Capítulo 13 | El ministerio.

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No obstante, sólo la persona de la capucha misteriosa sabía la verdad del aura sobrenatural que rodea al pueblo. Ya que, sí la multitud se enterara, se formaría una muchedumbre para quemar todo el pueblo y así exterminar todos los demonios y brujos que existen por ser un peligro latente para la sociedad. Además que violarían la primera regla de los vampiros; nunca mostrarse verdaderamente hacia los humanos, eso significaría la muerte del vampiro que violó la ley y el humano que descubrió el secreto. Por más duro que suene eso, ha logrado que haya un equilibrio entre humanos y vampiros para que vivan en el mismo suelo.

Al prisionero lo llevaban al escenario improvisado hecho de tablas de madera que se encontraba frente a la estatua. La persona de la capucha misteriosa prestaba especial atención a esta parte mientras se acercaba más al escenario. Sabía que el prisionero que traían los guardias no era normal. No era humano.

Una vez que los guardias con el prisionero llegaron al escenario, lo encadenaron e hicieron que se arrodillara. Y le quitaron el saco.

Era un hechicero. La persona de la capucha lo supo inmediatamente.

Claro está, la multitud sólo lo veía como un simple humano; un británico que cometió un crimen y lo trajeron hacia el pueblo para que pague todo lo que sus ancestros dejaron. Y el castigo será que lo matarán de la forma más lenta y dolorosa posible; lo quemarán y al mismo tiempo honrarán la memoria del Rey Mathew.

La persona de la capucha misteriosa descubrió que él era un hechicero al sentir su magia, porque esa persona, al igual que el prisionero, era hechicera. O como los antiguos pueblerinos le decía, una bruja u brujo.

Llegada la parte final de la ceremonia, los guardias bañaron en gasolina al prisionero, y agarraron una antorcha. Toda la multitud estaba cabizbaja, por respeto a su gran Rey Mathew. Pero la misteriosa persona de la capucha no, tenía en cuenta de que ésta era su oportunidad.

Una peligrosa oportunidad.

— ¡Bleintho!— gritó un hechizo la persona de la capucha mientras alzaba la varita, que había sacado de su manga, hacia el guardia, lo cual hizo que un rayo de luz saliera de ésta, provocando que la antorcha saliera volando de la mano del guardia— ¡Petrificulus!— volvió a gritar otro hechizo antes de que los guardias se dieran cuenta de lo que sucedía. El hechizo provocó que ambos guardias se petrificaran, quedando como piedra— ¡Minuéndo!— finalizó con este hechizo para que, con un rayo de luz purpura, los guardias se volvieran polvo.

Antes que los demás guardias del castillo reaccionaran, la persona de la capucha misteriosa corrió hacía el escenario para liberar al hechicero.

¡Firefenixius!— recitó mientras agitaba la varita en el cielo y pronto se creaba una especie de ave de fuego donde sus alas aleteaban y dejaban un rastro azul de fuego detrás de ella. Ese hechizo eventualmente impactó contra el suelo y provocó que un círculo de fuego se formara alrededor del escenario de madera.

Los habitantes retrocedieron al ver ese fuego esparcirse con gran intensidad, pero los guardias no temían; sabían que un hechicero con su varita era terriblemente peligroso, pero sin ella no era más que una molestia. Así que empezaron a acercarse en batallón; los dos que iban al frente no saltaron lo suficientemente fuerte y el fuego los alcanzó, volviéndolos nada. Los siguientes tres que llegaron pudieron traspasar la barrera, pero la hechicera ya estaba prepara:

— ¡Cegincatatem!— conjuró y de la varita salió un rayo de luz potente y de color blanco que le dio molestia en los ojos a los vampiros hasta que simplemente les causó una ceguera temporal—. Roculusdreagon— susurró y apuntó su varita al suelo. Ese era uno de los hechizos más poderosos y peligrosos que puede aprender un mago, pero era necesario para que la tierra temblara y luego una grieta en el suelo se hiciera presente a la vez que un dragón hecho de tierra pura y minerales derivados saliera y dejara un gran camino de destrucción que derrumbó a dos de los vampiros cegados y cuatro más que se acercaban.

Prometo encontrarme © (Completa)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant