11.Barcelona

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Barcelona. 1970. Una mujer de mediana edad llega hasta un parque. Observa todo cuanto la rodea, unos niños que juegan con una pelota, un par de ancianos que dan de comer a las palomas y un grupo de madres que rien mientras sus hijos se divierten. La mujer se sienta en uno de los bancos, completamente sola. Está algo cansada, acaba de salir de trabajar. Trabaja en un taller de costura, de jefa, nada más y nada menos. También lo hacía en Madrid.

Una pelota roja se acerca rodando hasta sus pies y choca con la punta de sus zapatos. Agacha la mirada y la observa. Un pequeño de ojos azules y pelo castaño, de no más de tres años, corre hacia ella. Al verla, alli sentada, se detiene. Ella acerca su mano a la pelota y se la tiende al niño, que no deja de observarla, atónito. Ella le sonrie. Siempre le han gustado los niños aunque nunca ha tenido mano con ellos. Pese a ello, ha sido madre en dos ocasiones.

El niño coge la pelota y sonrie. Alarga sus pequeñas y regordetas manos hacia ella, dispuesto a abrazarla y ella lo coge en brazos.

-Hola-le saluda-¿cómo te llamas?
-Marcos-responde el niño sin apartar su mirada de ella
-Marcos, ¿dónde estan tus papás?

Se escucha entonces una voz a lo lejos. Repite el nombre de Marcos incesantemente hasta que lo divisa en brazos de una mujer. Se acerca a ellos.

-Marcos, ¿qué te he dicho de molestar a la gente? Perdone...

Ella levanta la vista. Él la desciende ligeramente hacia ella. Por espacio de un segundo, todo se detiene. Se miran fijamente a los ojos. Ya no son unos desconocidos. Al contrario, conocen los ojos del otro al detalle. Ella se levanta con el niño en brazos, quedando justo a la altura de él. Ninguno de los dos dice nada. Ella le tiende al niño, que accede gratamente a que le devuelvan a los brazos de su padre.

-¿Qué...?-empieza él aunque a penas pueda articular palabra-¿qué haces aquí?
-Trabajar...¿y tú?

¡Qué pregunta más tonta! Piensa ella. Él sonrie y baja a su hijo, dejándolo en el suelo. Lo coge de la mano para que no vuelva a escapar.

-Vivo aquí
-Ya veo...es muy guapo...-dice ella señalando al niño-se parece a ti
-¿Desde cuándo estas aquí?
-Cerca de dos años
-Vaya...es mucho...oye, ¿quieres que tomemos un café? Y nos ponemos al día...
-La verdad es que ya me iba a casa...

Ella baja la mirada. Quiere evitarle después de aquella barata excusa. No sabe enfrentarse a ciertos momentos de su pasado pese a la dureza que siempre muestra frente a los demás. Él vuelve a sonreir. Puede que hayan pasado muchos años pero ella sigue igual. Marcos deja la pelota en el suelo y se acerca a ella. La coge de la falda y se apoya en sus piernas. Aún no controla del todo el equilibrio aunque empieza a dominarlo poco a poco.

-Le has caido bien...no suele ir con todo el mundo...

Ella baja su mirada hasta el niño. Se pone de cuclillas frente a él y remueve su pelo haciéndolo reír.

-Eres igual de desvergonzado que tu padre, ¿eh?
-Ha sabido elegir, como hice yo hace ya algún tiempo-sonrie él

Sabe que lo que acaba de decir igual le moleste pero no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad. Ella vuelve a ponerse de pie y le dedica una media sonrisa. Se iría con él pero le puede el miedo. Miedo, siempre miedo. Él sabe que las cosas han cambiado entre los dos. Después de ese incómodo silencio, ella se dispone a hablar. Suspira y arregla su falda al tiempo que cuelga su bolso negro en su antebrazo.

-La verdad es que...-duda unos segundos-cerca de mi casa hay una cafetería bastante buena...
-Claro...

Ambos sonríen. Acaban de volver 12 años atrás. Pero han cambiado mucho en esos 12 años. Una joven sonriente se acerca a ellos. Marcos se emociona al verla llegar. Él se gira y ella centra su atención en la joven.

One shots!!Where stories live. Discover now