Capítulo 29.

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Caminé a un paso ligero hasta la habitación de Justin. La puerta estaba cerrada, así que esperé a que saliera Ryan de la habitación para poder hablar con Justin.

El corazón me latía rápido y mi cuerpo estaba tenso por los nervios que aún estaba sintiendo, todavía quedaba la parte más difícil de todas...salvar a mis hermanas, que no sabía cómo diablos iba a lograr hacerlo.

Ryan salió tranquilo de la habitación y me dedicó una dulce sonrisa. Lo detuve para preguntar sobre Justin.

- ¿Cómo está? – pregunté preocupada. Me odiaba por haberle disparado tan estúpidamente.

- No ha sido nada. – dijo con una gran sonrisa que se burlaba de mí. – Ha sido peor las veces anterior, él va a sobrevivir. – bromea un poco y yo suspiro tranquila. Le sonrío para darle las gracias y él se va.

Lo primero que veo cuando entro a la habitación es un Justin acostado en su cama, frunciendo el ceño mientras su cabeza descansa en una almohada. Una de sus manos permanece en su herida. Cuando se da cuenta de que he entrado a la habitación, él sonríe y hago lo mismo. Cierro la puerta detrás de mí.

- Hola. – le saludo y él no deja de sonreír. – Veo que todo ha salido bien...Ryan me lo dijo.

- Sí. – dice él. Lame sus labios y yo lo maldigo por hacerlo. – Creo que ahora lo importante es encontrar a tus hermanas...y no será fácil. – hace una seña con la mano para que me siente a su lado en la cama y lo hago sin protestar. – Tu padre sabía muy bien cómo hacer las cosas y el que esté muerto, no significa nada.

- ¿Por qué lo sabes?

- Porque gracias a tu padre estoy en este negocio, cariño.

- ¿Qué? – pregunte incrédula a sus palabras. No, no, no. Recordaba la vez que Daniela me había dicho que gracias a Ryan él había empezado a trabajar en esto. – No lo puedo creer.

- Ryan era muy cercano a él, yo no sabía el por qué, Ryan siempre decía que él era como un padre, uno que nunca tuvo. – empezó a explicar con paciencia y hablando un poco bajo. Me miró a los ojos para continuar. – Y por una desconocida razón, él simplemente me amenazó a matar a Daniela y Ryan si no empezaba a trabajar con él... - dejó de mirarme por un momento y volvió a lamer sus labios. – Ellos eran las personas más importantes para mí en ese tiempo, no podía hacer nada. Además me había llamado la atención desde antes. – no habló por varios minutos y los dos permanecimos en completo silencio. – Conozco todo de él, su trabajo, todo y sé que su socio no te devolverá a tus hermanas hasta que hagas lo que él te pida...algo difícil. Algo que ha estado planeando desde hace mucho tiempo.

- ¿Tienes idea de lo que pueda ser? – él negó con la cabeza y no dijo nada más. Suspiré queriendo terminar con todo esto en un abrir y cerrar de ojos, ó mucho mejor, que todo fuera una maldita pesadilla. Pero todo era real, tenía que encontrar a mis hermanas y hacer lo que me pidieran por ellas, y lo iba a hacer, fuera lo que fuera.

(*)

El agua de la ducha empezó a caer. Cerré los ojos mientras el agua caía por todo mi cuerpo y me relajaba mientras trataba de hallar alguna pista que me dijera donde se encontraba mi hermana.

Cerré el grifo cuando estuve tan limpia como quería y escuché que Justin hablaba con alguien...Ryan. Presté atención a su conversación mientras me vestía.

- La ayudarás. – dijo Justin. ¿Le estaba pidiendo a Ryan que me ayudara? – Sabes más de ese maldito cabrón que yo, tú serás de mucha más ayuda que yo. – Dejó de hablar esperando tal vez la respuesta de Ryan, pero esta no llegó. Escuche que la puerta de la habitación se cerraba.

Salí del baño completamente vestida y casi lista. Sólo faltaba el cabello.

- Ryan te ayudará con tus hermanas.

- Gracias.

- No tienes porque agradecerme, por culpa mía es que no las tienes a tu lado. Por culpa mía y de mi maldito egoísmo.

- Nada de esto es culpa tuya, Justin.

- Claro que lo es, si no hubiera ido a buscarte, a suplicarte que trabajaras de nuevo conmigo nada de esto estaría pasando.

- Eso no importa.

- Claro que sí.

- No. – dije suspirando. – Yo también quería volver. Ninguno de nosotros dos sabíamos que era lo que iba a pasar, son cosas impredecibles, Justin. Esto no es culpa de nadie ¿entiendes?

Él sonrió ante mis palabras y abrió la boca para decir algo...Pero decidió no hacerlo.

- Suerte. – me llamó para que le diera un beso y yo me acerqué a él. – Y te quiero.

(*)

- Este es un lugar viejo en el que solíamos reunirnos hace mucho tiempo. – susurro Ryan mientras caminábamos por el lugar al que me había traído. El lugar estaba completamente solo y abandonado. – Aquí lo conocí y aquí casi mata a Justin...

- Que buenos recuerdos. – bromee y él rió por lo bajo. – Así que... ¿Estás con mi mejor amiga? – le pregunté a Chaz que se encontraba atrás de mí. Él me miró preguntándose de cómo me había enterado. Le dediqué una sonrisa de diversión y alce los hombros. El sonrió. – Eso contesta completamente mi pregunta, campeón.

- Es totalmente complicado...Ella no mi tipo de mujer, pero me encanta.

- Ella es una buena chica.

- Lo sé.

Di un salto cuando escuche que uno de ellos dos había disparado, gire la cabeza y miré hacía la dirección en la que se encontraba Ryan. Él había acabado de dispararle a alguien y éste había caído al piso, muerto.

- ¡Lo has matado! – grité. Ryan se giró para mirarme sorprendido a mi reacción. - ¿Qué? ¡Pudo habernos dado una buena pista!

- Sé a quién estamos buscando, _____________. – dejó de mirarme y siguió caminando. – Déjame hacer esta mierda a mi manera.

Me quedé en silencio y seguí caminando al igual que ellos dos.

Entramos a una habitación que Ryan abrió sin ninguna esfuerzo. Chaz y yo permanecimos juntos mientras Ryan averiguaba lo que quería. Lo que yo quería.

- Aquí. – me señalo un papel el cual se encontraba en un escritorio viejo que había en el centro de la habitación. – Éste es el lugar que estaba buscando, allí se encuentra la persona que quiero encontrar y que tal vez...tenga a tus hermanas. – guardó el papel en su bolsillo y caminó hacia mí. – Prepárate y cuando estés lista, avísame. Tenemos mucho trabajo por hacer.

(*)

Miré otra vez los edificios que se encontraban al frente de mí, ninguno de esos parecía ser el que buscábamos. No tenía la apariencia de pertenecer a un mafioso. Estaba en el centro de la ciudad y estaba segura de que todo el mundo sabía de la existencia de ese edificio, ¿por qué sería de alguien que le huye a la policía?

- ¿Estás seguro de que éste es el lugar correcto?

Ryan no contestó y comenzó a caminar hacia la entrada del edificio. Lo seguí a un paso lo bastante rápido para alcanzarlo.

- Sí. – contestó al entrar en el edificio. – Cuando estemos en el piso diez tendrás que estar preparada, porque la única forma de poder ver a la persona que necesitamos es matando a todo el que se nos cruce por delante ¿entiendes? – asentí sin mirarle a la cara. – Y cuando estemos al frente de él...no hables, ni una sola palabra, porque será capaz de matarte si comentes un solo error, si te pregunta algo solo sígueme la corriente...si ocurre algo, sólo mátalo sin piedad ninguna.

- ¿Y si tal vez él es el único que sabe la ubicación de mis hermanas?

- Si se arriesga a que alguno de nosotros dos lo mate, es porque alguien más lo sabe. O ya están muertas.

Princess of the mafia. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora