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-Vamos, háblame.

Nada.

-Por favor.

Ni una palabra.

-No puedes seguir enojado.

Ni un gesto.

-Por favor, cielo.

Nada. Nada de nada de nada. Nada.

Emma suspiró y siguió caminando en dirección a su casa, ignorando las molestas punzadas de dolor que sentía en su vientre: El embarazo se quejaba por hacerlo correr. El bebé, mejor dicho.

Pero en una esquina no pudo con una puntada especialmente fuerte y se cayó.

Rupert, aunque estaba enfadado con ella, tenía reflejos rápidos y no dudó en atraparla antes de que cayera.

Emma estaba blanca como la cera y respiraba con dificultad.

-Emma... No... No otra vez... Por favor no...

Ella sonrió. Lo atrajo hacia sí y lo besó. Aunque su decisión casi los hace caer a ambos.

Rupert puso su brazo protectoramente alrededor de Emma y la ayudó a caminar con cuidado para que no volviera a caer. Incluso tenía su otra mano en su vientre, lo acariciaba con dulzura y lo sostenía como si también fuese a caer.

Cuando llegaron al edificio, Rupert notó un problema.

-Malditas escaleras...

No podía cargar a Emma por allí y las escaleras eran angostas, no entraban dos personas al lado.

Emma tomó una actitud valiente, se aferró al pasamanos y comenzó a subir.

Rupert se apresuró tras ella para evitar que cayera.

Tres pisos pueden ser una tontería.

Sesenta escalones. No es mucho.

Pero para una mujer embarazada que acaba de correr más de treinta cuadras para visitar a su 'sobrina', y que casi se desmaya en la vereda; y para su esposo que corrió tras ella y está descalzo, sesenta escalones son igual que tres millones.

Emma sentía que con cada paso que daba caería. Y Rupert tenía tanto miedo de que efectivamente cayera y se hiciera daño que no miraba por donde caminaba, y en ocasiones casi se tropezaba también él.

Cuando llegaron al apartamento, Emma fue directo a su cuarto sin saludar a Arthur, sentado en el sofá mirando televisión.

Rupert miró por toda la sala, pero Daphne y Ryan no estaban.

"Deben estar charlando en algún cuarto."

Intentando convencerse a sí mismo de que así era, y luego de saludar a Arthur, entró en su cuarto.

O eso intentó.

No podía.

Emma se había encerrado dentro.

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-Tienes... El cabello... Enredado...

Helena rió.

-Lo siento... Todo ha sido tan... Repentino y... No... He tenido tiempo... De nada.

Will sonrió y siguió besándola.

-Mejor lo solucionamos.

Con el propio cabello de su novia, le ató una coleta y la echó hacia atrás.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Where stories live. Discover now