Zestia

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POV Percy

Encontrarla fue más fácil de lo que esperaba.

A penas cruzamos las grandes puertas del hotel, nos encontramos con un sin número de botones ofreciéndonos la tarjeta-llave de nuestras nuevas habitaciones y una tarjeta de crédito ilimitado para cada uno.

- Wow, gracias amigo. ¿Si pierdo mi tarjeta me darías otra? - Comenzó Leo con alegría al tiempo que el botones le ofrecía una tarjeta adicional.

Todos lo miramos con reproche pero él se limitó a encogerse de hombros. - Por si acaso - Dijo sin vergüenza alguna.

- Vamos a nuestras habitaciones, me muero de hambre - Nos indicó Annabeth con falsa emoción.

Uno de los trabajadores del hotel nos guió por el complejo mientras nos indicaba dónde estaba el casino y la sala de videojuegos. Nada nos parecía importante; bueno Piper parecía emocionada cuando se mencionó el spa, aunque lo ocultó de inmediato y Leo... El precia haber encontrado el lugar de sus sueños cuando pasamos junto a una sala llena de computadoras y miles de máquinas que yo no tenía idea qué eran.

- ¿Hay algún lugar donde pueda llevar a mi chica a bailar? - Nos sorprendió Will con una típica sonrisa de hijo de Apolo.

- Claro, en el cuarto piso hay una pista de baile y si son clientes súper VIP, pueden entrar a la disco en el sótano - Le contestó el botones con tranquilidad.

- ¿Cómo me vuelvo un cliente súper VIP? - Preguntó Annabeth.

Por un segundo nuestro guía pareció extrañado por la pregunta, como si no fuera común o si intuyera que no estábamos cayendo en su hechizo. Pero sonrió y continuó su explicación.

- Sólo aquellos clientes que se han ido y han vuelto por su propio pie pueden entrar -.

Con una alegría que helaba los huesos se giró hacia Nico y le entregó tres tarjetas doradas que parecían tener incrustaciones de rubis. Nos indicó con una mano las puertas de nuestras habitaciones, sin darnos cuenta habíamos llegado a nuestro destino. Sin más, se retiró.

Jason no perdió el tiempo y abrió la puerta de una de las habitaciones, nos hizo una seña para seguirlo dentro.

- ¿Qué diablos pasó? - Pregunté por fin.

- Sólo tres de nosotros habíamos estado antes aquí y sólo tres tendrán permiso de ingresar a ese salón VIP - Me respondió Nico con calma.

- Y seguro allí está la chica esa, ¿no? - Completó Will.

- Puff, puedes apostarlo amigo - Le apoyó Leo quien seguía jugando con su tarjeta de crédito. De alguna manera me hizo pensar en que quizá nunca había tenido una y quizá no fuera la mejor idea dejar que la conservara.

- Ares dijo que debían ir tres a hablar con ella, tres tarjetas... No necesito una profecía para ver a dónde iba esto -. Piper suspiró.

- Tendremos que sacarla de aquella sala primero - Hablé.

- Deben traerla aquí, es el mejor sitio pero... - Annabeth se detuvo un momento y miro a Leo.

- Ya entendí, yo iré a ese cuarto de videojuegos que mencionaron antes. No se ustedes pero esta es la mejor misión a la que me han enviado - Le respondió él con alegría.

- Movámonos antes de que sospechen el porqué estamos todos encerrados - Dijo Jason.

A continuación todos nos dividimos. Nico, Jason y yo regresamos al lobby donde mostrando nuestras tarjetas doradas como si fueran gafetes, preguntamos la ubicación de esa disco VIP o lo que fuera. El resto debía pasar desapercibido pero cerca del cuarto para poder ver cuando regresáramos.

- Por aquí - Nos indicó una chica de unos 22 años aproximadamente. Llevaba un vestido corto de fiesta con el logro del hotel en su espalda.

La seguimos con falsas sonrisas, salvo Nico que para variar tenía el ceño fruncido. Entramos a un ascensor que al parecer funcionaba con nuestras tarjetas, las colocamos uno por uno y el aparato cerró sus puertas para comenzar a descender. Un sonido nos indicó que podíamos salir.

Las puertas se abrieron revelando una gigantesca sala repleta de gente; debía haber al menos unas 300 personas que bailaban al ritmo de la música electrónica, se besan o tomaban. Sin embargo no hacía falta buscar a la semidiosa.

Al fondo de la sala, rodeada por un gran número de chicos y chicas que conversaban sentados a su alrededor con alegría, se encontraba una rubia con un sencillo vestido blanco, demasiado inocente quizá para el ambiente de esa disco. Parecía, no, literalmente tenía un ligero brillo dorado saliendo de ella y sus ojos eran del mismo color que el icor de los dioses.

- Rayos -. Atiné a decir antes de que las puertas del elevador terminaran de cerrarse a mis espaldas.

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Primero que nada, gracias a las personas que leen este fic, espero les esté gustando.

Y para los que me preguntaron jijiji, actualizaré los viernes.

Por lo menos una vez (Leo Valdez)Where stories live. Discover now