Capítulo 34.

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La voz de Justin me despertó del profundo sueño en el que estaba. Él se encontraba sentado al frente de mí, hablando por teléfono. Sonaba totalmente tranquilo y en su rostro se formaba una pequeña sonrisa cada que tenía una respuesta de la persona con la que se encontraba hablando.

Cerré los ojos intentando dormir un poco más, pero antes de que pudiera hacerlo, Justin se dio cuenta de que ahora yo también estaba despierta, me sonrió y terminó la llamada.

- Hola hermosa. – se acostó a mi lado y empezó a acariciar mi cabello. Sonrió. – Temo que tendrás que salir de cama ahora.

- Mhh. – maldije. Él rió por lo bajo, ahora yo actuaba como una niña pequeña. – Hoy no tenemos absolutamente nada que hacer, no hay trabajo. 

- Es cierto, no hay trabajo. – Justin habló bajo. Se paró de la cama y noté que el sólo estaba con una toalla enrollada en su cintura. Él le dio la vuelta a la cama para llegar hasta mi lado, quitó la sábana que tapaba mi cuerpo y me cogió en sus brazos para llevarme hasta el baño. – Pero tu y yo si tenemos cosas que hacer. – me dejó en el piso justo en la ducha, se apartó un momento para mirarme y después, abrió el grifo. – Báñate lo más rápido que puedas, nena. – salió de la habitación. 

Aproveché que estaba sola para empezar a bañarme y asearme como se debía. Mojé mi cabeza esperando que el sueño desapareciera, no había dormido casi nada y Justin me había dejado completamente exhausta. 

Enjaboné todo mi cuerpo lentamente, para después lavar mi cabello y después terminar de bañarme. 

Sequé mi cabello con una toalla blanca y otra, más grande, me la enrollé en el cuerpo, para que tapara una gran parte. Salí del baño dispuesta a ir hasta mi habitación y ponerme la ropa, pero Justin entró con la ropa que yo necesitaba antes de que yo pudiera salir de allí. Tendió la ropa en la cama y se acercó a mí para darme un largo beso en los labios. 

Él aún no estaba vestido, así que decidí jugar un poco con él y tiré de la toalla que se encontraba en su cintura, dejándolo completamente desnudo ante mí. Comencé a reír y el trató varias veces de arrebatar la toalla de mis manos para volver a ponérsela y taparse. 

- Mhh, eres bastante guapo. – Justin pasó una de sus manos por su cabello mientras me miraba. Lamí mis labios. Él se había rendido y había dejado de tratar de recuperar la toalla blanca. – Te ves más guapo así. 

- Lastima que yo no puedo disfrutar de la misma vista que estas teniendo tú. – dio juguetón y me siguió hasta quedar al frente de mí. Le sonreí y le entregué la toalla por la que tanto había luchado. Cuando él la tuvo en sus manos, la dejó caer al suelo. – Estoy mejor así. – Me eché a reír antes sus palabras. Me acerqué a la cama para comenzar a vestirme. 

Me puse las bragas aún teniendo la toalla enrollada en mi cuerpo, lo hacía para que él no me pudiera ver desnuda y se desesperara. 

Sentí como su mirada quemaba encima de mí. 

Me di la vuelta, dándole la espalda a él para ponerme el sostén y que él no pudiera ver absolutamente nada, antes de que pudiera lograrlo, él se aceró a mí y comenzó a acariciarme. 

- Eres realmente mala. – susurró él en mi oído. Bajó su mano por todo mi abdomen hasta llegar a mi cintura y allí se quedó, mientras el dejaba varios besos por mi cuello. – No me has dejado verte desnuda. 

Sonreí y termine de ponerme el sostén. Guié un mechón de mi cabello atrás de mi oreja y lo miré de reojo. Él se encontraba parado detrás de mí mirándome con atención. Me di la vuelta y le sonreí. 

