Capítulo 31.

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El edificio seguía totalmente normal, todos tenían un trabajo que hacer y cada uno se concentraba en los suyo. Una que otra mirada de posaba en Justin quién caminaba con normalidad queriendo llegar hasta la salida. Ryan caminaba ligeramente a su lado sin prestarle atención a nada, mientras yo actuaba como si nada, en absoluto hubiera pasado.

¿Cómo es que nadie se daba cuenta de que dos mafiosos importantes estaban en un lugar público? Allí podría llegar la policía en cualquier momento y simplemente llevarlos a la cárcel.

Seguí caminando dejando mis pensamientos atrás. Tomé a mis dos hermanas de las manos, ellas caminaban junto a mí sin soltar su agarre.

Cinco minutos después, Justin estaba prendiendo el motor y poniendo su auto en marcha. El tiempo de camino transcurrió totalmente rápido y en silencio. Unos minutos después todos estábamos entrando de nuevo a la casa de Justin.

- _____________, necesito hablar un momento contigo. – murmuró Justin. Se dirigió hacía su estudio- Caminé detrás de él con un paso firme y una frialdad notoria en mis ojos. Justin cerró la puerta cuando estuve adentro con él. Su rostro no expresaba una emoción alguna. Él caminó hacía una vitrina que se encontraba al otro extremo de la habitación y sacó una botella de Vodka y sirvió para después tomar dejando el vaso totalmente vacío.

- ¿Necesitas algo? – pregunte totalmente inocente esperando a que por fin dijera lo que tenía que decir sobre lo que había pasado horas antes. Sabía que iba a estar más que enojado conmigo.

- ¿Quieres un trago, preciosa? – preguntó el evadiendo mi pequeña pregunta. Se había referido a mí como preciosa. ¿Estaba jugando conmigo? Negué con mi cabeza dándole respuesta a su pregunta. - ¿Entonces quieres comenzar a comentarme qué diablos estabas tratando de hacer allí?

- ¿A qué te refieres? Sabes perfectamente que estaba tratando de salvar a mis hermanas de ese maldito cabrón.

- Ibas a traicionarme, ____________. – Habló secó. Sirvió otro trago de su Vodka, este lo dejó un momento servido en su mesa, me dio una pequeña mirada para después dar un trago largo. - ¿De verdad me crees tan idiota? No actúes como una estúpida.

- Tenía todo en mis manos, sabía que iba a hacer. – me defendí de inmediato de sus palabras. Caminé hasta donde se encontraba, estaba lo suficientemente cerca para lo que tenía en mente. Le di una pequeña sonrisa irónica. Éste desvió la mirada de mí.

- No me mientas. – se limitó a decir. Sirvió otro trago, el tercero, pero antes de que él pudiera beber de éste, lo quité de sus manos para llevarlo hacía mi boca y tomar todo el contenido. Volví a dejar en vaso en la mesa, mientras Justin me miraba atento, sentado en su silla.

- ¿Podríamos olvidar ese pequeño asunto? Es algo completamente irrelevante.

- ¿Irrelevante? ¡Joder! ¿Me estás hablando en serio? Casi le pruebas a ese maldito hijo de puta que serías capaz de matarme si se tratase de tus hermanas... ¿Quieres que olvide eso? Deberías estar muerta en este mismo instante.  

- ¿Y por qué no lo has hecho? ¿Por qué mierda no me has matado entonces? ¿Qué mierda estás esperando para hacerlo? – Justin rió por lo bajo al escuchar mi furia.

- Porque no sería capaz de hacerlo en frente a tus hermanas.

Por unos segundos no entendí lo que él estaba tratando de decir, pero después escuché que mis hermanas me llamaban desde la puerta, di la vuelta y caminé hacia ellas.

- Nenas...sólo  por favor...espérenme afuera, ¿está bien? En un minuto estoy con ustedes.

Ellas dos asintieron olvidando el asunto por el que me habían venido a buscar, dejaron la habitación.

- ¿Ahora qué mierda te lo impide?

Justin se quedó en silencio mientras me miraba atentamente tomarme el segundo trago.

- Si hubiera querido matarte lo hubiera hecho en ese maldito edificio, ___________.

- ¿Qué quieres hacer conmigo, entonces?

- Disfrutar de ti por última vez.

Sus palabras llegaron lentamente a mí, y en unos minutos, me encontraba casi desnuda encima de su escritorio rogando por él. Justin quitó la última prenda que le quedaba, liberando su potente erección. Mi boca estaba entre abierta, lamí mis labios admirando a Justin completamente desnudo. Él acarició mi espalda, buscando desesperado el broche de mi sostén, él desabrochó éste dejando mis pechos totalmente libres. Sus manos se deslizaron hasta mi cintura y quitó con agilidad mis bragas.

Mordí mi labio al mirar su gran masculinidad. Una sonrisa pícara apareció en el rostro de Justin, sabía muy bien qué era lo que quería él que hiciera.

Tomé su gran miembro en mis manos y empecé a acariciarlo lentamente. La habitación se llenó de los gruñidos que soltaba Justin al sentir mis pequeñas manos apretando su pene.

- Oh, Joder, necesito follar tu boca.

Sus ojos mieles se encontraban mirando con atención mis manos, que todavía se encontraban acariciando su miembro. Me miró a los ojos por unos segundos para después devorar mi boca.

- Por más que te quiera tener mamando mi pene, no podrá ser hoy. – dijo él para después entrar fuertemente en mí. Un gran gemido se escapó de mi boca. Mis uñas se clavaron en la espalda de él, mientras echaba mi cabeza hacia atrás disfrutando de las embestidas bestiales de Justin. - ¿Te gusta así? – no contesté a su pregunta, él seguirá entrando y saliendo de mí con un ritmo bastante excitante, el rito de sus embestidas iba creciendo, mientras gemidos y jadeos llenaban la habitación. – Joder, dime si te gusta, ¿te gusta así duro?

Volvió a entrar y salir de mí.

- Sí, joder, si....ahhh.

Tomé mi labio inferior entre mis dientes aprontándolo fuerte. Estaba muy cerca del climax, demasiado cerca.

- Ya casi...

- Tendrás que aguantar un poco, gatita.

¿Gatita? ¿Me había llamado gatita? El pensamiento salió fuertemente de mí, concentrándome en sus embestidas.

Miré su rostro, éste se encontraba cubierto por una ligera capa de sudor y mordía su labio inferior fuerte, sus ojos se encontraban cerrados.

- Ahhh, Justin...no aguanto más.

El tomó mi cintura ayudándose a penetrarme mucho más adentro.

- ¡Justin! – grité su nombre mientras llegaba al séptimo cielo. Sentí como él llegaba conmigo.

(*)

- ¿Has estado tomando la píldora? – preguntó el frío. Su pregunta había acelerado ligeramente mi corazón. Mierda. No respondí, tampoco fui capaz de mirarlo a los ojos. - ___________. – murmuro él al no obtener respuesta alguna. - ¿Has estado tomando la píldora? – volvió a preguntar. Joder. - ¡Maldita sea!

- Cálmate. – logré decirle a través de mi susto.

- ¿Qué me calme? Joder, ___________. – su voz ahora sonaba un poco más suave, pero sabía que estaba furioso por mi responsabilidad. – Mírame. – dijo otra vez con el mismo tono de voz que el anterior. Lo miré a los ojos. – Podrías estar embarazada, ¿sabes que mierda significa eso? ¡Demonios! Lo último que quieto ahora es un maldito mocoso.

- No lo estoy.

- ¿Cómo diablos estás tan segura?

- Hace dos días fue mi último periodo, Justin. – él soltó un pequeño suspiro de alivio. La expresión de su rostro, al igual que él, se relajó de inmediato.

Alguien entró al lugar haciendo que Justin y yo nos sobresaltáramos de inmediato.

- Necesitamos salir de aquí lo antes posible. – dijo Ryan. Su respiración estaba totalmente agitada, una ligera capa de sudor cubría su frente. – Empiecen a mover su culo. – nos regañó al notar que ni Justin, ni yo nos habíamos dispuesto a hacer algo. – A menos que quieran pasar los próximos veinte años encerrados en una maldita cárcel.

Princess of the mafia. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora