38. El regalo de Naudur

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Otra semana pasó, Nereida esperó pacientemente que la clase del profesor Blodin llegara, cuando eso sucedió la chica esperó a que todas las alumnas salieran cuando la clase terminó.

—¿Qué pasó con su hermana? —preguntó la chica y el profesor cerró los ojos un poco.

—La hija del barón de Ífniga. Tu madre desapareció cuando el hombre quería llevarte a su castillo, ¿no se te hace sospechoso?

—¿Cómo sabe que mi padre quería llevarme?

—Fue noticia, el hombre consiguió a su heredera, pero quería criarte con una mujer de la realeza y no con tu madre.

—Sé que es sospechoso, lo sé de sobra... Lo odio, se deshizo de mi madre por su codicia.

—Mi hermana, era tutora de unos niños en el palacio. Todos la querían, pero al parecer vio algo que no debió haber visto. No alcanzó a decirme qué, pero unos meses después la acusaron de robo y la mandaron a la horca... Fue tan injusto —relató el profesor Blodin con furia.

—¿Qué quiere de mí? —preguntó impaciente Nereida.

—Nada, solamente... Pensé que sabrías algo malo sobre él.

—Sé que el hombre mató a mi madre porque la corte le pedía una heredera. Le dije que lo delataría y me mandó aquí.

—Eres confiable, si fueras y les dijeras, creerían en ti. Someterían a juicio al hombre...

—No lo haré.

—¿Por qué? —gritó el profesor Blodin desesperado.

—Me quedaría sin un lugar para vivir. Le quitan el título a él y yo me quedaría sin nada, sin Coralli principalmente. No me emocionaba antes, pero ahora tengo amigas, tengo cosas importantes... Aquí soy importante —contestó la muchacha y se levantó para caminar hacia la puerta—. No cuente conmigo.

El hombre se quedó perplejo, quería que Nereida le ayudara, pero por un lado tenía razón, si lo delataba la chica se quedaría huérfana, sin dinero, sin una educación, era una decisión muy difícil.

Siguiendo la rutina de Dimitri, las chicas decidieron tomar una de las dos horas de comida para montar a sus caballos. Kimiosea, por otra parte, decidió mejor salir a pasear con Naudur. 

Las chicas se encontraban en la caballeriza, listas para salir a dar un paseo, prepararon a sus caballos y se fueron muy alegres, Esmeralda sabía que era la ocasión perfecta para decirle a Shinzo lo de la cita.

—Oigan, creo que Situani quiere descansar un momento —inventó Esmeralda deteniéndose, Shinzo y Nereida detuvieron a Firos y a Damina al mismo tiempo—. Qué lindo es el pueblo de Cristaló, ¿no les pareció?

—Sí, es muy bonito —contestó Shinzo.

—Es como... Perfecto para una cita, ¿no? —insinuó la muchacha sonriente—. Nereida... ¿por qué no sales con Iniesto este fin de semana?

—¡Sí! —contestó de inmediato su emocionada amiga—. Podríamos pasear por todo el lugar y...

—No, yo conozco un sitio... Se llama «Shésimu» —interrumpió Esmeralda—. Una romántica cafetería.

—Claro, de acuerdo. Cualquier lugar es perfecto con él, pero... ¿y si me quedo muda? —preguntó asustada Nereida.

—No te preocupes, para eso irá Shinzo. ¿Cierto, amiga? —dijo Esmeralda nerviosa.

—Haré mal tercio —protestó la chica.

—Irá Dimitri.

—Olvídalo —contestó Shinzo mirando hacia otro lado.

—¡Por favor, Shinzo! No sabré qué decir —pidió Nereida.

—¿Y por qué no va Kimiosea?

—Vamos Shinzo, también puede ir ella, pero sería su primera cita, no seas mala.

—¿Y por qué no vas tú?

—Iré a conseguir empleo.

—Bien... Iré pero será la única vez, ¿me entienden? —dijo Shinzo y las demás asintieron.

—Creo que Situani descansó suficiente —rió Esmeralda y continuaron avanzando con sus corceles.

En ese momento Kimiosea se encontraba con Naudur, ya llevaban bastante tiempo yendo a pasear juntos, platicando y conociéndose mucho más. El chico llevó a Kimiosea a conocer el lugar en donde practicaba sus actos. Había aros de colores por todos lados, cintas, panderos, todo tipo de cosas curiosas.

—¿Para qué sirve esto? —preguntó Kimiosea tomando un aro con forma de ocho.

—Mira, te pones este lado en la cabeza —explicó sonriente Naudur—. Le das vuelta y en este otro lado metes una antorcha de fuego, no puedes fallar o el fuego no será muy amable contigo.

—¿Y Pirplín?

—Tengo una sorpresa para ti —explicó el muchacho sentándose en el piso, la chica siguió su acción.

—¿Qué es?

—¡Pirplín! —llamó el chico a su mascotita que entró corriendo con una cajita de plata. Naudur acarició a su mascotita que se fue a acurrucar junto a Kimiosea. Abrió la caja, dentro había dos collares de bronce, si los juntabas se convertían en un corazón flechado.

—¡Son hermosos! —expresó la chica emocionada.

—Kimi... Es mi forma de decirte... ¿Quieres ser novia de este payaso? —propuso el chico mientras su mano le temblaba.

—¡Claro! ¡Claro que sí! —Kimiosea le dio un abrazo, Naudur se sintió tan feliz, tomó uno de los collares y se lo puso a la muchacha, después él se puso el otro.

Jamás se sintió tan contenta y diferente, era el primer novio en toda su vida. En cuanto se despidió de Naudur salió corriendo hacia las caballerizas, en donde sabía que se encontraban sus amigas, pues casi se acababa el tiempo de comida. Les relató lo que había sucedido hace unos minutos, se emocionaron por ella, aunque en el fondo, todas sabían que pasaría tarde o temprano. Esmeralda la invitó a la cita con Shinzo, Dimitri, Iniesto y Nereida, ahora Kimiosea también esperaba ansiosa el próximo fin de semana.

Cuando la noche cayó, las estrellas admiraron a una Kimiosea muy soñadora que se encontraba recostada en su cama sonriéndole al techo. La brisa nocturna la adormiló durante esa noche para poder conciliar el sueño, sin ayuda de ella, jamás lo hubiese logrado.

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-Sweethazelnut.

Imperia: Corazón de Esmeralda  | Primer libro ✨Where stories live. Discover now