Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]

Estoy confundida...

Will se quedó de piedra. Pero no volvería a dejarla ir.

-No puedes irte... Te propongo un trato. Ve a caminar. Da un paseo. Aclara tus ideas. Y regresa. Regresa aquí. Sal un poco y decide. ¿Quieres estar conmigo? Si no, yo... Intentaré sobreponerme a eso. Pero si aclaras lo que sientes y decides volver conmigo, aquí estaré. ¿Vale?

Ella lo pensó un rato y asintió aliviada.

-Bien. Entonces ve.

-¿Ahora?

-¡Claro! ¿Crees que puedo esperar hasta el almuerzo para una decisión así?

-Will, es domingo y son las siete de la mañana. ¿No puedo ir luego?

Will fue terminante.

-No. Ve ahora.

Helena suspiró. Will sonrió y le dio un beso en la frente. Retuvo su boca sobre la frente de Helena varios segundos más de lo necesario: Aquella podía ser la última vez que sus labios tocaran su delicada piel.

-Te quiero, nena. A pesar de lo que decidas.

Ella asintió con la cabeza y se vistió.

A pesar de que fuese verano, era muy temprano y hacía un poco de frío, por lo que la pelirroja se llevó una chaqueta que estaba en el armario y salió a la calle.

Dentro del apartamento, Will rogaba a todos los santos que su plan funcionase. Oh, sí, claro que tenía un plan. Will Radcliffe no pensaba dejar ir a la única chica que alguna vez había amado y que ahora seguía amando. Iba a pelear por ella. A cualquier costo.

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Helena salió con las manos en los bolsillos. Lo que estaba haciendo le recordaba a aquella vez que había ido a visitar a sus padres al cementerio a escondidas de Rupert y Emma, para darles un último adiós.

Pero no podía pensar en eso. No ahora.

"Ahora mis padres son Rupert Grint y Emma Watson, no puedo darme el lujo de pensar en ese asunto. Tengo que estar con el tema de Will."

A esa hora, las únicas personas que estaban en la calle eran los madrugadores, los que trabajaban los domingos y las parejas que, "como yo" pensó Helena, habían pasado la noche del sábado juntas y se despedían en los umbrales de las puertas.

-Vaya, quién hubiese dicho que había tanta gente que no va a los boliches los sábados.-Murmuró.

Sus pasos la llevaron a un parque. Un parque en el que Will la había besado millones de veces. Pero ahora estaba sola. Sólo había algunas personas además de ella.

Se sentó en un banco. Sola. Pensativa, vio llegar a una pareja al parque. Ambos se veían muy felices. Parecían Daphne y Ryan. Pero cuando la pelirroja enfocó la mirada, vio que no eran ellos. El cariño existente entre ambos la había confundido. Aunque, ahora que lo pensaba, no recordaba que su cuñada tuviese el pelo azul...

Helena sonrió. Su corazón protestó al notar que ambos jóvenes se besaban y desvió la mirada hacia la calle.

Aburrido. Autos que pasaban.

Helena sabía que no podía tomar una decisión así. Era ridículo siquiera suponer que sería capaz de hacerlo. No podía pensar con claridad. Y aún sentía los labios de Will sobre su frente y su voz.

"Te quiero, nena."

"Te quiero." Él había dicho eso. No "te amo". "Te quiero".

Helena llevaba un mes deseando oír "te amo". La noche anterior se sentía tan segura de todo. Pero ahora...

Imágenes de la noche la invadieron.