11. Solicitud al Coralli

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A la mañana siguiente, Esmeralda y Kimiosea enviaron lo requerido: los niros necesarios para la inscripción, la solicitud y una carta de presentación. Así pasaron tres semanas, las amigas esperaron pacientemente la respuesta. Se encontraban regresando de su recolección de cerezas cuando vieron a Mim frente a su casa.

—¿Mamá? —preguntó Esmeralda—. Pensé que estarías en el taller.

—Ya sé, pedí permiso para que abriéramos las cartas juntas —dijo Mim sonriente.

—¿Ya llegaron? —Kimiosea abrió más los ojos.

—¡Sí! Fui a tu casa y charlé con tu madre, acordamos que estaba bien que las leyeran aquí—. Mim abrió la casa.

Sobre la mesa estaban dos sobres sellados, Esmeralda y Kimiosea se aproximaron para tomar los que traían escritos sus respectivos nombres. Esmeralda abrió el sobre lentamente y sacó una hoja con letras doradas manuscritas.

Solicitante Esmeralda Daar:

Nos encontramos complacidos por su solicitud, después de un exhaustivo análisis, concluimos que sus cualidades encajan con nuestro perfil estudiantil. Por lo tanto, le hemos otorgado una beca completa, como fue solicitado.

Le damos la bienvenida. La esperaremos dentro de cinco días en la región de Cristaló, Imperia.

Mis felicitaciones y cordiales saludos.

Atte. Derié Donur, directora del Coralli.

Esmeralda guardó de nuevo la hoja, se quedó un momento perpleja, sin habla; miró a Kimiosea, ella también guardó su hoja. Se quedaron así un momento, sin decir una palabra.

—¿Qué decía? —dijo impaciente Mim, las chicas seguían sin habla, hasta que por fin rompieron el silencio.

—Lo hice... Entré. —Esmeralda sonrió mientras lo decía—. ¡Lo hice! —Las miradas se giraron hacia Kimiosea.

—¡Yo igual!

Un estallido de felicidad llegó a la casa Daar. Rieron, se abrazaron, se felicitaron, y fueron tan dichosas como su corazón se los permitía, aquel fue el día más extraordinario que había vivido Esmeralda, hasta ahora.

Cristaló se encontraba al otro lado de Imperia, así que las chicas debían partir al amanecer para poder llegar en la fecha establecida. La noche se les hizo eterna. Cuando por fin amanecía, Esmeralda se preparó, tomó algo de ropa, se arregló sus negros rizos enmarañados y partió hasta el centro de Lizonia acompañada por su madre.

El medio de transporte de Lizonia eran los cidros, parecidos a un vagón de tren pero mucho más pequeños, transportaban hasta diez pasajeros y estaban divididos por cubículos de dos personas. Los cidros eran impulsados por aves gigantescas que volaban a altura baja y que eran sujetadas a la parte frontal y a la parte posterior, lo que hacía que el cidro se alzara apenas unos centímetros del suelo. En el centro se encontraban Kimiosea y su madre, una señora regordeta y rubia que mantenía una postura severa y prepotente.

Esmeralda alcanzó a su amiga y la saludó. Ésta traía una túnica color violeta, su cabello largo y rubio lo llevaba suelto y un poco despeinado, como siempre; además, cargaba su equipaje con sus dos manos.

Las madres casi no hablaron, se saludaron muy formalmente y posteriormente se despidieron de sus hijas. Mim abrazó prolongadamente a Esmeralda. ¡Cómo iba a extrañar a su única hija!, pero todo fuese para que ella pudiera ser feliz. Kimiosea y Esmeralda subieron al cidro y se sentaron juntas en un cubículo, se despidieron de sus madres desde la ventana y cuando las aves comenzaron a mover sus alas Mim soltó lágrimas de emoción, allá iba su Esmeralda, y con ella, millones de recuerdos.

 Kimiosea y Esmeralda subieron al cidro y se sentaron juntas en un cubículo, se despidieron de sus madres desde la ventana y cuando las aves comenzaron a mover sus alas Mim soltó lágrimas de emoción, allá iba su Esmeralda, y con ella, millones de ...

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-Sweethazelnut.

Imperia: Corazón de Esmeralda  | Primer libro ✨Where stories live. Discover now