- Puedes desnudarme si quieres. – una sonrisa perversa apareció en su rostro. Yo estaba esperando por él, pero Justin se negó.

- Llegaremos tarde, nena. 

- ¿Por qué es tan importante para ti? – me di la vuelta y continué poniéndome la ropa que Justin me había traído. Era un vestido, el cual me puse lentamente mientras él me miraba atento a todos los movimientos que yo hacía. 

- Ya verás. – respondió él a mi pregunta y se dirigió a su armario para comenzar a vestirse el también.

- ¿Se te olvida que la policía sigue buscándonos?

- Ryan se encargará de eso, _____________.

Suspiré y decidí dejar el tema de conversación atrás. Cuando terminé de vestirme, me dirigí al espejo para maquillarme un poco y peinar mi cabello. Cuando terminé, traté de admirar como había quedado. 

- Te ves completamente hermosa. – dijo Justin. Él se acercó a mí e hizo que me diera la vuelta para yo quedar mirándolo a los ojos. Me dio un beso largo y tierno, el cual me dejó sin respiración. Al separarnos, le sonreí mientras acariciaba su cabello. - ¿Te ha gustado el vestido? – asentí ante su pregunta. No podía dejar de mirar sus ojos miles que miraban los míos. 

- Te amo. – le dije. Me maldije un segundo después de haber soltado las palabras. Era una estúpida por completo. Los ojos de Justin demostraban un miedo que yo podía entender. Traté de separarme de él al no obtener respuesta alguna de su parte, pero este volvió a colocar mis manos alrededor de su cuello y me mostró una sonrisa. Me dio un beso corto y después de separó de mi para volver a mirarme a los ojos.

- Yo también te amo.

(*)

Bajé del auto con cuidado tomando la mano de Justin. Los dos comenzamos a caminar tomados de la mano. Él apretaba fuertemente la mía y yo lo hacía igual, pero con un poco de inseguridad. 

- ¿A dónde vamos?

- Deja de preguntar, nena. – me miró y me dedicó una sonrisa. Yo asentí, rendida de preguntarle a donde nos dirigíamos. Podía jurar que se lo había preguntado más de diez veces y él, seguía sin responderme. 

Cuando se suponía que habíamos llegado, Justin saludó a un hombre que al parecer, lo había estado esperando. Me saludó de igual manera refiriéndose a mí como "La señora Bieber" lo cual me hizo sonrojar, y había mirado a Justin preocupada para poder ver su reacción, el simplemente había apretado mi mano con más fuerza.

El señor que se encontraba caminando a nuestro lado, nos dirigió hasta una casa apartada de la carretera, era la única que se encontraba por allí. Estaba aislada, y tenía demasiada privacidad. 

Cuando entramos, Justin me miró esperando mi reacción.

La casa era grande y mucho, pero no con exageración. Era espaciosa y estaba decorada y amueblada de una manera demasiado elegante. 

Miré a Justin que se encontraba mirando la casa de igual forma.

- ¿Te gusta? – preguntó él después de un largo tiempo. Asentí, pero yo seguía sin entender porque me había traído a ver una casa.

- Sí. – respondí segura. Me acerqué a él un poco. - ¿Pero por qué me has traído aquí?

- Ayer has dicho que tú, tus hermanas y yo podríamos comenzar una vida nueva, mudándonos a una nueva casa, alejados de todos los problemas y...bueno. Aquí está la casa en la que podemos vivir, _______________. Claro, si te gusta tanto como a mí.

Le dediqué una gran sonrisa. Eso significaba que él no se entregaría a la policía como lo había estado pensando y se quedaría viviendo conmigo y con mis hermanas.

Me ponía feliz el pensar que podíamos formar una familia y estar juntos una larga vida.

- ¿Qué dices?

- Tendremos nuevo hogar. 

Justin me sonrió y se acercó un poco más a mí para besarme.

- Así es, y viviremos juntos una larga vida. 

Princess of the mafia. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora