―CAPITULO 5: NO MÁS OSCURIDAD.

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―¡Mika!

―Pero si... Oye, Yuu-chan, estás suavecito.

― ¡Idiota, hazte a un lado!― Empujó a Mikaela a pesar de ser él quien habían invadido su espacio. 

《Estoy ciego, fue su culpa》Se excusó el ojiverde en sus pensamientos. Ambos niños terminaron sentados a una distancia prudente, ni muy cerca y no muy lejos. 

El rubio divertido, no podía despegar su vista de Yuu.

Durante los seis años que llevaban de amistad, Mikaela podía contar con los de una de sus manos las veces en que Yuichiro lo había abrazado. A pesar de que solía tocar todo con sus manos, evitaba hacer mucho contacto con él, a excepción de cuando se tomaban las manos.

Suspiró y volvió a recostarse en el suelo, esta vez boca arriba.

― ¿Sigues molesto?― Escuchó. Arrugó su frente sin comprender y tomó el control del dvd para reproducir el siguiente capítulo. Eligió entre la lista que los marcaba y hasta que inició, no se giró para ver a Yuu.

―¿Por qué estaría molesto, Yuu-chan?― Le respondió confuso. El azabache no dejaba de jugar con el borde de su camiseta roja, un gesto que a Mika le pareció adorable.

―Por lo del auto. La vez pasada. Gritaste muy feo y... tu nunca me habías gritado... idiota― Murmuró el ojiverde. No quería que pareciera que estaba avergonzado, así que agregó la última palabra para que Mika supiera que estaba molesto por eso.

―Me asusté. No quise gritarte, perdóname Yuu-chan― Mika estiró su mano para tomar la de su amigo. El contrario no la evitó, no la apartó, pero tampoco correspondió el agarre. Le aliviaba y le bastaba simplemente el toque de Mika. Lo cual, claro, nunca admitiría.

Aunque Mikaela era su mejor amigo, no podía contarle que últimamente se sentía extraño con respecto a él. Yuu era consciente de todas las cosas que el rubio hacía por él, lo mucho que lo cuidaba y todo el tiempo que pasaban juntos. Le preocupaba depender tanto de él, y le preocupaba aun más que en realidad no le importaba depender tanto de Mika. 

―Como sea, no vuelvas a gritarme―Dijo entre dientes.   Guiándose por la mano de su amigo, Yuu se recostó en perpendicular con el rubio, recostando su cabeza sobre su estómago.

Mikaela se sorprendió ante la acción; no podía verle el rostro al azabache pero lo conocía tan bien como para predecir que sus mejillas podrían estar rojas... igual, sentía el calor del rostro de Yuchiro sobre su camisa.

Sonrió animadamente y sin perderse de la oportunidad, escondió los dedos de su mano en los cabellos negros para acariciarlos mientras seguían viendo el siguiente capítulo.








Iniciaba marzo, la primavera estaba a la vuelta de la esquina y el calor del sol se llevaba las sobras de un invierno suave. El viento seguía siendo fresco, pero nada que una sudadera o una chamarra ligera no pudiera arreglar. 

Ambos niños debían esperar a la llegada del Hyakuya mayor; a base de pucheros y suplicas ambos habían conseguido permiso para visitar el parque de diversiones de la ciudad. Cada cierto tiempo, llegaban expositores de diferentes partes del país, traían al circo de acróbatas y muchos juegos mecánicos. Era algo realmente enorme.

Resultó que Yuichiro nunca visitó alguna, y fue la oportunidad perfecta para Mika para conseguir permiso. Y así fue, pero debían ser acompañados por Guren.

Por eso, Mikaela amaba los viernes; Podía hacer muchas cosas divertidas con Yuu sin preocuparse por la tarea o por dormir temprano.

Como algo extra de diversión, los niños invitaron también a Mistuba. Se encontrarían con ella en la entrada del parque. 

► Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora