Cada uno tiene un destino

2.4K 198 5
                                    

POV Nico
Nunca había notado lo lejos que se encontraba de techo de mi cabaña. Estiré una mano hacia él como si quiera tocarlo, algo obviamente imposible. Tomé una gran bocanada de aire y miré hacia mi costado. Zestia dormía plácidamente, abrazada a mi otro brazo, mientras que Hazel se encontraba en la cama de a lado.

No sabía qué hora era, quizá las tres o cuatro de la mañana pero no podía descansar. Había demasiadas cosas rondando mis pensamientos; todo el asunto de Valdez, Apolo y sus locuras, esa daga Inferno que me daba mala espina, mi hermana mayor con su sonrisa que cada día parecía ser menos frecuente o Hazel con la decisión que acababa de tomar a inicios del verano y que ahora parecía pasa vez más real, pero sobre todo pensaba en Will... Sus acusaciones, sus palabras, su rostro triste y algo molesto, su sonrisa y... Sus labios.

Suspiré rindiéndome, no podría dormir esa noche. ¿De verdad Will sentía aquellas cosas respecto a Percy? ¿Había sido mi culpa? Tenía que admitir que después de todo al asunto de la confesión y eso, sí me había vuelto muy cercano a Will pero jamás lo hice con la intención de remplazar al pelinegro. Sólo quería un amigo, alguien en quien confiar y es que estar con el rubio era de lo más divertido.

No me costó mucho darme cuenta de las similitudes entre Will y Percy pero a la vez había todavía más diferencias entre ellos y es que estar con el menor era como tener un poco de luz, una parte alegre y segura. Como tener un poco del verano siempre a tu lado.

Abrí los ojos como platos ante aquel último pensamiento, miré a Zestia, por fin analizándola, algo que seguramente debí hacer antes. Su ligero brillo parecía más débil aquella noche; el cabello rubio y el calor de cuerpo, los hijos de Apolo tenían razón, ella era como el verano pero quizá no podrían entender que para nosotros, todos ellos lo eran. Brillantes y alegres, valientes pero a la vez cuidadosos, con sus sonrisas de revista y sus ojos alegres; todo lo que nosotros no éramos, todo de lo que carecíamos; nuestra oscuridad a su lado parecía menos, algo en ellos nos hacía sentir más vivos. Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro, recordando de nuevo a Will. Como un hijo de Hades entendía lo difícil que debía ser para mi hermana; esa alegría siempre rodeándote incluso cuando debes lidiar con tanta muerte. Era un castigo cruel.

Solté mi brazo del agarre, tenía que hablar con Will, de otra forma no volvería a dormir y los dioses saben que necesitaba hacerlo. Me levante con cuidado, haciendo la menor cantidad de ruido posible, me coloqué mis zapatos y mire a mis hermanas con una sonrisa antes de dirigirme a la puerta. ¿Quién habría imaginado que llegaría a tener una familia así de complicada?

- Ponte un suéter o algo antes de ir a ver a ese rubio -. Giré sobre mis talones para encontrarme con una adormilada Zestia. El rojo tipo mis mejillas, ¿cómo lo sabía? ¿Eran tan obvias mis intenciones?

- Claro - Dije nervioso, tomé mi chamarra y salí de la cabaña.

-------
POV Piper

Apolo quería charlar, lo sabía porque me encontraba en una cafetería, a pesar de haberme ido a acostar recién. Las paredes estaban repletas de fotografías del dios, posando cual modelo, algo que realmente no apreciaba pero fuera de eso el lugar era completamente normal.

- Piper, querida -. Saludo el dios que de la nada estaba frente a mí.

- No le hables con tantas confianzas a mi hija -. Mi madre se encontraba a mi derecha.

- Tranquila, querida -. Le consoló Ares, quien estaba a mi izquierda.

Miré a los tres dioses con curiosidad, ¿De qué iba todo esto?

- Ammm... - Comencé.

- Lo sé, lo sé. Es asombroso este sitio pero tendremos que ir al grano -. Me interrumpió Apolo.

