Elige un destino

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POV Zestia

- ¿Cómo que la boda será esta noche? - Le pregunté a la pequeña ninfa que me ayudaba a arreglarme, aun a costa de mis objeciones.

- Eso dijo Apolo - Me contestó. - Al parecer algo no marcha bien y tendrán que adelantarse los preparativos -.

- ¿A qué te refieres? -.

Se encogió de hombros y me miro con pena. - No lo sé, los dioses no la dan explicaciones, pero es una lástima... -. Suspiró con un dramatismo típico de ninfas. - Planeamos un baile especial para la boda pero ahora no podremos presentarlo, ¿sabes cada cuánto se casan los dioses? -.

- Ammm, no lo sé. ¿Cada nunca? - Le respondí con sarcasmo.

- ¡Exacto! -.

Negué con la cabeza. Pensar que tendría que vivir con estas ninfas 24/7 hacia que me diera dolor de cabeza. En su mayoría eran agradables pero no entendían ninguna de mis bromas ni me daban privacidad. Solo los cielos sabían cuanto necesitaba unos minutos de silencio.

Me puse de pie y me contemple en el espejo de cuerpo completo que habían colocado en mi habitación. ¿Podía mi corazón romperse más?

El vestido que me habían hecho usar no era para nada uno que usaría una novia moderna, cualquier chica lo vería sumamente sencillo. Una estola de hilos de oro blanco; decorados antiguos, símbolos de Hades, finas cadenas sujetando la vestimenta y un delgado cinturón con pequeños dragas.

Sí, ese era mi vestido soñado, aquel que usaría cuando a penas era mortal, aquel con el que recibiría al amor de mi vida... el rostro de Leo cruzó mi mente, no, ese recuerdo le pertenecía a Alein, no podía sustituirlo por ningún otro, incluso si mi deseo de ver a Leo fuera más fuerte que ningún otro.

- ¿Lista? - Preguntó Apolo al tiempo que ingresaba a la habitación.

- ¿Sabes? En la actualidad tienen esta costumbre en la que el novio no ve a la novia antes de la ceremonia - Le dije sin despegar la vista de mi reflejo. Malditas fueran las ninfas, me habían hecho lucir radiante y hermosa, para nada representando mi sentir interior.

- Es una suerte que esa no sea nuestra tradición - Me respondió sonriendo. Se colocó detrás de mí y abrazó mi cintura.

- ¿Por qué adelantase la boda? -.

- Deberías poder adivinarlo -.

- Incluso si Leo viniera, yo ya he tomado mi decisión... - Giré para mirarlo. - ¿Me estás ocultando algo? -.

Negó con la cabeza y sonrió, se le formó un pequeño hoyuelo en la mejilla izquierda. "Mentira", pensé de inmediato. Ese era un pequeño detalle que solo los años podían enseñarte sobre las personas. No podría engañarme, no podía hacerlo yo tampoco; Apolo sabía bien que en el fondo odiaba mi destino tanto como él odiaba el suyo.

- En cualquier caso no podrá llegar hasta aquí, ni siquiera tendré que interceder -.

- Esta bien - Le corté.

- Vamos - Me tomó de la mano. - Los invitados esperan -.

Me miré un segundo más en el espejo, el destino era cruel, las maldiciones lo eran aún más pero mi corazón o debía temblar, no podía dudar. Me casaría aún tragando mis lágrimas y terminaría por una vez con este destino.

Por lo menos una vez (Leo Valdez)Where stories live. Discover now