacia sentir. Una pequeña sonrisa se deslizo por sus labios.

Una sonrisa triste, mientras acercaba su rostro al del menor, y quedaba a centímetros del chamaco, sintiendo la suave respiración de Miguel mezclarse con la suya. Estaba cometiendo un gran error. Un gran y dulce error. Un error que seguramente cometería mil veces más si era necesario.

La muerte le había enseñado a Hector que Miguel siempre iba estar primero, ya no le importaba la distancia, el le quería y sabia que en algún momento, el pequeño estaría con el, y que estaba dispuesto a esperarle.

—Me gustas, chamaco.

Fue el suave susurro que abandono sus labios antes de que Hector acortara la distancia y sus labios acariciaran los de Miguel, en un tierno y pequeño beso.



Holaaaa :D aquí les traigo este cap que quedo algo raro.

No tenia para nada pensado esto. Agradezcan que el capitulo original se me borro y no me quedo de otra que escribir esto ;-;

"Nunca confundas los sentimientos con la razón"

Recuérdame [Riveracest]Where stories live. Discover now