Capítulo 47 | El futuro y el pasado.

983 103 20
                                    

Edward se hace paso con el auto entre las personas que se encuentran en la entrada de la residencia millonaria, donde se sitúa la mansión Sprayberry. Digamos que, desde que sucedió el secuestro, múltiples reporteros han venido de distintas partes del país para acosar a las personas que se hospedan aquí. Nadie les ha dado información porque, en realidad, ninguno sabe lo que sucedió exactamente.

La noche que yo vine con Dylan, puede que haya sido la peor que tuvieron que haber presenciado estas personas de alta clase. Los rumores que he captado cuentan que, muy al contrario de lo que me dijo el vampirito, ellos sí estaban esa noche aquí, solo que se habían refugiado en una gran habitación de seguridad subterránea en este mismo lugar. Eso a consecuencia de que el clan de Drake quiso hacer sus estragos aquí para atraerme. Y como esta gente se baña en su dinero y tienen en cuenta de que el pueblo no es el más seguro, decidieron construir lo que yo considero una bóveda debajo de sus casas por si momentos como ese sucedieran. También intuí que Dylan no los sintió porque el suelo los ocultó.

Ahora, las personas no saben cómo explicar que unos supuestos humanos saltaban y destruían todo como duendes demoniacos. Por lo que decidieron mejor guardar lo que verdaderamente pasó esa noche. Y no diría que es por miedo, es más bien porque quieren guardar su reputación de no hacerlos pasar por locos. Algo que nos favoreció.

Observo mis alrededores a través de la ventana del auto, con algo de inquietud. Por las calles de la residencia, un poco al contrario a las afueras de la muralla, hay gente que se encuentra reparando los daños que provocaron los vampiros. Hay autos y camionetas de las compañías eléctrica y de agua. También algunos bomberos. Supongo que, a pesar de que ya ha pasado más de una semana de lo que sucedió, aún quedan cosas por reparar.

Un poco más tarde, ya nos encontramos a las afueras de la mansión a la que le pedí el favor al guardaespaldas para que me trajera. Cruzamos sus murallas cuando Edward se reportó al guardia que custodiaba la entrada y lo primero que noté al pasar es que la gran estructura se encuentra en remodelaciones. Hay trabajadores por todos lados, con distintas cosas de albañilería y jardinería. También hay más seguridad de lo que recordaba. Todo de seguro a consecuencia de lo que pasó.

— Gracias por traerme, Edward— le dije cuando llegamos a la entrada.

— Puedes llamarme cuando quieras, Houchein— avisó él en una pequeña sonrisa, siempre cargando sus lentes oscuros—. No voy a encontrar la forma de agradecerte nunca.

Le asentí en una sonrisa ladina y luego me dispuse a salir del auto. Edward no tardó en arrancar, de seguro iba al estacionamiento para luego ejercer sus labores.

Mi relación con él, pasó de ser casi nula a una de amistad más o menos estable. Todo ocurrió luego de que el guardaespaldas vio que nosotros llevamos a los Sprayberry a su mansión, siguiendo la excusa de que conseguimos y le pagamos a los terroristas para que los soltaran, y que apenas estábamos llegando de Milán, donde consecuentemente nos conseguimos con el accidente automovilístico de mi madre.

Desde entonces él se ha esforzado en al menos articular dos oraciones cuando yo estoy presente, y estuvo también apoyándome en el funeral de mamá, además de que me hace favores. En su empleo, a parte, tuvo un ascenso y ahora es el jefe de seguridad de los Sprayberry, aunque le pidió al señor William que él seguiría cuidando a Augus a pesar de eso, por puro amor de hermandad. Algo que mi ídolo no vio como malo. Aunque eso, realmente, fue una recompensa porque Edward fue el que más se esforzó en encontrar a los Sprayberry. Al punto de pensar de que no lo hizo por el simple hecho de que estaba buscando un problema humanamente normal, algo que no era.

Prometo encontrarme © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora