Capítulo XXV

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-Narra Amy-

...¿Qué fue eso? ¿Qué ocurrió? Estoy más que ida, me siento sumamente tarda y apuesto a que ya está poniéndose el sol; me he pasado el resto del día en esta cama de lo que parece ser mi, ahora, cuarto. Tomé unas pastillas del buró, eran los desinflamantes que Shadow quería que tomara, ¿Por qué él...? No entiendo nada. Estoy perdida, sumergida por completo en mis pensamientos, no sé por qué tengo un presentimiento bueno y otro malo, y por si no fuera mucho, no sé por qué los tengo o hacia qué...estoy completamente jodida de todo.

Quiero levantarme, bajar a la sala y ver si él está allí, pero mi espalda me lo impide, ¡ash! Tendré que quedarme ya todo el resto del día y eso es aburrido, muy pero muy aburrido...ni modo, ahora hasta mañana. ¿Qué estará haciendo?

-Narra Shadow-

—Maldito quejoso, callate.

—Si, claro, como tú no eres el que casi se queda sin brazo, estúpido.

Ya casi llegaba el atardecer y había dejado todo en su lugar, llevé a Rose a su (quiero creer) cuarto, su mochila, su arma que dejó en el pasto del jardín, y sus medicamentos que necesitaba tomarse para que estuviera mejor y pudiera dormir en la noche; sólo faltaba una cosa: El estúpido de Scourge dramático que sentía perder su brazo, maldito bastardo verde. Ya había desinfectado su cortada y después de haberla suturado, solo hacía falta ponerle el vendaje y es ahí, donde comenzó a quejarse otra vez.

—¡Duele, imbécil! —expresa el verdoso.

—¿¡Te quieres callar!? Andas muy marica el día de hoy. —Le pongo un broche para fijar el vendaje y me aparto de él exasperado—. Alardeas de ser fuerte e invencible y me sales con esto.

Se logra levantar, camina atrás de mí y mueve su brazo acostumbrándose al dolor—. Si no fuera fuerte esa eriza me hubiera derribado más de una vez, y además, no entiendo tu comportamiento con ella, eres benevolente y actúas como si fuera una muñeca de porcelana y de la nada ya le estás gritando estupefactos...—《Tiene que ser una broma...》Retuerzo los ojos de tremendo sermón que empieza a soltar—; joder, Shadow, decidme de una vez que traes entre manos. —Esas afirmaciones sólo me hicieron ver que este tardo me estuvo espiando en la sala, que maravilla.

—¿Crees que soy benevolente por gusto propio? Lo hago por obligación; este plan está por completo en mis manos y no quiero que falle, no si realmente se puede lograr.

—Haré como que te creo, aunque puedo sentir otras intenciones tuyas y mira...

—Calla, no sabes nada —Le interrumpo con fastidio—, pero solo porque ya te dije que te necesito te diré lo que harás para mañana más tardar.

—¿Tan rápido me harás trabajar?

—Si, para eso estás aquí, además esto que te pediré no es como los trabajos anteriores, sólo tienes que hablar con alguien. —Había entendimiento en ambos de lo que hablábamos, no queríamos elevar la voz por la posibilidad de que la rosada nos escuchara, pero también no necesitaba especificar muchas cosas.

*AL ANOCHECER...*

-Narra Amy-

Me siento ya bastante bien, el dolor disminuyó y eso me hizo sentirme más a gusto de lo normal, incluso comencé a sentirme soñolienta y adormilada... ¿Ese erizo me habrá drogado? Joder, no puedo dejar de imaginar un montón de... ¿Tonterías?

Oigo pasos por fuera del cuarto, alguien sube las escaleras y yo miro fijamente la puerta esperando a que ese alguien entre, porque aseguro que viene para acá. No tocó, solo entró con calma y lo seguí mirando ya con algo de incomodidad, está bien que sea su casa de Shadow pero por qué no tener educación.

—Espero y te sientas mejor, no quiero escuchar que te quejas en la noche.

—Por lo único que me quejo ahora es porque hayas entrado sin tocar.

Sorprendido, Shadow expresa irónico—. ¿Perdón? ¿Tengo que tocar para entrar a MÍ cuarto? Vaya eriza posesiva y delicada que eres. —¿¡Qué!? Estúpido, pero ya aprendí a devolverle sus chistes y sarcasmos.

