Capítulo 22.

43K 1.3K 55
                                    

La noche había pasado lentamente haciendo que mi desesperación por salir de aquí aumentara a un nivel mucho más alto. Nada había ocurrido en la noche. No había escuchado ningún ruido o algo extraño que me dijera que pronto saldría de allí, o lo contrario.

Mis hermanas habían podido comer, pero mi madre y yo seguíamos hambrientas y sedientas. Los hombres corpulentos vestidos de negro con la compañía de Ethan habían ido a llevar dos platos de asquerosa comida que habíamos tenido que aceptar. Mi madre y yo habíamos optado por darles la comida a mis hermanas.

La luz comenzó a entrar a la habitación a través de una pequeña quieta que había en la pared y gracias al frío que hacía estaba segura de que acababa de amanecer. Había pasado toda la noche despierta pensando en cómo intentar salir de allí, pero nada se me había ocurrido. Mi mente estaba en blanco y allí, solo me acompañaba la soledad y la desesperación que sentía y que no se iba.

Escuche unos pasos que parecían ser de hombre cerca de la habitación, pero se quedó allí. Cinco segundos después siguió caminando hasta que ya no escuché nada más.

(*)

Por el pasillo en el que estaba caminando habían varias habitaciones, una me llamó la atención y pensé un momento. No. Ella no podía estar en alguna de esas habitaciones, Joseph la tendría lo más escondida posible, eso estaba seguro. Él no la dejaría donde todos pudieran haberla encontrado.

Seguí caminando con seguridad. Debía aceptar que Joseph había sido muy bueno en traer a las cuatro mujeres a este lugar, nunca me lo hubiera imaginado, pero estaba más cerca de lo que hubiera imaginado. Aparte de eso, yo conocía este refugio como la palma de mi mano.

Mis pasos se escuchaban chocar contra la madera del piso, pensé en ser más precavido, pero eso ahora no importaba.

Escuche las voces de dos hombres y me acerqué un poco más para estar seguro de quién se trataba, pero no se me hacía conocida ninguna voz. Eran dos hombres.

Di media vuelta y al hacerlo me encontré con alguien que nunca hubiera imaginado encontrarme aquí...

(*)

Joseph entro a la habitación con más comida. Mis estomago rugió cuando vi los tres platos de comida que traía. Esta vez era un poco más decente, lo que me alegró. Sentí como mi estomago no paraba de pedir comida. Joseph también lo escucho.

Cuando él se acercó a mí, supe que había estado bebiendo, quizás toda la noche.

- Aquí tienes, princesa...toda para ti. – dijo con orgullo en su voz. Dejó lo que traía en el piso y se río. – Escuche que tu novio viene para acá...mhh, esto se pondrá bueno, ¿no crees? Será divertido ver su cara de sufrimiento.

- Cállate maldito imbécil.

- Oh, cuidado con ese vocabulario. – se acercó un poco más a mí y tomo mi rostro con una de sus manos. – Tendré que castigarte si sigues así.

Puse un de mis manos sobre la suya intentando que soltara su agarre, pero él era demasiado fuerte, mucho más que yo.

- Suéltame... - susurre. Él bajó su mano hasta mi cuello y apretó mucho más. Sentí que me faltaba el aire y una fuerte presión en mi cabeza. – Me...estás...lastimando...hijo de puta.

- Que la sueltes ha dicho, ¿no lo entiendes? – Los dos nos sobresaltamos al escuchar la voz de un hombre parado en la puerta. Mis ilusiones crecieron y me hicieron pensar en que Justin estaba allí. Decaí cuando me di cuenta de que el hombre que estaba allí no era el que yo esperaba. – Joder, la vas a matar antes de tiempo.

Princess of the mafia. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora