28. Adiós Coralli

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—La profesora Clovery me puso un A5. ¡La odio! Tendré que cursar Historia con los nuevos de primero el próximo año. ¡Qué vergüenza! —dijo Esmeralda dejándose caer en la cama.

—No sé de qué te quejas, yo saqué A5 en Estrategia, Etiqueta, Cuidado personal y Lengua; A4 en Ciencias Sociales, Historia y Geografía y mi único A1 estuvo en Contabilidad —explicó Nereida con indiferencia.

—¿Por qué no había alumnas de segundo en nuestras clases? —Preguntó Kimiosea intrigada.

—Porque las del grupo «Driada» del año pasado no sacaron ni un A5, todas unas engreídas que obtuvieron de A4 para arriba; pero pregúntale a Shinzo, en el grupo «Dragón» sí había bastantes de segundo —dijo Nereida.

—¿Y a ti cómo te fue Kimiosea? —preguntó Esmeralda.

—Pues... bien, sí creo que sí —comentó ocultando su sobre tras de ella.

—Déjame ver —dijo Nereida arrebatándole el sobre y sacando la hoja—. ¡Kimiosea! Obtuviste en todas las materias A1.

—No es gran cosa...

—¡Claro que lo es! Felicidades, Kimiosea, les propongo ir a comer al kiosco ya que mañana nos vamos, y también para celebrar que nuestra amiga es mucho más aplicada que nosotras —propuso Esmeralda soltando una risita.

Las demás asintieron y caminaron hacia su precioso kiosco blanco, trajeron platillos deliciosos y las cerezas de Esmeralda fueron devoradas rápidamente por el grupo de amigas. Le preguntaron a Kimiosea qué había pasado con Shinzo y comentó que esa noche la señora Nerzo fue a recoger todas sus cosas.

Comenzaron a planear todo lo que harían en sus vacaciones, llevarían a Nereida a la cascada de Imsuro, seguramente; al taller, al bosque de cerezos, tantos lugares con tantos recuerdos que mostrarle a su nueva amiga.

Caminaban de regreso a la escuela cuando comenzó a llover, corrieron rápido hacia la entrada del dormitorio, cuando llegaron se encontraron a Dimitri que estaba completamente mojado.

—Hola chicas, las había estado buscando —dijo el muchacho extendiéndoles una nota—. Shinzo me dejó sus datos para ustedes.

—Gracias, Dimitri. ¿Les parece si entramos al dormitorio para poder charlar sin la lluvia? —comentó Esmeralda y todos estuvieron de acuerdo, se sentaron en la sala que había en la entrada de los dormitorios.

—Qué alivio —dijo Nereida dejándose caer sobre un sillón.

—¿A dónde irán en las vacaciones? —preguntó Dimitri sacudiendo su cabello.

—Las tres iremos a Lizonia, ahí vivimos Esmeralda y yo —contestó Kimiosea.

—¡Señoritas! —se escuchó la voz de la señora Nerzo entrando—. No se permiten chicos de otra especialidad en el dormitorio.

—Lo siento ya me iba, con su permiso señoritas, señora Nerzo. —El joven hizo una leve reverencia y se fue.

—Ahora ustedes vayan a ducharse que les dará un resfriado de muerte —indicó la mujer de manera firme.

Las chicas guardaron muy bien los datos de su amiga para escribirle y de nuevo se quedaron totalmente dormidas.


En aquel nuevo día todo se sentía diferente, un aire de tranquilidad inigualable. La señorita Donur las reunió a primera hora frente de su dormitorio y les indicó lo que debían hacer, ir a la oficina de la señorita Nerzo y llenar la confirmación de estadía para el año escolar siguiente, después, hacer sus maletas y abordar el carruaje que condujera a su región.

Esmeralda, Kimiosea y Nereida caminaron a la oficina de la señorita Nerzo, llenaron los papeles necesarios y después fueron a empacar sus pertenencias. 

El cuarto estaba, de nuevo, casi totalmente vacío, se admiraba ligeramente gris, ya que era tan temprano que el sol aún no asomaba ni un poco. Esmeralda se puso una túnica color verde y Kimiosea una naranja; su ropa parecía no concordar con su nueva manera de arreglarse, el cabello estaba en su lugar, se habían puesto su perfume, la diadema blanca tan bella, sus collares finos, pero su ropa se admiraba vieja, deslavada y andrajosa. Por el contrario, Nereida traía puesto un vestido de satín color morado con adornos en negro, el cuello era alto, pero abierto desde un poco más arriba que la clavícula y sus mangas llegaban ligeramente debajo de su codo. Lucía limpia y aliñada, como sus amigas, pero con un aire de distinción que tenía por la experiencia.

En las puertas del Coralli estaban los carruajes de la escuela y, frente a ellos, estaban los cocheros con letreros que decían el nombre de la región a la que se dirigían. 

Buscaron el carruaje que decía «Lizonia», el cual estaba completamente vacío. Subieron sus maletas y se sentaron hasta atrás. Pasó un rato y los carruajes comenzaron a partir.

Así se fue el carruaje a Lizonia, sólo con Nereida, Kimiosea y Esmeralda.

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-Sweethazelnut.

Imperia: Corazón de Esmeralda  | Primer libro ✨Where stories live. Discover now