Capítulo 29 | Vínculo.

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«No puedo creer esto» Era lo único que pasaba por mi mente mientras me quitaba los aparatos que tenía encima y corría fuera de la habitación de la clínica en la que me encontraba, con sentimientos comparados con el miedo e impaciencia. Daniela trató de impedirlo, pero yo fui más rápido.

Siento que todo va en cámara lenta; como poco a poco el dolor y la culpa me invaden. No le presto atención a los pasillos blancos, ni a las enfermeras o pacientes que me miran de una forma extraña, como si fuera un psicópata que está escapando del manicomio. Mis pasos son torpes al principio, pero me estabilizo, sigo andando con todo lo que mis pies me permiten.

Siempre me he preguntado el por qué de algunas de mis actitudes, que están presentes en mí y no sé en qué momento ocurrió. Una de esas tiene que ver con ciertos vínculos que conformo con ciertas personas. Y no, no hablo de mamá o Tía Sam, porque por ellas entiendo, son mi familia. Pero hay otras personas a las cuales no quiero dejar ir por nada en el mundo, y que increíblemente están fuera de mi círculo de familiaridad. A ellos llamo mis amigos, pero no tomo en cuenta cuándo sucede.

Me defino como un asocial, pero no he pensado el significado que conlleva esa palabra. Una persona con ese trastorno significa que, por más que intente, no podrá entablar una amistad con nadie, o que no se sentirá cómodo con una persona a la que no esté acostumbrada a estar. Necesita tratamiento psicológico para poder superarlo, pero la realidad es que yo nunca lo recibí, o al menos no enfocado en eso. Y, aún así, tengo amigos; o personas a las que les tengo un gran aprecio.

Estuve equivocado.

El hecho de tener a Richard, significaba que yo era una persona socialmente activa para tener amistades, pero nunca me preocupé por tener más de uno. También tuve una novia; no importa lo mal que sucedió todo al final, pero el hecho de tenerla ya es algo. La única verdad detrás de todo esto, es que mi mente parecía localizar a las personas ideales para mi vida. Parece algún tipo de algoritmo, con el cual también se activa mi confianza.

Porque sí, confío muy rápidamente en las personas que en algún momento creo importante. Sucedió con Augus, sucedió con Daniela, y también sucedió con Thomas.

Consecuente con eso, puedo decir que siempre me he preocupado por mis amigos, todo el tiempo quiero lo mejor para ellos y no hay una explicación razonable para hacerlo, simplemente lo ejecuto. Me he llamado a mí mismo «defensor del pueblo», pero sólo se activa cuando dañan a mis amigos; ya que sabía que Peter era un bravucón desde que llegué al instituto, pero sólo actué cuando se metió con Augus. Me inquieto por ellos, tomo decisiones peligrosas por ellos, y me arriesgo por ellos. O bueno, no precisamente ellos, sino por el vínculo que no quiero que se quebrante.

Y este momento no era la excepción.

Sólo tenía un objetivo, una meta; la sala de cuidados intensivos. Ya podía ver la puerta, ya estaba cerca de él; de Tommy.

— ¡Chico, no puede entrar aquí, sólo personal autorizado!— me grita un guardia que se situaba al lado de la puerta que tenía en la mira, pero, antes de que me agarre, yo lo esquivo por la derecha y sigo corriendo.

Veo muchas puertas de muchas habitaciones en el pasillo de la sala exclusiva para personas con estado de salud grave, pero sólo una me importa verdaderamente; una a la que ya estoy viendo, la que me mencionó Daniela.

Habitación J-18.

Eso era lo que decía la puerta que está frente de mí. Y, con un poco de temor, me adentré a la habitación donde se encuentra Thomas. Al principio mis ojos no se adaptaron a la poca iluminación que posee la habitación en comparación con la de los pasillos, pero luego lo hicieron, y no quise ver mi verdadera reacción.

Prometo encontrarme © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora