Capítulo 40 | Irregularidad.

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Es decir, ¿Qué diría mamá si llevara tal animal sobrenatural a casa?

Probablemente se infartaría. Y no sólo ella, también la sociedad, porque lo que sucede con el felino, además de que es un depredador inminente, no es común. Así que nos limitaremos a mantenerlo oculto por la redoma de la casa de los Sprause; con él sólo puedo pasármelas en las noches o en el bosque, donde las personas no nos pueden ver. También puede estar merodeando por mi casa en las mañanas, siempre y cuando mamá esté trabajando y los vecinos estén concentrados en una cosa diferente a lo que esté sucediendo en el patio trasero de mi hogar. Debía ser sumamente cuidadoso, sin embargo, mi mente ya había preparado un par de excusas por si algo salía mal en algún momento.

Dejando este tema aparte, otro punto en el que me enfoqué es el tema de los vampiros. Es decir, sí, ya conocía algunas cosas sobre ellos; su verdadera piel, el hecho de que no dormían, su evidente atracción por la sangre, sus dones, sus ojos rojos y violetas, su súper curación, sus habilidades, su velocidad y agilidad, casi todo en realidad. Pero nunca me enfrasqué en sus debilidades, las cuales siempre creí que eran las estacas de madera en el corazón, el ajo, el sol, básicamente todo lo que decía Stephen en su libro. Según Daniela, todo eso son patrañas, y nada de eso les afecta en los más mínimo; con el sol ya me demostró lo que le puede suceder, el ajo lo único que le provoca es fastidiar su olfato, en las casas ellos pueden entrar siempre y cuando no estén protegidas con algún conjuro sobrenatural— lo cual me pareció interesante—, y las estacas simplemente le provocan un dolor que luego es curado.

Daniela me informó que, lo único que puede con ellos, es el contacto con una gran cantidad de fuego, también me dijo que se podría arrancar la cabeza de un vampiro para que ellos quedaran inmóviles. La criatura podría tener la capacidad de ver y sentir incluso si le hacen aquello, pero prácticamente eso no le dejará hacer nada.

Además de eso, destacó que eso sólo era una debilidad única entre ellos. Pero había dos debilidades mucho peores, que pueden afectar a cualquier criatura sobrenatural, no sólo a ellos; una era la llamada frecuencia que escuché en la casa de Thomas— aunque eso no se lo dije a Daniela, lo descubrí yo mismo—, y la otra eran las cenizas de un sauce. Algo capcioso, ya que, ¿Por qué los restos de un árbol afectarían a unas criaturas no comunes?

La vampira sólo me respondió que, en la antigua civilización, se creía que el sauce era el ser natural más sabio que existía, dándole un poder similar al de la luna. Y quizás esto que ejerce sobre las criaturas sobrenaturales lo demuestre.

Ahora, lo de la frecuencia, eso es sólo un aparato creado por los cazadores, cuya función es enviar ondas aturdidoras a seres con audición aguda. Eso lo entendí muy bien, lo que no me quedó muy claro es el hecho del por qué me conmovió a mí, si hasta me consideraría sordo en algunas ocasiones.

La única extraña forma de que me afectara, es que yo…

— ¿Qué estás haciendo, Garu?— mi pensar se detuvo abruptamente cuando el tigre me dejó de hacer caso. Ya no seguía el camino que yo le indicaba, aunque luego caí en cuenta de que eso sólo lo hace cuando la vampira ejerce una orden sobre la mía—. Entiendo, Daniela me llama.

Dejamos la helada pista de patinaje atrás, y nos adentramos de nuevo al ambiente primaveral del bosque. Sabía que la dirección a la que íbamos era hacia el pueblo, no tardaríamos en cruzar la frontera con la velocidad del tigre. No obstante, no me preocupé a pesar de la hora mañanera del día, ya que Daniela era en extremo cuidadosa, incluso más que yo. No nos descubrirían.

Prometo encontrarme © (Completa)Where stories live. Discover now