Capítulo 16.

45.9K 1.5K 62
                                    

El hombre que había estado pendiente de todo lo que podía pasar me cogió bruscamente del brazo haciendo que me parara bruscamente. Antes de que empezara a caminar se dio cuenta de que seguía atada de pies y deshizo las ataduras para  que yo pudiera caminar. Mis músculos dolían más que hace unas horas. Su agarre en mi brazo era fuerte, era como si él no estuviera seguro de poder matar a Justin.

Cuando salimos de la habitación oscura en la que nos encontrábamos la luz proveniente de varias lamparillas molestó en mis ojos. Me costó segundo acostumbrarme a la luz después de estar encerrada en un cuarto totalmente oscuro.

Entonces, tuve la oportunidad de mirar todo mi cuerpo. Mis piernas, todas estaban llenas de moretones, me había dado cuenta de que se habían pasado conmigo en el asunto de golpearme, tremendos hijos de puta. Los iba matar a todos. Sabía que por sus golpes todo mi cuerpo dolía sin cesar. Estaba segura de que me habían quebrado una mano. Podía sentir el mismo dolor que había sentido la primera vez que me había pasado, era muy chica y estaba aprendiendo a montar en la bici sin las llantas de ayuda. Había perdido el equilibrio y todo el peso de mi cuerpo se había concentrado allí...así me estaba doliendo ahora.

El hombre era robusto y tenía bastante fuerza. Él volvió a apretar su agarre estando seguro de que no podía escapar.

- ¿Qué buscas, Brian? – dijo una voz masculina detrás de nosotros dos. Conocía demasiado bien esa voz, era tan familiar para mí en tan poco tiempo.  El hombre ahora denominado como Brian inmediatamente dio la vuelta para encontrarse cara a cara con él...con Justin. Justin apuntó a la cabeza de Brian con su arma y antes de que el hombre pudiera decir o hacer algo disparó con precisión. – Hijo de puta. – dijo él y se acerco a mí para empezar a ayudarme con las ataduras de mis manos. - ¿Estás bien? – preguntó. En sus ojos se asomaba una pizca de preocupación por mí y yo aún no podía creer que él mismo viniera. Yo asentí con mi cabeza. Al él terminar de desamarrar las cuerdas de mi mano lo hizo con el pañuelo que seguía atado a mi boca. Cuando no lo tuve pues lagrimas empezaron a salir de mis ojos.

- No, nena, shh... - susurró y envolvió sus brazos en mi cuerpo intentando abrazarme. – No llores, todo está bien. – trate de dar una media sonrisa pero mi intento fue en vano. En verdad Justin había estado preocupado por mí, eso me gustaba y me hacía pensar que era importante para él.

Claro que no.

Yo solo era una simple trabajadora, una que él no quería perder por alguna razón, se había sentido culpable y había venido para ayudarme. Eso era todo.

- ¿Dónde está tu ropa? – pregunto al percatarse de que yo estaba solo en ropa interior.

- No lo sé. – susurre arrastrando las palabras. Aún no era capaz de hablar.

Él se quitó la camisa negra que estaba usando y me la dio para que la utilizara. Esta me llegaba hasta los muslos y tapaba lo que yo quería tapar, y Justin había quedado con su torso desnudo...

- Tenemos que salir de aquí cuanto antes. – dijo. Entonces tomó un arma que tenía guardada y me la dio para que yo pudiera estar prevenida al igual que el. Mi mano tembló por el dolor al recibirla, joder. Hoy tendría que tomarla con la mano izquierda. Mi mano derecha estaba vuelva mierda. – El viaje toma unas cuatro horas.

¿Cuatro horas? Eso había estado inconsciente mientras me traían a este lugar.

- ¿Los has matado a todos?

- Sí.

 (*)

Justin había pensando en todo. En mitad del camino habíamos parado en un restaurante un poco escondido de la ciudad. Él tenía que ser discreto. Todo el mundo lo conocía, por eso tenía que actuar lo bastante bien para no levantar sospechas y que no llamaran a la policía. En este momento el tenía el primer puesto en la lista "Los delincuentes más buscados del país" pero eso a él no le asustaba. Claro que no.

Antes de entrar yo le había devuelto su camisa y me había cambiado por un ropa que él me había traído por precauciones. Muy bien.

La comida había sido rápida, después habíamos seguido con el camino.

- Te ves un poco cansada, ______________.

- Lo estoy. – contesté un poco fría. La verdad que es no quería hablar mucho. Estaba rendida y me cuerpo me dolía como la mierda. Había sido un día de mierda y por mis pensamientos solo pasaban preguntas acerca de "¿Y si hubiera muerto? ¿Si Justin no hubiera llegado" Estaba un poco depresiva, pero tenía que cambiar eso, no quería sonar malagradecida con Justin.

- ¿Quieres entrar a descansar a un hotel? Faltan al menos dos horas y media para llegar...podemos pasar la noche ahí y salir muy temprano en la mañana.

Yo asentí con mi cabeza y lo miré. En su cara de formaba un gran sonrisa fortalecedora. Le devolví la sonrisa tratando de ser amable.

(*)

- Dos habitaciones por favor. – le dijo a la recepcionista.

- No. – dije. - ¿Por qué no solo una matrimonial? – sonreí. El me miró confundido y me devolvió la sonrisa. Sentí como el color llegaba a mis mejillas quemándolas. Maldita sea, ¿por qué había dicho eso? Claro, quería dormir con él. Maldita sea.

- Una matrimonial entonces... - dijo el sin quitar la sonrisa de su cara.

Se estaba burlando de mí. 

Princess of the mafia. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora