Capítulo 51 | Pasos.

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Adam Houchein

Que un número desconocido, aunque sé que fue Drake o sus allegados, me haya enviado un mensaje con una imagen de Richard capturado para atraerme, fue muy bajo. Es decir, lo reconocía, pero tenía la esperanza de que lo aislaran de esto, considerando que me aparté de él desde que me fui de Nueva York y que ellos ahora se encuentran en Argentina. Lo que me hace pensar también el hecho de que Drake sabe más de mi vida de lo que creí. Incluso puede que más allá, porque él sí pudo dar con el lugar exacto en donde están Richard y su familia, mientras que yo tuve que recurrir por otros medios.

La noche tan esperada había llegado junto con ese recado electrónico. Tal como habíamos predicho, el líder del clan enemigo buscó la forma de atraerme a su guarida o lugar de encuentro, cuya localización estaba adjunta al mensaje, junto con una severa advertencia de que debía ir solo o algo le ocurriría al pecoso que me ha de odiar ahora, aunque esa no es excusa para no salvarlo de mis problemas.

Por eso, en este mismo instante, estaba solo en la cima de una pequeña colina admirando el momento exacto en el que Marte y la luna se alineaban para formar la noche tan temida por los seres sobrenaturales. No había nubes en el cielo, dándome de lleno toda la luz y el poder que la luna roja podía ejercer. Algunas estrellas se esparcían por la oscura gloria, y cada una de ellas me hacían recordar aquella noche en la que Daniela y yo transformamos nuestro amor en algo más fuerte. El frío viento, por otro lado, se mantenía constante y alborotaba mi cabello mientras me susurraba que el final de este camino está a unos cuantos pasos más.

Cuando se hizo la hora exacta que decía el mensaje, me subí a la moto que me prestó Thomas, la cual aprendí a manejar por si ocurría algo como esto. No podía traer a Garu porque eso contaba como un fuerte acompañamiento, ni tampoco podía ejercer mi reciente destreza de correr con agilidad porque Drake se daría cuenta de que no me encontraba tan indefenso. Hemos tratado de ocultar eso de él y espero, de verdad, que su clan ya no lo sepa.

El rugir de la motocicleta se escuchó en todo el lugar cuando la encendí, y no tardé en ponerla en marcha al instante, saliendo del profundo bosque y manejándola a toda velocidad cuando llegué a la vía. No conduje en dirección al pueblo, fui por la orientación contraria, tal como me había avisado Drake. No sabía realmente lo que ocultaba aquel lugar, por eso me sorprendí cuando llegué a ver una carpa que poseía unas franjas blancas y rojas.

Me detuve en la entrada de ese turbio lugar, aunque la conmoción no me dejó moverme por el momento en el que estaba detallando la tela que se levantaba y formaba tal estructura. Había un caminillo de piedras que llevaban a la entrada, la cual solo era un telón desplazado a un lado. Las franjas blancas se denotaban un poco sucias, como si esto estuviera desde hace mucho tiempo allí. A las afueras, había un remolque grisáceo aparentemente cerrado en el que, intuí, vendían dulces. La carpa tenía una bandera roja en la cima, que ondeaba con la fuerte brisa del ambiente. Lo que rodeaba al escenario era bosque. De hecho, en todo el camino hasta llegar aquí, era bosque. Por eso me pareció extrañamente escalofriante ver esta cosa situada en la nada, como si solo se hubiera alzado para mí.

Era un circo. Un mediano, tétrico, silencioso, y sospechosamente solitario circo.

Creo que mi antigua personalidad se hubiera marchado antes de procesarlo con totalidad, pero ahora existen varios factores que me impiden hacerlo. Enmarcando un poco más el que ya no soy el mismo Adam, y que actualmente puedo ejercer unos súper sentidos que me indican que, dentro de la carpa, hay unas cinco criaturas sobrenaturales, las cuales me han de estar esperando con ansias.

Prometo encontrarme © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora