Capítulo 35 | Pacto.

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— ¿Seres inocentes?— indago, aunque profundamente ya sabía la respuesta a eso.

— Humanos que no conocen nada acerca de este tema, niños de nuestros clanes y manadas, y criaturas que pidieron permiso para entrar y no han dado prueba contraria a difundir la paz— hace una pausa para colocarse un mechón de su cabello detrás de su oreja, mientras que mi atención estaba fundida en ella—. Existen muchas criaturas que no conoces, que las leyendas dicen que son malvadas, pero aún así le damos el beneficio de la duda; Christine era una de ellas, y sus actos nos han dado permiso para atacarla.

— Es decir, que, al matar a Christine, el pacto no se rompería— insinué—. Pero si yo muriera a sus manos, entonces las demás criaturas se verían forzadas a atacarlos a ustedes, porque la chica es vampira y, en menor grado, su clan fue los que le dieron permiso de entrar al pueblo.

— Sí— confirma, con una chispa de inquietud—. Por otro lado, el pacto también cubre el territorio de los cazadores, vampiros, hadas y hombres lobos; aquellas fronteras que no podemos cruzar sin su consentimiento y las zonas en las que inevitablemente nos podríamos encontrar, como el instituto, clínica, biblioteca, entre otros. Así, la búsqueda de comida estará equilibrada y nadie culpará a nadie porque la fauna se está acabando en sus tierras.

— ¿Y qué pasaría si se rompiera ese pacto?— inquiero.

— La guerra volvería— sus ojos vuelven a recaer en mí, y el miedo que se representa a través de ellos no me producen mucha confianza, porque pocas cosas hacen temer a Daniela—. Y no sería una muy bonita, porque cualquier ser, inocente o no, podría morir o ser destruido.

— ¿Eso ya ha pasado?— tuve la necesidad de preguntar, porque su profunda mirada está removiendo algo en mí, y no creo que sea sólo porque sus padres se lo hayan contado—. Y me refiero a, ya sabes, después de que se estructuró el pacto.

Ella se queda observándome, y toda expresión en su rostro se disipa. No logro saber lo que siente, pero la capto con un aura fría y sombría. Aprieta un poco el agarre de su mano con la madera de la banqueta, y casi siento que la va a partir, hasta que veo que, la realidad de eso, es que está aterrorizada, no enojada:

— Sí, y por eso lo digo, es más complicado de lo que parece— murmura—. Sucedió hace ciento cinco años, cuando una manada con un alfa demente llegó al pueblo y empezó a decapitar personas y hadas. Claro que en un principio no lo sabíamos, pero tuvimos que intervenir, porque pensábamos que era la manada que desde un principio estuvo en el pueblo. Y pues… un mal entendido llevó a la guerra, y la guerra llevó a que Bennys Hills fuera el pueblo con más índice de mortalidad en ese tiempo; considerándolo peligroso, lo que atrajo a las verdaderas mafias a instalarse aquí. Pero verdaderamente nunca les prestamos atención, ya que nosotros debíamos de encargarnos de algo más grande, como lo son los riesgos sobrenaturales.

El tono de su voz me indica que el suceso fue sumamente grave, como aquellas guerras que nos narran los libros de historia, donde algunas conmemoran a los caídos, mientras que otros celebran la victoria. Lo que me hace preguntar el hecho del por qué en esta ocasión fue diferente, el por qué Bennys Hills se encuentra oculto en Oregón a pesar de lo que ocurrió, por qué sólo sigue siendo una sombra…

— ¿Por qué nadie menciona el tema si fue algo tan reciente?— reconozco. También me sorprende que en el instituto nadie lo mencione, ni en los libros, ni en el internet, ni nada. Sólo se limitan a encerrarse en la noche, como si fuera una tradición que a nadie le interesa de dónde vino.

Prometo encontrarme © (Completa)Where stories live. Discover now