Lo miré con resignación, no valía la pena el esfuerzo de preguntar razones, no cuando estaba junto a los tres dioses más creídos e irritantes, al menos a mi parecer. Sentí un poco de culpa al pensar eso de mi propia madre pero no pude evitarlo.

- Quiero que le des esto a Leo - Dijo Ares, regresándome a la platica que se presentaba frente a mi. Colocó una espada sobre la mesa.

- ¿Qué? - Pregunté.

- Y yo quiero que no lo hagas - Hablo mi madre.

Apolo movió una mano y de pronto tenía una taza de café en la mano.

- Veras, esta no es una espada cualquiera, pertenece a la colección especial de Ares. Se dice que con ella cualquier hombre se vuelve el mejor guerrero -. Explicó el rubio.

- Ellos quieren darle ventaja para su lucha contra Zestia - Se quejó mi madre. - Si Leo gana, la pobre Zestia se irá con Apolo -.

- Oh, vamos. Piper está de nuestro lado y no estamos dando ventajas. Zestia es una guerrera con siglos de experiencia y también tiene armas muy poderosas, solo estamos nivelando el terreno -. Se defendió Ares. - Estás de acuerdo, ¿verdad, Piper? Después de todo tu votaste a favor de Leo -.

Recorrí a los tres dioses con la miríada, nerviosa. Era verdad, mi voto estaba con Leo pego después de verlo con Zestia en el campamento, viéndolo reír como antes, me era difícil saber si realmente estaba haciendo lo correcto.

- Yo... - Comencé.

- Piper, el amor no debe forzarse -. Me detuvo mi madre. - Tú sabes lo Apolo ha hecho, sabes el futuro que llegará -.

- ¿Qué? - Le interrumpió el rubio. - ¿Cómo puedes decir eso? -. Sonrió con arrogancia y pasó una mano sobre la hoja de la espada.

Una imagen apareció sobre la hoja, al principio era borroso, como si se tratara de un video mal enfocado pero poco a poco fue tomando forma hasta mostrar a Leo, se veía mayor de lo que era ahora, tenía la cara manchada de aceite de motor y tenía una llave de tuercas en la mano, se reía mientras parecía hablar con alguien.

- El sueño de tu amigo es envejecer, tener un taller como su madre y ser feliz -. Dijo Apolo. - Eso jamás se cumplirá a lado de Zestia, así que decide... -.

- Dale la espada a Leo y deja que su futuro sea el que él deseaba desde el inicio, mientras que Zestia cumple con su destino también -. Lo secundó Ares.

- Fingir que amas a alguien por toda la eternidad no es un buen destino - Contestó mi madre. Se levantó con aire resignado y desapareció, era claro su mensaje, "era mi decisión". Ares sonrió y se fue también.

- No es como que finja. ¿Sabes? - La voz masculina del dios parecía más seria que antes. - Zestia y yo también nos amamos. Quizá no de una forma que ustedes lo entiendan pero... A pesar de todo, no quisiera que creas que solo estamos juntos por capricho mío. Yo... De verdad la necesito  -.

Por primera vez en mi vida, vi al dios del sol con una tristeza tan marcada en el rostro. Mis ojos se abrieron como platos pensando que quizá imaginas cosas pero parecía tan dolido en ese miembro que era imposible ignorarlo. Parpadeé y de nuevo estaba en mi cabaña. Me incorporé sobre la cama, la espada estaba apoyada contra el pequeño mueble que tenía a un lado mío.

- Rayos -. Murmuré antes de cubrirme hasta la cabeza con la sabana, intentando dormir de nuevo. Ya hablaría con Leo sobre todo aquello.

--------

Una disculpa por tardar tanto en publicar, pero ya estoy se vuelta.

¿Qué opinan? ¿Piper debería darle la espada a Leo?

En la próxima entrega prometo más romance jejejeje.

Por lo menos una vez (Leo Valdez)Where stories live. Discover now