Capitulo 06.

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Victoire sintió como una vez más su cabeza le daba vueltas. Joder. ¿Cuántos whiskys se había tomado? No había llevado la cuenta. Estaba sentada al frente de Justin y veía como él estaba normalmente esperando a que ella dijera algo, o esperando para decir algo adecuado a la ocasión.

Vio que él servía en su vaso un poco más y vaya, este era el trago número seis que se tomaba. Si. Se acordaba muy bien de cuantas veces él había destapado la botella para servirle un poco más a ella y sonreía.

En ese momento él se encontraba tan guapo sentado ahí, al frente de ella. Relajado y tal vez al igual que ella, dominado por todos los tragos que se había tomado junto a ella. Miró de nuevo su pinta, joder. Pero que hombre. Estaba vestido tan elegante, cómo le gustaba cuando lo veía vestido de esa manera. La excitaba.

Ella se paró con seguridad y caminó hacía él meneando sus caderas de una manera que ella consideraba sensual. Justin le prestó atención y vaya que si, esa mujer lo ponía, era tan joven, pintaba ser tan ingenua...y eso le gustaba, pero no era lo que buscaba en una mujer. Él necesitaba a alguien experto en el sexo. Que lo complaciera en todo lo que él quería... Pero, ¿Por qué Victoire no podía ser esa chica?

— Me gustas —dijo ella con serenidad. Algo que sorprendió a Justin por completo. Todo estaba pasando tan rápido. A ella no le daba miedo enamorarse de alguien, y menos cuando estaba segura de que algo así nunca pasaría. Nunca estaría enamorada de él ¿O sí? No, no. Él solo la ponía y quería que él hiciera realidad sus fantasías—. Pero no te asustes...no gustarme de estar enamorándome de ti —aseguró y Justin dio un suspiro para luego sonreírle. Apretó su cuerpo junto al de ella y comenzó a besarla con necesidad. Joder. El sabor de sus labios, le encantaba, mucho—. Quiero follar contigo —dijo después de comerle los labios.

Mierda, ¿qué había dicho? Esa no era ella.

Estaba segura de que eran los tragos que se había tomado hasta ahora.

¿Debía parar?

El alcohol la hacía sentir más segura, de eso no tenía duda, pero también hacía que fuera más directa. En su estado normal, nunca había podido decirle lo que le había dicho.

Justin tiró a un lado todo lo que se encontraba en la mesa que estaba justo al frente de ambos y la sentó a ella ahí.

— A mí también me gustas —dijo y comió de sus labios una vez más. Ella empezó por quitarle la chaqueta color negro que tenía para después empezar con su camisa blanca. Él la acariciaba mientras se deshacía de su vestido color negro—. Me pones... Mucho.

Ella se sonrojó por unos instantes. Sintió como la sangre corría violentamente por todo su cuerpo. Sí, notablemente era el alcohol.

Después de unos cuantos minutos los dos se encontraban desnudos, disfrutando del placer.

— No eres virgen ¿verdad?

Ella negó con su cabeza.

Justin sacó un condón de su pantalón y se lo puso con destreza mientras ella miraba la escena. Le gustaba y estaba a punto de tener sexo con él. Le gustaba demasiado. Había soñado tantas noches con él, haciéndole el amor, duro, haciéndola disfrutar, tanto que se había convertido en una de sus más grandes fantasías.

— Mmm —gimió al sentir como Justin entraba en ella, despacio, para después empezar a moverse de una manera extraordinaria—. Más... más rápido —rogó mientras él la complacía haciendo que sus embestidas fueran más rápidas y más violentas—. Me gusta.

— Eres una joven sucia —dijo él—. Nunca había tenido a una nena de diecinueve queriendo follar duro conmigo... —dijo entre susurros mientras entraba y salía de ella duro—. Me gusta que seas sucia —entró en ella con más fuerza sintiendo como ella estaba a punto de correrse—. Quiero que seas así de sucia conmigo, siempre.

— Ah, joder —gimió ella ante sus palabras. Le gustaba escucharlo hablarle sucio. El hombre la estaba follando como los mil dioses y es que nunca había estado a punto de correrse tan rápido, en los últimos dos años había tenido que escoger muy bien los hombres con los que se acostaba, tenía que elegir al que fuera capaz de hacerla correr y hacerla disfrutar—. ¡Justin! —gritó al correrse y Justin hizo lo mismo con el nombre de ella al correrse después de ella.

Con la respiración agitada, Justin se separó de ella para dejarla libre de hacer lo que quisiera. Vio como empezó a ponerse su ropa interior, que estaba regada por todos lados. Se rió de sí misma.

— Me ha gustado demasiado —susurró ella. Él le sonrió con algo de excitación en sus ojos—. Pero ahora me tengo que ir a dormir —se acercó un poco a él y comió de sus labios una vez más. Haciendo que el hambre de Justin por ella despertara una vez más.

— Duerme conmigo —dijo sin pensar en nada. Ella abrió los ojos ante su propuesta. Le había gustado que ella se acostara con él. Mhh, esto iba a ser más bueno de lo que ella quería—. Déjame follarte una vez más... —comenzó a hablarle mientras la sentaba en sus piernas. Él se acercó y susurro en su oído algo en francés que no pudo entender—. Déjame desahogarme en tu dulce coño una y otra vez —prosiguió mientras escuchaba como _____________ gemía. Mordió el ovulo de su oreja con sensualidad y luego, bajo hasta su cuello, donde dejó un pequeño chupón—. Deja que satisfaga mi hambre de sexo por ti...

Oh joder, este hombre sabía cómo poner a una chica caliente con solo palabras.

Ahora sus bragas estaban más mojadas que nunca, de nuevo y su coño palpitaba de deseo pidiéndole que dejara que él hiciera lo que deseara con ella.

— Lo necesito más de lo que crees.

Y con esas palabras hizo que ella perdiera el control una vez más y empezara a desvestirse de nuevo.

Princess of the mafia. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora