Capítulo 19

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Tomo una cubeta que encuentro en el baño de chicas y trago saliva. Respiro profundo al tiempo que entro en uno de los cubículos.

Ese pequeño renacuajo va a conocer la furia de Natalie Drop, me dará las gracias pues he decidido no recurrir a la violencia, solo ayudaré a darle una ducha... con agua sucia.

Sumerjo la cubeta en el retrete, una mueca de asco se apodera de mi rostro. Miro hacia otro lado o terminaré vomitada. Ughh.

A ver si después de esto le dan ganas de ir coqueteando por ahí con chicas que no son Jasmine. Apuesto a que nadie querrá acercársele.

Con el recipiente lleno de agua de caño, salgo del baño mirando hacia todas partes como si fuera un espía. Incluso creo escuchar la canción de la pantera rosa. Me pego a la pared y me escondo detrás de un casillero, asomo mi ojo y lo veo ahí, sacando sus libros.

Ahora verás, culo suelto que juega fútbol.

—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunta una voz , salto del susto.

Me giro sobre mis pies y contemplo a Harold quien me observa con diversión.

—Eh... —Pienso alguna excusa rápidamente. ¿Por qué tengo que ser tan torpe? Debí ponerme una sudadera con capucha negra, unos lentes oscuros hubieran quedado perfectos. Vamos, neuronas, bailen un tango, jueguen ping pong, espabílense—. El suelo está demasiado sucio, voy a trapear y echarle una mano a Juls.

Juls es la conserje de la escuela, tiene un lunar en su ojo derecho. Muchos alumnos se burlan de ella y le ponen apodos estúpidos, pero es una buena persona.

—No soy Shawn, no creo tus cosas locas, soy inmune desde que me arrojaste esa cosa en la cara —dice. Cuando nos pusieron como compañeros en el laboratorio, sufrimos un accidente. Se me resbaló el tubo de ensayo y cayó en sus pantalones, le dije que no ocurriría nada, pero le salió urticaria y no asistió a clases por dos semanas.

Observa el entorno y frunce el ceño cuando ve a Greg con una linda pelirroja que menea las caderas en un pantalón entubado. Me dan ganas de agarrarla de los pelos y hacer té de jamaica con ellos, después podría ponerle uno de esos calzoncillos con candado.

—¿Qué mierdas está haciendo ese sujeto? —Eso mismo me pregunto yo.

Los dos mencionados pasan frene a nosotros: ella ni se inmuta y él evita el contacto visual.

Eso, deberías temerme, podría convertirte en piedra, cabrón.

El timbre suena, veo el momento exacto en el que Jas sale de su aula de clases y se topa a su novio con esa chica, se le queda mirando y se da la vuelta. Quiero ir a consolarla, quiero apretar su mano y decirle que todo estará bien; pero me percato de que Harold ha visto lo mismo.

Sonrío con malicia, escuchando al diablito que juega con su cola en uno de mis hombros.

—La pregunta aquí, Harold, es ¿cuánto te tardarás en ir a abrazarla? —Le doy unos golpecitos en la espalda y olvido la cubeta, perdiéndome en el pasillo repleto de estudiantes.

Miradas azucaradas © ✔️ (AA #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora