Capítulo 03

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MIRADAS AZUCARADAS VUELVE A WATTPAD por tiempo indefinido\*-*/ Recuerden que este es el borrador de la historia, en el libro físico y en el ebook hay cambios <3

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Entro a la escuela quince minutos antes de que suene el timbre. Saludo a Greg con un asentimiento de cabeza, quien está aferrado a su novia como una lapa. Hago lo mismo con otros compañeros del equipo de atletismo y el taller de piano.

Lo siguiente que hago es buscarla, puedo identificar su cabello rubio donde sea. Hannah está parada frente a su casillero con los auriculares puestos, moviendo la cabeza al ritmo de la música, se me sale una sonrisita inconscientemente.

Me acerco sin pensarlo y me ubico a su lado, me enfoca tan pronto se da cuenta de mi presencia. Sus dos pupilas se topan con las mías, esboza una sonrisa gigante, y yo quiero besarla. Mierda, Shawn, contrólate.

—Hola, tú —saludo. Se quita los audífonos y los guarda en su bolso. Mi frente se arruga porque está actuado de forma muy extraña, toda callada y seria.

—Shawn, ¿dónde estuviste ayer durante el receso? Te busqué, pero no estabas por ninguna parte. —Su gesto de alegría cae. Me alarmo en cuando sus ojos azules se cristalizan.

—¿Qué sucede, linda? —pregunto, sintiéndome mal porque no estuve disponible para ella. Estaba muy ocupado limpiando la comida de mi playera, por supuesto que no funcionó y tuve que ponerme un suéter encima.

—Liam, de nuevo, me dejó. —Las lágrimas comienzan a salir, sus mejillas se mojan y todos su rostro es inundado por tristeza. Se me sale el aire al escucharla.

Mi primera reacción es atraerla y refugiarla entre mis brazos, no pone resistencia. Hunde su rostro en mi cuello y rodea mi cintura. Frunzo el ceño al sentir sus sollozos y cómo se moja mi piel. Odio verla llorar por ese imbécil.

—¿Por qué fue ahora? —Intento tranquilizarla cepillando las ondas de su cabellera.

—Dijo que no le presto atención por estar concentrada en el deporte. —¿Por qué es tan difícil para ese sujeto entender que Hannah ama su equipo de básquetbol? ¿Quiere más atención de la que ya le da? ¿Para qué si lo único que sabe hacer es pisotearla?

—Es un idiota, mereces algo mejor —digo, oliendo su perfume.

Nos quedamos silenciosos por un minuto, su respiración se relaja, pero su afiance no disminuye. Sigue en el mismo lugar, y a mí me gusta cómo se siente. La he abrazado muchas veces, me pregunto si nunca se ha dado cuenta de cómo late mi corazón cada vez que está cerca.

Hannah es la chica.

No me hace feliz verla triste, pero me alegra porque al menos tengo una oportunidad para demostrarle que la quiero, que yo aceptaría lo que le gusta y lo que no, que puedo ser el chico.

Miradas azucaradas © ✔️ (AA #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora