Capítulo 22

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Entro a la escuela y una rubia se me lanza, me envuelve en un abrazo. Planeo echarme hacia atrás para preguntar qué ocurre, pero en cuanto siento la fuerza de sus sollozos, le regreso el agarre.

Hannah hunde su cabeza en mi pecho y llora desconsoladamente. Intento resistir las ganas que llevarla afuera y permitir que me explique a solas, termino cepillando su cabello sedoso. Me balanceo con suavidad porque sé que eso suele calmarla.

No soporto verla llorar, no puedo borrar la aprehensión que siento en mi pecho al sentir su tristeza. No sé qué hacer para que esté mejor. Hannah rompe mis barreras y los obstáculos que ponga entre los dos, es feo darse cuenta de ello, de lo fácil que es caer.

—¿Qué pasa, linda? —pregunto en un susurro.

—Es mi abuela, está en el hospital. —Suspiro profundo y hago más fuerte el abrazo, sé que la ama sobre todas las cosas, es la única que apoya sus decisiones, aunque al final hace lo que sus padres ordenan. Voy a preguntar, pero se me adelanta—. Se cayó de las escaleras y se quebró una pierna. Había sangre por todas partes.

Vuelve a lanzar una serie de lloriqueos que me ponen los nervios de punta, siento que no puedo abrazarla lo suficiente para consolarla.

Espero a que se calme para poner distancia, sus suspiros de dolor disminuyen y se quedan en lentas y profundas inhalaciones. Limpio las lágrimas que resbalan por sus mejillas y le doy una sonrisa.

—Todo va a salir bien, solo fue la pierna, Han. Además, la señora Bo es la anciana más fuerte del mundo. —Sorbe por la nariz, sus comisuras tiemblan, solo entonces me siento un poco mejor.

—¿Podemos hablar en otro lado? En serio lo necesito, estos últimos días han sido difíciles, quería llamarte, pero mis padres me prohibieron todo. Quiero sacarlo, quiero dejar de llorar cada vez que la recuerdo tirada en el suelo. —Su vista vuelve a nublarse, su voz temblorosa me hace asentir con preocupación.

Hago la seña para que caminemos por el pasillo, me detengo de golpe cuando la escucho.

—S-shawn. —La vocecita tartamuda de Nat a mis espaldas me hace sonreír. Me doy la vuelta para saludarla—. ¿Estás ocupado? Me gustaría hablarte de algo.

Quiero decirle que puede hablarme de lo que sea, que me gustaría porque no he dejado de pensar en ella; luego recuerdo que Han me ha pedido tiempo para desahogarse, seguro Natalie puede esperarme unas horas, ¿no?

—¿Puedo buscarte en el almuerzo? —pregunto—. Lo que pasa es que Han está teniendo un momento difícil y me necesita.

Por un instante dudo, más cuando Natalie mira hacia otra parte y se queda enmudecida unos cuantos segundos mirando a la nada.

—De acuerdo, te veo luego. —No alcanzo a detenerla para pedirle que bese mi mejilla porque se escabulle muy rápido y se pierde en el mar de estudiantes. Hago una mueca, no obstante, no voy detrás de ella.

Miradas azucaradas © ✔️ (AA #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora