Capítulo 41

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Me siento en una de las bancas de la cafetería vacía, solamente hay gente limpiando y arreglando el desastre que han hecho otros chicos. Shawn se sienta frente a mí, giro los ojos y miro hacia otro lado. Escucho que se aclara la garganta varias veces y se reacomoda en su asiento con incomodidad, pero hago como si no fuera consciente de cada movimiento que hace, él no tiene por qué saber que sus encantos me siguen haciendo débil.

—Escucha, Nat, sé que lo que viste se ve muy mal, pero no es lo que estás pensando. Hannah me besó...

—¿Eso es lo que quieres decirme? —interrumpo—. Shawn, no quiero saberlo, sé lo que vi.

—Yo no quería, Natalie, no quería besar a Hannah, ella vio a Liam y quiso darle celos robándome un beso —dice inclinándose hacia la mesa.

¡Vaya! Eso me asombra, no solo porque dijo que lucharía por él pues estaba cansada de su novio, me parece un acto de lo más desagradable ya que se supone que son amigos y lo ha utilizado; las personas que quieren a sus amigos, no los utilizan, menos con algo que es probable que los lastime.

—No te quitaste, estuve parada ahí esperando que lo hicieras desde que se te lanzó, lo vi todo, Shawn, le seguiste el beso. Eso quiere decir que lo disfrutaste, ¿o lo vas a negar?

—Pues sí, lo voy a negar, no lo disfruté. Estaba confundido, sorprendido... —Me pongo de pie, recargo mis manos en la mesa para mirar sus ojos más cerca.

—¿Lo ves? Estabas confundido, ¿sabes por qué lo estabas? Porque todavía la quieres, si no la quisieras no te hubieras confundido, te habrías hecho hacia atrás. ¿Si quiera pensaste un poco en mí mientras sucedía? Vi tu rostro, Shawn, ¿tienes idea de cuánto me dolió? Sé que no somos nada, que nunca lo fuimos y que no tengo por qué reclamarte, ¡Dios! Hasta me siento ridícula justo ahora. —Suelto un suspiro tembloroso, no quiero ponerme a llorar, así que aprieto los párpados—. Tal vez es mejor de esa forma porque tú no estás seguro de lo que quieres y yo no puedo estar con alguien que va a correr lejos de mí cada vez que ella viene.

—No, no, ¡no! No estaba confundido por eso, no dudo de lo que me haces sentir, Natalie. Me confundió que ella de pronto estuviera diciéndome esas cosas y luego me besara, fue la acción, no lo que sentí. No supe cómo reaccionar en ese momento, fue demasiado rápido, estaba en blanco completamente.

Abro los labios para tomar aire, esta conversación no me está gustando, no me gusta recordar una y otra vez lo mismo. Me desgasta y me entristece.

—¿Pensaste en mí mientras la besabas? —pregunto, a pesar de que sé que la respuesta no va a gustarme. Aunque suene estúpido, me sentiría un poco mejor si la respuesta es positiva porque al menos no estuvo solo pensando en ella.

—Cuando el beso terminó lo hice —susurra. Agacho la cabeza pues mis ojos se llenan de lágrimas, no pensó en mí ni una sola vez, hasta que pudo pensar de nuevo. Cuando consigo tranquilizarme y tragarme el dolor que siento, vuelvo a mirarlo, no sé qué es lo que ve en mi mirada, pero se levanta y niega con la cabeza. Sus manos acunan mi rostro con firmeza—. No estés pensando cosas extrañas, Natalie, no sentí ni la mitad de lo que siento cada vez que te beso, no se trata de Hannah ya, me di cuenta tarde de eso, tal vez no fue una buena forma para averiguar mis sentimientos, pero estoy tan seguro de que te quiero. Por favor entiéndeme.

Miradas azucaradas © ✔️ (AA #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora