23. Desconocidos

331 8 1
                                    

Una ciudad cualquiera, un bar cualquiera y dos desconocidos entre la multitud.

En el mismo lugar y al mismo tiempo. No tendrían por qué mezclar sus historias. O sí.

Ella se ha sentado en un extremo de la barra. Ha pedido un Bloody Mary. Está sola. Enciende un cigarrillo.

Él se ha sentado en el otro extremo de la barra. Ha pedido una cerveza. También está solo pero conoce a todos en aquel bar. Suele ir un día por semana.

Ella no ha ido nunca. Es su primera vez. Tampoco piensa repetir la experiencia. Ella solo pasaba por allí. Ni siquiera le pilla cerca de su casa. Ha entrado a ahogar las penas. La han engañado y está dolida.

A él alguna vez también le han roto el corazón pero prefiere no recordarlo. Está mejor solo. Mira hacia su derecha. Gente y más gente.

Ella mira hacia su izquierda. Gente y más gente.

Y él.
Y ella.
Y sus ojos azules.
Y sus ojos verdes.

Se sonríen.

Ella coge su copa. Toma un sorbo. Eleva su cigarrillo. Toma una calada.

Él se pone en pie. Se acerca a ella. Deja su cerveza sobre la barra.

—¿Bebes sola?

—No he pedido compañía.

—Que poco amable

—No pretendía serlo.

Él sonríe. Ella echa el humo hacia arriba. Él se sienta a su lado. Eleva su brazo y pide otra cerveza. Ella apura su copa.

—¿Por qué los hombres sois así?

—¿Así cómo?

—Tan fieles

Ella es irónica. Muy irónica. Y cínica. Muy cínica. Él no es nada de eso. Es inocente. Confiado.

—Yo sí lo soy

—Ya. Claro.

—¿Qué te ha hecho?

—Follarse a otra durante meses.

—Tengo un remedio para eso. Hazlo tú también.

—Eso no funciona.

—Sí lo hace. Me invitas a una copa si acierto. Has estado tiempo sospechando de él, has decidido que era el momento de actuar. Has ido a su casa. Le has pillado con las manos en la masa. Le has gritado, probablemente abofeteado. Has huido. Y has entrado aquí a beber, al primer bar que has encontrado. Ahora él se estará lamentado por lo que ha hecho. Seguramente te esté buscando. Pero para ti es tarde. Ya no quieres darle otra oportunidad. Y te vas a emborrachar y a liar con el primero que pase para intentar olvidar lo que ha pasado hoy. Aunque sabes que no te servirá de nada.

Ella sonríe a medias. Él tiene razón. En todo. Eleva su brazo y pide dos cervezas.

—Te la has ganado. Y dime, ese "primero que pase", ¿quién se supone que es? ¿Tú?

—No lo sé. Eso lo decides tú.

Ella se pone en pie. Y le tiende la mano. Él le corresponde. Le guía hasta el centro del bar. Le da la espalda. Coge sus manos y las coloca en sus caderas. Él se pega a ella. Inspira el olor de su pelo. Ella mueve despacio su trasero junto a su entrepierna. En círculos. Quiere provocarle. Le gusta. Sabe que es atractiva y se aprovecha de ello.

Él se sumerge en sus movimientos. Son hipnóticos. Desplaza sus manos hasta su vientre.

Ella mira a la puerta. Conoce al que acaba de entrar. Le conoce demasiado bien. Intensifica sus movimientos mientras fija sus ojos en él.

《Fíjate en lo que has perdido》

Cierra sus ojos y muerde sus labios. Él ni siquiera entra. Desaparece indignado.

《Jódete》

Ella sonríe. Sabe que ha ganado una batalla. Pero está dispuesta a ganar la guerra. No ha sido ella la que la ha iniciado pero va a ponerle fin.

Él sabe que le está utilizando. Se ha fijado en la escena. Pero no le importa. Está dispuesto a ser utilizado por ella.

—Llévame a tu casa.

—No es una buena idea.

Ella se deshace de sus manos. Alcanza la barra de nuevo. Paga su copa y las de él. Está dispuesta a marcharse. Él la coge de la mano.

—¿Volverás?

—No lo creo.

—¿Y qué pasa conmigo?

—Que tú tampoco eres fiel. Lo sé.


One shots!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora