Capítulo 29 | Vínculo.

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Sólo pude sentir cómo dejé de respirar ante la escena.

El cuerpo del rubio se encuentra en una similar tabla de intento de cama que poseía yo, pero evidentemente su estado era peor al mío; poseía más maquinas alrededor, eso era claro. Unas las reconocía, otras no; pero mi atención cayó completamente en la que le proporcionaba oxigeno artificial a través de un tubo que se incrustaba por su boca e iba directamente a su garganta. No sé qué es lo que se siente tener eso, pero no ha de ser bonito.

Dudé en caminar hacia él, pero aún así lo hice. Los recuerdos me atormentaban conforme me acercaba; inicialmente por el cómo nos conocimos a través de un simple lápiz, el cómo me mostró el pueblo, el cómo siempre se dejaba influenciar por mis locuras y el cómo se encargó de que mi estadía en el pueblo no fuera tan mala como creí que sería. Thomas siempre estuvo ahí para mí, ignoró todo orgullo y dignidad cuando se mojó en la lluvia para discutir algo que no hizo, también me protegió indirectamente de lo desconocido y tuvo la iniciativa de contarme la verdad.

Pero, ¿Qué hice yo a cambio? Siempre le exigía a él, pero yo no daba lo mejor de mí para que se sintiera augusto conmigo, todo lo contrario, le hice algo cruel al amarrarlo con una soga.

Thomas quería lo mejor para mí, pero yo no me esforcé en reconocerlo.

Ahora admiro las consecuencias de mis actos; los rasguños, los moretones, el montón de vendas que tiene en la cabeza, su piel pálida parecida al de los vampiros, y su rostro demacrado y sin su chispa característica. Todo lo provoqué yo.

— No puedo creer que todo esto fue mi culpa— susurro para mí mismo con los ojos húmedos—. Lo siento, Tommy— está vez me dirijo a él, aunque no espero que me escuche.

— No digas que fue tu culpa— puedo escuchar una voz que ya reconozco muy bien.

Daniela se encuentra recostada en el marco de la puerta con los brazos cruzados, sus ojos van de mí al rubio. Cuando mira a Thomas, una chispa de dolor pasa a través de ellos, pero se encarga de apartarlo rápidamente.

Al parecer siguió mis pasos hasta aquí, y sinceramente no creo que se esforzara mucho por detenerme. Después de todo parece que sabía lo que necesitaba, que quería verlo y asegurarme de que fuera verdad. Aunque aún deseo que sea una broma.

— Ya le dije a los guardias que eras alguien muy cercano a él— explicó mientras veía a sus espaldas—. No me creyeron, pero los convencí para que nos dieran unos minutos para verlo.

— Gracias— es lo único que le digo en un susurro.

Y después de eso me dedico a examinar aún más a Thomas, como si la imagen que tuviera en frente fuera una ilusión. Me gustaría que lo fuera, pero me da miedo toparme con la inevitable verdad. Se ve tan frágil y delicado. Casi no parece él.

¿Así me veía yo?

— Fue mi culpa— afirmo una vez más—, no lo debí de dejar solo en el bosque. Tenía que ayudarlo a enfrentar a Lydia, no correr como un cobarde.

— No fue del todo tu culpa— trata de reconfortarme Daniela—. Tú no sabías lo que estaba pasando, no sabías nada del tema de lo sobrenatural.

— Tienes razón, no fue del todo mi culpa. Fue de Lydia— ahora examino mejor la escena, y la cólera sube por un momento al llegar una serie de imágenes a mí. Después de todo, ¿Quién fue el que lo dejó en ese estado? ¿Y por qué ella aún no ha recibido un castigo? Porque sino Daniela me lo hubiera mencionado, pero no lo hizo. Así que me propongo con los dientes aprestados: — La voy a matar.

Sé que puede sonar como una amenaza vacía, que no sería capaz de eso. Pero no me importó, lo único que quería era que ella pagara, que sienta lo mismo que está sintiendo Thomas. Tenía la necesidad de actuar de alguna forma, pero Daniela me detuvo al colocar una mano en mi pecho, obstaculizando mi salida. Su toque es fuerte, como si temiera que entrara en frenesí.

Prometo encontrarme © (Completa)Where stories live. Discover now