—Claro, ¿Qué esperabas? Que tu no sepas atender a tus invitados es otra cosa... —Mi respuesta lo impulsa a acercarse al borde de la cama.

—Tú no eres un invitado, eres alguien detestable que vino a meterse en mi casa por interés...

Me cruzo de brazos mirándolo hacia arriba—. Como si TÚ no tuvieras interés.

—¿interés? ¿Qué clase de interés puedo tener por ti? No me sirves en lo absoluto. —Bien, sigue queriendo hacerme sentir menos o hacerme enojar...no lo logrará, no hoy.

—¡Ja No lograrás Hacerme sentir mal...

—No busco hacerte sentir mal, sólo te digo la verdad, no me sirves en lo absoluto. —A pesar de mirarme fijamente, sus ojos no transmiten nada, es como si la veracidad estuviera siempre presente y me asusta...me asusta demasiado. No quiero imaginarme el pasar más tiempo con él...; ahora me siento mal.

—N-o te creo nada, y-ya sé lo que piensas y...

No pude terminar mi frase, se volteó de golpe y se dirigió al baño que había al fondo de la habitación, me quedé atónita por esa acción repentina y simplemente ya no pude continuar.

—Maldita sea, Rose, aprendes rápido. —¡Woooo! ¡Lo sabía! Me grita aquello desde el baño. Estaba probando de nuevo mi capacidad de irritabilidad, y lo superé, aunque casi me dejo llevar.

—Sé que soy tonta pero ya no me dejaré llevar — todo lo estaba diciendo con un aire de superioridad y victoria al estilo héroe de Mobius que es Sonic, vaya que esto se sentía extraño.
—, estoy aprendiendo muy rápido y todo gracias a... —No quise continuar, él tenía que saber de quién hablaba.

Regresando al cuarto y hurgando en un mueble, expresa—. ¿De Sonic? ¡Jajaja! No lo creo, sabes.

—No, no, todo gracias a ti. —Voltea a verme de soslayo y sonríe.

—Por favor, no digas sandeces, no he hecho nada para que creas eso.

Acomodando mi espalda en la cama, contesto—. Por supuesto que si, tus sermones y regaños...

—No es suficiente, eso no es bueno motivo.

—¡Qué si! Me has ayudado, lo has hecho.

—No, todo lo que has hecho es por tu cuenta, no por la mía. —Podría seguir discutiendo, pero no ganaría nada...no sé, seguiré dándole la razón porque en parte suele tenerla en diferentes ocasiones.

—Bien, bien, yo hice todo —Me giro dándole la espalda y con la intención de que se marchase y me dejara dormir...o mínimo me dejara sola.

—Qué cómoda te ves, se ve que eres una descarada al sentirte dueña de cuartos ajenos —¡ay! Me tocó la espalda y esa sensación de escalofríos recorre una vez más mi cuerpo, provocó un espasmo y volteé de golpe...ahora aprendí, que nunca debo de darle la espalda a alguien como él.

—eres un cabron...

—¡Vaya, vaya! ¿Aprendiste también a ofenderme?

—Eso ya lo sabía, sólo que sólo aquél que se lo gana me conoce.

—¡Joder! Soy muy afortunado...en fin —Sarcastico, me mira —, te quejaste así que supongo que tomaste los fármacos que te he dejado y por consiguiente, ya no sientes tanto dolor como hace un rato.

—am, realmente no, sólo sentí esos escalofríos y el dolor si ha disminuido...

—Bien, solo por hoy dormirás aquí, para mañana te irás a el cuarto de huéspedes. —camina a la puerta.

—Oye, ¿entonces este es tu cuarto? ¿Por qué no me llevaste al de huéspedes de una vez? —Abre la puerta y se dirige otra vez a mi.

—Porque no está listo... Además, esta cama es más cómoda que en la que dormirás próximamente y no era adecuada para tu espalda. Nos vemos ya mañana.

A salido y yo vuelvo a dar la espalda para intentar dormir...no es muy tarde, pero realmente quiero descansar. Comienzo a creer que los días próximos serán arduos y muy intensos...tengo qué mejorar, sé que puedo, tengo que mentalizar todavía más todo lo que deseo hasta conseguirlo...lo voy a lograr.





My Name is Amy •|REEDITANDO|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora