51. Adaptándose

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La mañana era preciosa en Noif, las chicas desayunaron antes de continuar moviendo objetos. Tenían el mismo plan que la vez pasada, comenzaron a guardar las cosas en los cuartos contiguos, tardaron toda la mañana y llegó el medio día. Decidieron terminar antes de limpiar para poder comprar, además de la comida, muebles nuevos con los niros que le dio Blodin a Nereida.

Las cuatro no paraban de barrer, sacudir y llevar varias cosas a la bodega. Se comenzaba a hacer muy tarde y no pudieron terminar, así que fueron al pueblo para comprar unos cuantos ingredientes, comerían lo mismo que el día anterior. Después de comer levantaron varias lámparas muy hermosas, todo tenía detrás una gran historia, dejaron impecables las vasijas, cajitas de plata que tenían collares muy bellos, todo era tan especial, pero debía irse para darle paso a las cosas de Nereida. Estaría viviendo ahí, por lo menos dos años, hasta que se graduase, ya que ni en sueños tendría dinero suficiente para comprar esa preciosa casa.

Para cuando llegó la noche, las chicas ya tenían todo limpio, sólo quedaron los sillones, la cama, el baño y la cocina. Se fueron a dormir exhaustas, tenían que recargar energía para el siguiente día de redecoración.

En cuanto se levantaron tomaron algo ligero y se dispusieron a barrer la hermosa terraza, era lo último que les faltaba. Estaba llena de hojas y de pequeñas ramas que caían de un árbol cercano, cuando terminaron, metieron la sala y la cama en la bodega y se fueron directamente hacia el pueblo.

Vieron distintas tiendas, los muebles eran bastante variados. Nereida recorría todas una y otra vez buscando el toque que quería; encontró una preciosa cama blanca hecha de madera, tenía grabados de rosas en toda la cabecera. La muchacha la compró por doce mil niros, quería que la llevaran hasta su casa, pero le dijeron que su dirección no estaba registrada en el servicio postal y, por lo tanto, tampoco en el servicio de entregas; así que pidió la dirección y caminó junto a sus amigas hacia un lugar enorme que tenía escrito: "Oficina de registros oficiales". 

Al entrar, admiraron una mesa en donde se encontraba la recepcionista, del lado derecho había un cuarto en donde estaban acomodadas unas sillas pegadas a las cuatro paredes. El lugar tenía muchas personas esperando, las muchachas se acercaron a la mujer de la entrada.

—Buenas tardes, señorita, me acabo de mudar y necesito registrar mi domicilio —explicó Nereida con sus amigas detrás.

—Buenas tardes, ese procedimiento es uno de los más sencillos. Necesito que llene esta forma y me la traiga, le daremos el certificado de registro, ¿usted es la propietaria de la casa? —preguntó la empleada dándole la hoja.

—Temporalmente, sí —respondió la muchacha y se puso a llenar la solicitud.

—Se le cobran doscientos niros por registro —pidió la señora y la muchacha le extendió los niros correspondientes—. A partir de la próxima semana se le comenzarán a cobrar impuestos.

—De acuerdo, aquí tiene —dijo Nereida extendiéndole la solicitud llena.

—Esta dirección ya la teníamos registrada a nombre de... Dulce Blodin, ¿desea tramitar la reactivación? Como nueva propietaria puede reactivar la dirección a nombre del antiguo propietario o activar un nuevo registro a su nombre. Si es reactivación se le cobran cuatro mil niros, si es activación no tiene costo extra pero requiero del certificado oficial de compra de la propiedad —explicó la empleada sin despegar los ojos de otros documentos.

—No tengo el certificado, pero, es mucho cuatro mil niros. Tendré que comprar muebles más baratos —reclamó la muchacha.

—Cuando una propiedad pasa más de cuatro meses sin pagar impuestos se le cobra esta cantidad para reactivar el registro, si se hereda o regala una propiedad y no dispone de un certificado de compra, puede compensarse trayendo el registro de nacimiento de usted, en este caso, y una carta del propietario de la casa —dijo la empleada mirando cómo Nereida comenzaba a contar los cuatro mil niros.

—No tengo ni la menor idea de quién tenga o dónde esté mi registro de nacimiento, mi situación familiar es... Complicada, aquí tiene los cuatro mil.

—Muy bien, señorita, mañana puede recoger su certificado. Estará dada de alta en el servicio postal, el de entregas y el registro de impuestos —concluyó la mujer comenzando a doblar la solicitud de la chica para enviarla a otro lugar.

—Mientras tanto, ¿no me podrán entregar nada? —preguntó Nereida y la empleada negó con la cabeza.

Las muchachas salieron del establecimiento. Decidieron comprar todo ese día para que al siguiente, después de ir por el certificado, pudieran entregárselo a Nereida. 

Pasaron a la tienda en donde compraron la cama para pedir que la entregaran hasta el próximo día, lo mismo hicieron con una preciosa sala que vieron, constituida por tres sillones para dos personas, hecho en Kánoa, según la vendedora; la parte acojinada era crema con bordados dorados y el resto era de caoba, tenía una mesita de centro del mismo material que el sillón, compró todo el conjunto en veinte mil niros. 

Pasaron por una hermosa tienda en donde encontraron un comedor hecho de madera y tallado de los costados, tenía cuatro sillas a juego, todas muy hermosas, ese comedor valía diez mil niros. Compró también en ese lugar dos mesas de noche, unas alacenas y un tocador con espejo, que sumaron dos mil cuatrocientos más mil niros de la instalación de las mismas.

Fue a una tienda de antigüedades para encontrar mejores precios, ya sólo le sobraban cuatrocientos niros. La tienda era muy accesible, pudo comprar una vajilla sencilla en veinte niros; un par de cuadros y relojes para decorar la casa en cuarenta niros; leña para la chimenea en diez niros; juegos de cojines, cobijas, sábanas y cortinas en cincuenta; pintura y herramientas, para restaurar la mesa de la terraza en cien niros y un curioso artefacto llamado "frizi" que era una alacena que tenía unas flores invernales en cada esquina, las cuales enfriaban la comida para conservarla, ese valía otros cien niros.

Las primeras dos tiendas le cobraron cincuenta por la entrega, sus amigas tuvieron que prestarle diez niros a la chica para completar su pago, la tienda de antigüedades les obsequió unas cajas para que se llevaran todo lo que habían comprado.

El transporte de Noif era el "ioster", así que caminaron exhaustas hacia el mismo. Ya era de noche cuando ascendieron a las enormes carretas techadas jaladas por caballos sencillos. El transporte era muy lento, casi no había personas porque ya era muy tarde, pasaron por el palacio del rey Hibresto, las puertas estaban abiertas, los niños entraban y salían al igual que las personas que querían estar un rato en los jardines o en cualquier otra parte del palacio.

El ioster llegó al frente de la casa de Nereida, que al parecer sí estaba bastante retirada, pues eran las últimas pasajeras. Tuvieron que pagar tres niros cada una por el viaje, los cuales pagaron las amigas de la chica, de nuevo. 

Cuando por fin llegaron, durmieron en el suelo, ya que, al pensar que los muebles llegarían aquel día, ya habían guardado todo. 

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-Sweethazelnut.

Imperia: Corazón de Esmeralda  | Primer libro ✨Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz