14. ¿?

436 11 1
                                    

Lo más lógico sería empezar esto con un "me llamo..." pero no sé realmente cómo me llamo. A lo largo de mi vida, todos y cada uno de los que han pasado por ella, cruzándose conmigo tan solo unas horas, me han llamado como han querido. Ellos me han puesto nombre. Ellos me han llamado como su amor imposible, como su amor de juventud, como alguien a quien han odiado, como alguien a quien han querido y no han sido capaces de olvidar. Han tratado mi cuerpo con delicadeza, con caricias, con fuerza, con dureza, con golpes y patadas, como un objeto con el que divertirse.

Siempre recorro el mismo trayecto. Salgo de mi habitación del hotel en el que vivo desde hace años. Es un hotel extraño, donde ocurren cosas poco comunes. Yo ya soy una sombra más dentro de su ser, soy como una muñeca rota que vaga por sus pasillos como las almas de todos los que allí han perecido. Me divierte esa oscuridad. Ya soy un alma más. Me apoyo en el marco de la puerta y cruzo mis brazos y mis piernas. Observo mi propio atuendo. Unos tacones negros de aguja se acoplan a la perfección en mis pies, unas medias transparentes recorren mis piernas, mimetizándose con ellas hasta llegar a los muslos. Dos suspensores negros las aguantan y las mantienen tersas. A un nivel superior a mis rodillas empieza o termina un vestido. Rojo, ajustado, atrayente, resaltante de todas las curvas de mi cuerpo. Debajo de él, escondido pero no por ello menos visible, un corsé negro, decorado con algún que otro trozo de encaje. El corsé resalta y aumenta mis pechos, que se vislumbran a través de un escote en V. Acaricio mis labios carnosos con la yema de mis dedos, esparciendo mi carmín rojo. Me miro los dedos, están manchados.

Escucho unos pasos y centro mi atención en el final del oscuro pasillo. Alguien viene. Sonrío con malicia al observar a un joven cargado con una maleta. Inocente víctima de mis encantos. Saco el cigarrillo que guardo entre mis dedos y lo coloco entre mis labios. Me acerco a él.

-¿Tienes fuego?

Él deja la maleta en el suelo y me mira sorprendido. Recorre mi cuerpo con su mirada en una milésima de segundo para volver hasta mis ojos.

-No tengo, lo siento

-No importa. ¿Mucho tiempo?-señalo su maleta

-Tan solo una noche

Vuelvo a sonreír. Le observo. Ni siquiera me mira. Ha bajado su mirada hasta la maleta y aprieta entre sus manos una chaqueta.

-¿Una noche? Y dime, ¿quieres que sea la mejor noche que has pasado jamás?

-Pues...yo...bueno...no sé...yo...

-No hace falta que te pongas así de nervioso...si quieres te puedo tranquilizar...

-Creo que será mejor que no...

-¿No? ¿Estás seguro? Está bien. De todos modos estaré por aquí por si me necesitas. No dudes en llamarme.

Vuelvo al dintel de mi puerta. Cruzo mis piernas con gracia al andar, mis caderas se mueven a un ritmo hipnótico. Sé que él me está observando. Recorro mis caderas con mis manos, acoplando mi vestido. Cuento. 1. 2...3.

-Espera

Me giro. Vuelvo a mi posición anterior, como si nada hubiese alterado mi estado de observación.

-¿Si?

-¿Por cuanto?

Le hago un gesto con la mano y se acerca a mí. Me pego a él tanto como me es posible. Mis labios van directos al lóbulo de su oreja. Lo recorro con mi lengua y lo muerdo, dejando la marca de mis dientes en él. Mis manos agarran con fuerza su camisa.

-No me gusta hablar de dinero cuando se trata de diversión.

Él no dice nada. He aprendido lo suficiente como para saber que nunca se ha acostado con una mujer como yo. Está nervioso. Su pecho se mueve veloz. Algo entre sus piernas empieza a tomar vida propia. Tomo su mano y le invito a mi habitación. Se deja llevar.

One shots!!Where stories live. Discover now