Capítulo 32 | Dependencia.

Start from the beginning
                                    

— Entiendo— correspondo su respuesta. No obstante, se desviaba mucho del asunto. Quise enfocarla aún más: — Pero si la profesión fuera, no lo sé, un cazador, ¿También aplicaría?

Ella se queda pensativa por un momento, mientras que yo estoy un poco nervioso por su repentino silencio. Tal vez esté sospechando algo.

— Supongo— habla finalmente—. Diría que hay dos clases de cazadores, aquellos que matan por matar, que sus acciones no tienen propósito alguno, y aquellos que matan para salvar vidas.

— ¿Cómo funciona el segundo tipo de cazador?

—- Pongamos otro ejemplo, un grupo de tres serpientes venenosas entran a tu casa desorientadas, pérdidas. Ellas no saben en dónde están, pero harán lo que sea para defender lo que ellas creen que es su territorio. Son capaces de morder y envenenar a cualquiera que se les acerque. La primera acción que harán las personas será matarlas, ya que no quieren que eso pase. Ellos no quieren morir y tampoco dejarán que a sus seres queridos les pase algo malo— simplifica—. Claro, matar a tres serpientes no te hace un cazador, pero espero que hayas captado la idea.

Yo sólo asiento, entendiendo tal explicación.

— ¿Y ahora por qué tantas preguntas?, ¿Te volverás cazador?— pregunta en broma.

— Eso nunca— digo con el mismo tono, pero en realidad digo la verdad—. Es sólo curiosidad, vi una película acerca de cazadores.

Debería de dejar de mentir, el karma puede venir por mí tarde o temprano.

— Mi hijo, siempre tan curioso— murmura con algo de orgullo, como si me sentido perspicaz fuera un don. Lo que no sabe, es que a veces puede procurar ser todo lo contrario.

La última noche que hablé con Thomas, aquella en la que todo sucedió, me dijo que desde pequeño se le inculca esta profesión como una tradición, pero también aseguró indirectamente que ya no lo hace porque lo obligan, más bien parece que él mismo se exige. Pero, ¿Por qué lo haría? El rubio no parece del tipo de persona que mata porque sí, más bien parece del segundo tipo de cazador.

«Ellos no quieren morir y tampoco dejarán que a sus seres queridos les pase algo malo»

(...)

Horas y horas de viaje conllevaron a que, en algún punto, mis ojos decayeran y me durmiera en el proceso, perdiéndome la mayor parte del vuelo. No vi ciudades, y tampoco el cielo por mucho tiempo, todo fue oscuridad junto con un leve ajetreo y voces a mis alrededores. No fue hasta que, a través de aquella pesadilla del incendio de mi hogar, me desperté ajetreado.

Pero esta vez fue diferente, y no me refiero a que el día nos rodea, cuando en realidad caí en la inconsciencia cuando la luna adornaba el cielo. Sino que, por esta ocasión y las anteriores después de mi coma, no obtuve otro fragmento de lo sucedido.

Parece que la pesadilla se estancó, por más extraño que suene eso. Sueño lo mismo, una y otra vez, y me despierto con el mismo sentimiento de culpabilidad. Bueno, quizás no es el mismo, ahora puede que sea más fuerte, y temo la verdadera consecuencia de ello.

— ¿Estás bien, Adam?— indaga mamá a mi lado, y desplazo lentamente mi mirada hacia sus ojos preocupados, y los míos no tardan en ser similares a los de ella cuando me veo en la obligación de usar mi último recurso para sacar a flote el verdadero recuerdo.

Prometo encontrarme © (Completa)Where stories live. Discover now