- Bien. 

    - ¿Te imaginabas que tu vida cambiaría tanto?- preguntó de repente, mirándola a los ojos. 

   Lexa apretó la mandíbula, dibujando un gesto serio en su rostro y profundizando sus ojos verdes en los azules de ella. Por un momento, Clarke se tensó, hasta que de nuevo, una sonrisa se dibujó en los labios de la Comandante. 

   - No- aseguró, pasando un brazo por el hombro de la rubia. - Pensaba que mi vida se limitaría a vivir y morir como Comandante en Polis, sacrificándome e imponiendo la ley de que la sangre pide más sangre. 

   Clarke sonrió y se pegó más a ella, sintiendo el calor que irradiaba su cuerpo, aquel al que llamaba hogar tantas y tantas veces desde que la conocía. No había día que no tuviese la enorme necesidad de pasar un par de horas simplemente abrazada a Lexa, intentando que sus brazos hiciesen el trabajo de hacerla olvidar por todo lo que habían pasado, cesando sus pesadillas diarias y sumiéndola en una agradable tranquilidad. Pero en ese momento, la tranquilidad se la proporcionaron sus propios amigos. Estaban subidos en uno de los torreones de las afueras de Arkadia, cerca del lago. Clarke escuchó en seguida la voz de Monty pidiéndoles que subiesen y cuando lo hicieron, se encontraron con el mejor de los abrazos. 

   Lexa se había convertido en una parte importante de sus amigos. Colaboraba en tareas con ellos cada vez que podía, intentando aprender de todo un poco, quizás por eso Clarke admiraba aun más si cabía a la Comandante. Era como una niña pequeña capaz de absorber todo y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Apenas quedaba algo de la Lexa fría y dura que conoció el primer día. Esa persona quedaba tan lejos que sólo podía quedarse con los buenos recuerdos del pasado. 

   - ¿Por qué no estáis abajo?- preguntó Clarke. 

   - Bellamy tenía que hacer el turno de vigilancia aquí y decidimos hacerle compañía- contestó Jasper, encogiéndose de hombros. 

   Desde la última batalla, la unión se hizo aun más notable entre ellos, eso era indudable para cualquiera que los conociese. 

    - En momentos como éste me queda claro que por fin, todo ha acabado- suspiró Raven, apoyada a una de las aberturas del torreón y dejando que Octavia la abrazase desde atrás. 

    - Todo ha acabado como empezó...- admitió Octavia segundos después, ganándose las miradas de sus amigos. - ...Con los 100. 

    Los 100 fueron enviados a la Tierra con una clara idea: volver a su hogar y sobrevivir. Ahora ya no eran 100 personas, muchos habían caído a lo largo del camino y otros, simplemente, se rindieron antes de tiempo, pero ahora, ellos estaban ahí, observando como todo se reconstruía con sus sacrificios, sus perdidas y su sangre. 

    Lexa apretó la mandíbula y asintió. 

   - Con los 100 y su Comandante- la corrigió Bellamy con una sonrisa, dibujando un par de risas entre sus amigos. 

   - ¿Creéis que habrá más momentos así? - preguntó Monty, entrecerrando un poco más los ojos. - Como los de la batalla, como cuando pisamos la tierra. 

    La Comandante se encogió de hombros. Era una pregunta un tanto comprometida porque nadie podía asegurar que pasaría mañana. Ni siquiera ella, que parecía tener los asuntos de Polis perfectamente controlados desde Arkadia. Sólo sabía que los suyos vivían en paz con el resto y que hasta ahora, el tratado de paz y las nuevas leyes eran aceptadas y cumplidas por todos y esperaba que eso fuese así mucho más tiempo porque si algo tenía en mente de manera clara, era la idea de que vendrían más tiempos difíciles. Era algo inevitable cuando se reconstruía, pero para entonces, estarían preparados. 

May we meet again. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora