Capítulo 7 | El castigo.

Start from the beginning
                                    

Quizás exagero, pero tampoco quiero averiguarlo.

— Sabes que puedes confiar en nosotros— dice Daniela a mis espaldas, tal como si mi forma de caminar o expresarme mostrara lo que internamente estoy pensando.

— Puedes confiar en mí— corrige de pronto el rubio en voz baja y casi puedo sentir sus miradas de acusación mutua.

Pero simplemente lo ignoro, y entramos a la biblioteca.

Y por un momento, creí que había entrado a un paraíso tropical para los lectores; para aquellas personas que podrían leer cinco libros diarios sin parar y así seguir por días, meses y años. Para aquellas personas que su cerebro e imaginación les pide que los alimente constantemente con cada historia y mínima información. Porque, en realidad, la biblioteca tenía dos pisos de estantes de libros y era excesivamente grande, con varios pasillos por recorrer y sólo tenía unas cuantas mesas en el centro de la sala y unas diez computadoras al final de ésta.

Por ser la hora de salida ya se encuentra casi vacía, pero apuesto a que muchas personas se la pasarán aquí para relajar sus cerebros por un momento.

Thomas y Daniela se acercan a una anciana de cabello canoso que se encuentra detrás de un mostrador sellando lo que reconocí como libros. Supuse que era la bibliotecaria y por eso seguí sus pasos.

— Buenas tardes, señora Madeleine— se presenta Daniela y nosotros hacemos lo mismo—. Somos los castigados del día de hoy.

La bibliotecaria se quita las gruesas gafas que llevaba consigo y muestra sorpresa en sus verdes y cansados ojos, mostrando también algunas arrugas cuando hace ciertas expresiones con su boca.

— ¿Thomas y Daniela? ¿Desde cuándo se meten en problemas sin que esté involucrado Luke?— cuestiona la anciana con suave voz—. Me sorprende de verdad que estén siguiendo su camino.

— Si siguiera su camino, probablemente estuviera muerto— comenta con cierta gracia el rubio.

— Y, si yo siguiera su camino, probablemente estuviera tres metros bajo tierra buscando un ave— prosigue la castaña, lo cual hace ganar toda mi atención.

¿Un animal volador tres metros bajo tierra? ¿Qué tan idiota es ese tal hermano Sprause?

— ¿Qué?— emito con una ceja arqueada hacia ella, aunque sólo logré captar completamente la atención de la bibliotecaria.

— ¿Quién es él y por qué también lo arrastraron a la locura?— sonríe con amabilidad la señora, algo que inevitablemente devolví.

Se nota que es muy amable.

— Me llamo Adam, y fue inevitable caer en esta situación y estoy considerando seriamente huir de ambos antes de que me tiren de una montaña— bromeo.

— Eso es mentira— objeta el rubio—. Tirarte de una montaña no es divertido.

— Quizás tirarte de un avión— acota Daniela.

— O tirarte a la jaula con un león.

— O tirarte de un barco en medio del océano.

— O tirarte a una jaula con monos.

— O quizás amarrarte al barco mientras inevitablemente se hunde.

— O tal vez amarrarte a una pantera para que des un paseo con ella.

— Basta, lo van a espantar— se ríe la bibliotecaria ante el vómito verbal que tienen los chicos.

La verdad no es temor lo que siento porque sé que no es real, más bien me da cierta curiosidad ver cómo por primera vez están intentando llevarse totalmente bien en frente de mí.

Prometo encontrarme © (Completa)Where stories live. Discover now