Epílogo

318K 38K 12.7K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


4 años después (o casi cinco años después)


Revuelvo los tres sobres de azúcar con la cucharilla y le doy un trago a mi café.

La vida en la universidad es exactamente lo opuesto a la escuela preparatoria, aquí sí importa si no haces la tarea, si no estudias todos los días, si no pones atención en clases; estás perdido. Es como llegar a un estanque gigante y sentirse como un diminuto pez en medio de animales más grandes.

Todos te dicen que el esfuerzo vale la pena, al principio te preguntas: «¿de verdad lo vale?», y sí, tienen razón, los desvelos y la desesperación valieron porque el día de hoy al fin puedo decir que me he graduado.

Luego viene la parte complicada, ya no es un estanque, es un maldito océano que te arrastrará si no tienes fuerza ni metas ni convicción. Entrar a trabajar es enfrentarse al mundo, y es mucho peor que la preparatoria y la universidad. Un practicante tiene que aguantar que decenas de depredadores intenten hincarle el diente.

Es ahí cuando te das cuenta si de verdad estás haciendo lo que amas, si amas tu carrera entonces en la indicada, pues eres capaz de aguantar y de esforzarte por mejorar cada día, si no lo es... renunciarás antes de siquiera intentarlo.

Graduarse no es lo difícil, lo duro es conseguir un empleo y cuidarlo si es que quieres comer, eso no te lo explican en ningún lado, en ningún libro ni artículo, tienes que aprenderlo por ti mismo y darte cuenta de que has crecido y que es hora de luchar con tus propias manos.

Miro una vez más el reloj en mi muñeca y repaso en mi mente los pendientes: por el trabajo no me preocupo porque estoy de vacaciones; mi pequeño gato Resees se quedó en mi departamento, espero que no arañe los sillones.

De nuevo veo la hora, pero no ha pasado ni un minuto, estoy tan ansioso que los dientes me castañean y quisiera morderme las uñas.

El tiempo pasó muy rápido desde aquel día, antes de que me detuviera a ver el calendario ya habían pasado un par de años.

Empecé a estudiar, conseguí un empleo y me mudé a un departamento, como no tenía compañía me compré un gato solo porque no había perros.

Salí con unas cuantas chicas —porque ella me lo pidió—, pero ninguna hizo que olvidara aquella última mirada que Natalie me dio en ese estacionamiento, esa sonrisa, ella me estaba prometiendo que volvería, lo sabía, quería aferrarme a que lo haría, que la vería de nuevo y la tendría entre mis brazos otra vez.

Cuando tienes dieciocho y estás de buenas crees que puedes tocar el cielo con los dedos; si estás pasando un mal momento crees que el cielo te va a caer encima.

Eso sentía, que el cielo se derrumbaría sin ella.

Me cerré a todas las posibilidades hasta que la tuve lejos, la extrañé como un loco, no lo resistí y le pedí una cita, aunque eso fuera estúpido porque se encontraba a cientos de kilómetros. Nat y yo nos reuníamos todos los viernes en el videochat, me platicaba de su día y yo del mío, de sus nuevos amigos, de lo hermoso que era California, incluso me contó que había tenido una cita y había salido corriendo antes de que terminara.

Durante cuatro años nos sumergimos en esa rutina, siempre sin hacer planes, ninguno quería estropear las cosas pensando en algo que no fuera nosotros. Creí que nunca volvería a verla, por eso, el día que me dijo que regresaría, enloquecí. Esa noche no pude dormir.

Ha llegado el día, Natalie ha regresado, la tendré cerca otra vez. Quiero reír a carcajadas, también quiero llorar. ¿Y si la conexión entre los dos ya no es igual? Los años y la distancia deben de tener un efecto, ¿no? No quiero pensar ni sugestionarme.

Vuelvo a tragar saliva, los nervios se intensifican cuando el reloj marca las seis en punto, llegará en cualquier momento.

Entonces la veo a través del cristal de la ventana, mi corazón retumba contra mi pecho con tanta fuerza que me asusta. Me tomo un minuto para observarla mientras cruza la calle y se acerca a mi cafetería favorita. Su cabello es más largo y dorado que antes, su piel está bronceada, se ve más grande, más mujer. Es hermosa, joder.

Me pongo de pie apenas escucho la campanilla cuando abre la puerta, la adrenalina corre por mis venas. Entra pisando fuerte con sus botas vaqueras, se detiene en seco tan pronto ve que estoy frente a ella. No puedo despegar mis ojos, mis dedos pican por tocarla.

Dios, la extrañé tanto.

Su boca se entreabre, me estudia como si estuviera descifrándome, sus comisuras tiemblan y forman una sonrisa que me derrite.

Para mi sorpresa, Nat corre y se me lanza, sus brazos se enredan alrededor de mi cuello, la recibo rodeando su cintura, pegándola a mi cuerpo como había estado esperando todo este tiempo.

Por el rabillo de mi ojo veo a una anciana que hace que recuerde el día que nos despedimos en este mismo lugar, al final ella tenía razón, el amor es simple y el destino poderoso. Hoy estamos aquí, sin obstáculos en nuestros camino, con sueños cumplidos y metas alcanzadas.

Huele a ella, se siente como ella, se comporta como ella, como si no hubiéramos estado separados y fuéramos los mismos.

No decimos nada porque no es necesario, estoy seguro de que puede escuchar la emoción y el descontrol que ha causado en mi corazón.

Se echa hacia atrás para mirarme, observo sus ojos cafés y es como si mirara por primera vez a aquella chica que me tiró comida en medio de un montón de estudiantes, la misma que me miraba a escondidas por debajo del flequillo, la misma que me miró con los ojos brillantes cuando le hice el amor y la que me prometió un futuro juntos en el aeropuerto.

Nuestros labios se buscan, me abandono en su beso, no sabía que mi vida era amarga hasta ahora.

Los tres sobres de azúcar no pudieron endulzarme como lo hizo, lo está y seguirá haciendo Natalie Drop. 


* * *


Les mando un abrazo súper grande, zucaritas <3

Les mando un abrazo súper grande, zucaritas <3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Miradas azucaradas © ✔️ (AA #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora