4. ¿Y esto? (Parte 1)

601 15 4
                                    

Llamaron a la puerta. Blanca bajó a toda prisa por las escaleras. Supuso que sería don Emilio con alguno de sus percances diarios aunque le extrañaba que ya lo tuviera un domingo por la mañana. Se ató la bata y abrió la puerta. Al hacerlo, un enorme ramo de rosas rojas invadió su visión. Ni siquiera podía ver al que se ocultaba detrás de aquel regalo.

-¿Pero...?
-Buenos días...

Max apartó ligeramente el ramo de su rostro y sonrió. Sabía que la había sorprendido y era lo que quería. Desde que ella ya no vivía en las galerías y él había empezado a dejarle notas bajo la puerta, provocando que un día así de repente toda la pasión acumulada en los años pasados les estallara en la cara, habían empezado una extraña relación en la que cada uno hacía su vida y en ocasiones se veían para dar rienda suelta a esa pasión. A ambos les gustaba aquello, habían aprendido a dominarlo poco a poco.

Blanca sonrió al ver a Max así. Siempre le resultaba agradable verle. Se apoyó en el marco de la puerta y cruzó los brazos.

-Buenos días...¿a que viene esto?
-Pues porque es un día especial...¿puedo pasar?
-Claro...

Blanca se hizo a un lado y Max entró en el apartamento, aquel apartamento que siempre olía a canela y tenía impregnado el dulce olor a Blanca. Dejó las flores sobre la mesa.

-No seas desastre...trae que las pongo en agua...

Blanca se acercó a la encimera, buscó un jarrón y metió las flores. Max se acercó a ella por detrás y envolvió su cintura mientras acercaba sus labios a su oído.

-¿Te han gustado? ¿Sabes por qué son verdad?
-Sí me han gustado...y sí se porque son pero no tenías por que hacerlo...
-¿Y por qué no?
-Porque me recuerda que soy un año más vieja y eso como que...

Max sonrió y la giró. La miró a los ojos y acercó su rostro al de ella, tan cerca que al hablar rozaba sus labios con los de Blanca.

-No digas eso...porque tú cada día que pasa eres más guapa y... estás más buena...
-¡Max!-rió Blanca dándole una breve palmada en el pecho
-Es la verdad...

La besó, apretando al mismo tiempo sus glúteos y acercandola a su cuerpo. Blanca rompió el beso y se separó ligeramente.

-¿Me vas a alegrar la mañana de mi cumpleaños?-preguntó Blanca pícara
-Pues siento decirte que no...me tengo que ir...pero...-Max rozó su dedo índice con la punta de la nariz de Blanca-te prometo que te voy a alegrar la noche de tu cumpleaños...tú esperame ya arreglada a las 8...

Blanca le miró en una mezcla de sorpresa, intriga y duda pero no dijo nada. Dejó que Max la sorprendiera. Al fin y al cabo le gustaba esa especie de juego que habían establecido donde su relación se basaba, por el momento, en simple tonteo y alguna que otra noche de pasión. Nada más.

*******

Blanca se sentó en el sofá y miró su reloj, impaciente. Pasaba casi media hora de las ocho. Llegó a pensar que Max la había dejado plantada pero pronto lo alejó de sus ideas. Max no era de esos. Llamaron a la puerta y corrió a abrir, pero al hacerlo no encontró a quien esperaba.

-Don Emilio, ¿ocurre algo?
-Vaya...¿se va a algún sitio? La he molestado ¿verdad?
-Pues...

Justo en la terraza de enfrente de aquel edificio en forma de corrala clásica vio a Max que le hacía señales con la mano. No pudo evitar una sonrisa. Justo en ese momento don Emilio se volvió para ver que era lo que hacía tanta gracia a la jefa de taller pero no vio nada, al contrario que ella, que vio como Max se escondía entre la barandilla y la escalera.

-Verá yo sólo quería...en fin...que si estaba sola pues...
-Lo siento de veras pero iba a salir...me están esperando...
-Oh claro claro lo entiendo
-Pero podemos cenar otro día no se preocupe...

Blanca cerró de un portazo y se dirigió hasta la escalera de enfrente, donde Max la esperaba. Al verla, la cogió por la cintura y la pegó a la pared, dejando un intenso beso en sus labios.

-Por qué poco...-suspiró Blanca
-Ven

Max la cogió de la mano y la guió escaleras arriba. Blanca no entendía nada, pensaba que iban a salir a algún sitio y no iban a salir ni del edificio. Llegaron hasta el tejado, al que Blanca aún no había subido nunca, no lo necesitaba. Max abrió la puerta y la invitó a pasar.

-Pero...Max...¿y esto?
-Sorpresa

Max había decorado aquel austero pero gran tejado con una mesa, un par de sillas, algunas flores, unas pequeñas luces y lo necesario para cenar.

-¿Cómo has hecho esto? ¿Quién te ha dejado subir? ¿Y si viene alguien?
-Quieres dejar de hacer preguntas y disfrutar de esto...
-Es que no me puedo creer que lo hayas hecho tú la verdad...
-Soy una caja de sorpresas-rió Max

Blanca se sentó, ayudada de Max y él ocupó su sitio. Descorchó el vino y se lo sirvió. Blanca tomó un pequeño sorbo y sonrió.

-Dime una cosa...¿hay alguien en tu vida?

Max carraspeó. No esperaba aquella pregunta así, a bocajarro. Tomó un sorbo de vino.

-Pues...había algo pero...ahora ya nada...
-¿Y eso?
-Digamos que no era mi tipo
-Ya, y ¿cómo es tu tipo?

Max respiró profundo. Sabía que Blanca se estaba divirtiendo con aquello, poniéndole contra las cuerdas pero no estaba dispuesto a dejarla ganar en aquella partida. Cogió la silla y la acercó  hasta su lado, pegándola tanto como le fue posible. Llevó su mano derecha hasta su mejilla y la acarició.

-Ya lo sabes...
-No, no lo sé...dímelo...
-Mi tipo...serías tú...

Max se acercó a ella y la besó, sintiendo aún en sus labios los restos dulces del vino. Blanca se dejó envolver por aquella situación, por aquella fantasía que no sabía muy bien si era real o fruto de su imaginación. Aunque lo había estado dudando durante todo el día ahora ya sabía la respuesta: aquello iba más allá de la celebración de su cumpleaños, aquello podía llamarse sin duda "una cita".

One shots!!जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें