Capítulo 47 | El futuro y el pasado.

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Y, hablando de William, él se ha recuperado gratamente. Cuando lo trajimos, puede que lo hayan internado, pero se esforzó en salir cuanto antes de ahí para seguir en aquel trabajo que le da vida, dando la pequeña demostración de que no puede estar muy lejos de sus inventos. Sin embargo, actualmente lo veo parado entre sus trabajadores. Lleva un yeso en uno de sus brazos, como consecuencia de una fractura que Margaret no vio. También lleva vendas consigo, aunque sus golpes y rasguños más leves ya se les habían sanado. Él me saluda con la mano cuando me ve, pero deja de prestarme atención de inmediato cuando los trabajadores lo acosan con un plano de lo que debe de ser el nuevo diseño que marca un antes y un después de lo que de seguro fue uno de sus peores días.

Como ya había informado mi visita, me dispongo a caminar dentro de la mansión en remodelación, asegurándome como siempre de que, lo que ahora sé, cenizas de sauce estén desactivadas para que no me hagan daño. En seguida vi que lo estaban, y me desplacé directamente para la segunda planta, donde debe de estar mi amigo en su habitación recién acomodada. Edward me informó que las habitaciones principales ya estaban remodeladas, pero otros lugares, como la sala, parecía un huracán de desastre.

Cuando llegué a mi destino, pasé directamente al escuchar el ruido de un videojuego con alto volumen. Vi a Augus entre la oscuridad de su habitación y la luz que producía la gran pantalla del televisor, la cual debieron de comprar recientemente porque Dylan no dejó nada eléctrico que pudiera servir. El vidente, en realidad, no estaba jugando, solo veía cómo perdía, y perdía, y perdía, y volvía a perder en un videojuego.

Por eso enciendo la luz, y él se encandila al instante.

— ¿Cómo estás?— le pregunté cuando finalmente fija su mirada en mí.

— Bien— responde secamente—. ¿Y tú?

Mi boca ejerce una sonrisa sarcástica cuando divago su atuendo. Parece un ermitaño, y no es como si las vendas que tiene en algunas partes de su cuerpo le estuvieran ayudando. También podría ser comparado fácilmente por un pirata a través del parche que tiene en uno de sus ojos. Él no lo quiere decir, pero sé que trataron de arrebatarle de la peor forma ese ojo.

Augus y yo no habíamos hablado realmente después del secuestro. Como dije antes, yo estaba cerrado internamente. Pero ahora que tengo en mente lo que tengo que hacer para liberarme, debo de hablar con el vidente, y consecuentemente descubrir los misterios que se aguarda.

— Mal— admití, asintiendo y frunciendo algo la boca—. Yo no voy a mentir, me siento terriblemente mal porque no puedo liberar el nudo que me hará sentir mejor. Y, ¿Sabes qué? Sé que tú tampoco estás bien.

Creo que Augus frunce la ceja, aunque solo le quedó la mitad de ella, como signo de sospecha ante mi actitud. Sé que debe de pensar que, a pesar de que acabo de perder una mitad de mí, estoy siendo muy yo en este momento. Pero que, además de eso, estoy introduciéndome profundamente en su mente, y eso le confunde. Y creo que a él no le gusta estarlo, porque no es propio de su persona que la vida lo sorprenda.

— ¿Y ahora qué?— se encoge de hombros con algo de fastidio—. ¿Invades mi privacidad para decir lo que siento y lo que no? Creí que jugaríamos, no esto.

— Estoy cansado de jugar— rebatí en el caso hipotético de nuestra vida, caminando de un lado a otro en la pequeña habitación, la cual daba ese efecto porque hay muchas cosas aquí adentro en este momento.

Verdaderamente, no sé cómo iniciar con este tema, pero me gobierna un sentimiento impulsivo cuando lo pienso una vez olvidada mi soledad. Puede que ya Augus haya visto esta discusión, como puede que no, ya que hasta yo mismo me siento impredecible ante todo. Esto será difícil, pero no creo que sentirme como un león enjaulado ayude de mucho, así que me paro en un sitio cualquiera y me vuelvo a fijar en él.

Prometo encontrarme © (Completa)Where stories live. Discover now